El fenómeno Alexandria Ocasio-Cortez: por qué no ocurre en España

Alexandria Ocasio-Cortez se ha convertido en el símbolo de la nueva izquierda en Estados Unidos. Su ascenso ha ido en aumento gracias a su cercanía y compromiso con causas que afectan a la población. Su perfil reivindicativo y con un fuerte enganche mediático es algo a lo que no está acostumbrada la política española.

La izquierda, representada por PSOE y Unidas Podemos, carece de una representante con tanto peso e influencia como es el caso de Ocasio-Cortez. La congresista, que se convirtió en la más joven en obtener este cargo, ha sabido adaptar la antigua mentalidad política a los nuevos tiempos y atraer con su fresco discurso a los más jóvenes. Y eso preocupa cada vez más a sus opositores.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ A TRAVÉS DE SUS DISCURSOS

Con un tono directo, sencillo y llamativo, la congresista ha sabido ganarse el favor del público. Tan solo tiene 29 años y esta característica la hace propensa a conocer mejor lo que piensa la gente más joven. Además, su mensaje mantiene un clara línea política, centrada en los asuntos sociales, que se ha convertido en su principal carta de presentación. 

Entre sus medidas estrella se encuentran la defensa de la sanidad y universidad universal, la eliminación del Servicio de Inmigración o su constante lucha contra la corrupción. La problemática del cambio climático también es una de las premisas que Ocasio-Cortez ha defendido con fervor. 

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»48010″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Precisamente fue su discurso sobre este tema el que ha traspasado las fronteras de su país y ha servido de ejemplo en otros lugares del mundo. La joven arremetió directamente contra el sistema estadounidense y reprochó a la clase política que supieran desde hace años que el cambio climático era un hecho y “no se hicieran inversiones importantes para preparar al país para lo que sabíamos que estaba llegando”.

Ocasio-Cortez sabe lo importante que son las nuevas tecnologías y las ha convertido en su mejor aliado para hacer llegar su mensaje al mundo. Lleva tan solo siete meses siendo miembro del Congreso, pero ha hecho más ruido que otros veteranos políticos. Sus palabras llegan a diario a través de los medios tradicionales, pero ella donde mejor se mueve es en las redes sociales.

Tan solo en Twitter acumula más de cinco millones de seguidores. Esta plataforma se ha convertido en su mejor aliada, no solo para mostrar sus ideas y propuestas políticas, sino también para mostrarse tal y como es. Un escaparate donde acercarse a los ciudadanos y demostrar cómo funciona la nueva generación de políticos, más cercanos con la sociedad.

LOS ATAQUES DE LA OPOSICIÓN

Sus potentes discursos, cargados de pragmatismo y valentía, le han servido para iniciar una guerra contra el partido republicano, y más concretamente, contra el presidente Donald Trump. Alexandria Ocasio-Cortez nació en el seno de una familia trabajadora en uno de los barrios más pobres de Nueva York. Su padre es estadounidense, criado en el Bronx, mientras que su madre es de origen puertorriqueño. Un aspecto que Trump ha utilizado para atacarla públicamente. 

En un reciente mensaje difundido en su cuenta de Twitter, el presidente arremetió contra los países de varias legisladoras, entre las que se encuentra Ocasio-Cortez, y los calificó de lugares “infectados de crimen”. Además, las instó a “volver a su país”. La joven congresista no dudó en contestarle públicamente recordándole que ella “procede de Estados Unidos” y retrató nuevamente el matiz racista con el que el presidente pretende menospreciar a la oposición.

No es la primera vez que el partido republicano pretende dañar la imagen de la congresista y consigue el efecto contrario. Un usuario en Twitter intentó ridicularizar y desacreditar a Ocasio-Cortez publicando un vídeo en el que salía bailando durante su etapa universitaria. Esta crítica, contrario a lo que esperaban, recibió el respaldo de sus seguidores, que vieron en la política el reflejo de cualquier otra chica estadounidense. 

La cuenta desde la que se publicó la secuencia acabó desapareciendo y la neoyorkina utilizó esa polémica para contestar con otro vídeo bailando, cargado de humor: “He escuchado que los republicanos piensan que es escandaloso que las mujeres bailen. Ya verás cuando descubran que una congresista también baila«. Una respuesta que consiguió el aplauso de sus miles de seguidores.

ESPAÑA, SIN UNA OCASIO-CORTEZ

La política española carece de un prototipo de parlamentario como es Alexandria Ocasio-Cortez. La izquierda no cuenta con un perfil de liderazgo que presente la frescura y personalidad aplastante con la que se ha dado a conocer la estadounidense. Y esto es responsabilidad de la propia estructura interna de los partidos.

En España no puedes presentarte como figura independiente sin adherirte a ninguna formación. Los congresistas y senadores españoles tienen que afiliarse sí o sí a un partido para poder pertenecer al entramado político nacional. Algo muy diferente a lo que ocurre en Estados Unidos.

La propia historia de Alexandria Ocasio-Cortez demuestra esta diferencia. Ella se presentó de manera independiente para ser elegida como representante del distrito de Nueva York y resultó ganadora sin necesidad de formar parte de ninguna agrupación. Fue cuando ganó las elecciones primarias, frente al veterano Joseph Crowley, cuando se integró en el partido demócrata. 

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»48117″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

La segunda causa que complica el nacimiento de una política con ese perfil es la libertad de discurso. La militancia de un partido en España no puede salirse de la línea fijada por la formación. Se trata de un sistema más encorsetado, que te obliga a adoptar el pensamiento unificado de la dirección. Sin embargo, en Estados Unidos no hay doctrinas y cada congresista puede defender sus ideales sin necesidad de contar con el beneplácito del partido.

Para que nazca un modelo semejante al de la neoyorkina hará falta que cambie la propia concepción de la política. Cada vez hay perfiles más jóvenes que prometen dar un soplo de aire fresco a las instituciones, como es el caso de Irene Montero, Inés Arrimadas o Gabriel Rufián. Sin embargo, aún queda mucho trabajo interno por hacer si se quiere conseguir una Alexandria Ocasio-Cortez en las instituciones españolas.