Javier Esparza, lÃder de UPN, todavÃa no se ha repuesto del jarro de agua frÃa que ha supuesto el pacto entre el PSN-PSOE, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra. Este ‘chapuzón’ ha dejado frÃas a las filas regionalistas, que vieron como su fiesta se aguaba tras varios meses de euforia.
La ‘pool party’ comenzó en abril, cuando el artefacto ideado por su lÃder, Navarra Suma, se convertÃa en modelo a nivel estatal para el alicaÃdo centro-derecha estatal: Navarra Suma mantenÃa a raya a un PSOE que se disparaba en el resto de autonomÃas.
A finales de mayo Navarra Suma lograba sus tres objetivos: recuperar el poderÃo municipal que perdió cuatro años atrás (Pamplona, Tudela o Estella); lograr un triunfo a nivel autonómico tras superar los pronósticos de todas las encuestas (20 escaños); y superar en su alianza con PP y Ciudadanos al denominado ‘bloque del Cambio’, que sumó 19.
Este último hecho posibilitaba que Javier Esparza se convirtiese en presidente de Navarra gracias a la abstención del PSN, que podÃa cumplir su palabra y no investir directamente al lÃder de UPN. Pero MarÃa Chivite, distanciada por Esparza tras sufrirle durante cuatro años en el Parlamento, ha roto los esquemas.
UNA ESTRATEGIA DUDOSA
Cierto es que en UPN se impuso la mesura en los últimos meses de la pasada legislatura gracias a que Esparza comenzó a escuchar los consejos de José Andrés Burguete, un exconsejero del extinto CDN que ahora se ha incorporado a la formación regionalista.
UPN rebajó sus ataques al euskera, no mentó la Ley de Memoria Histórica e intentó hacer malabares para casar su discurso con el de una formación antiforalista como Ciudadanos. Pero no fue suficiente: el centro-derecha navarro, carente hasta la fecha de autocrÃtica, ha logrado en 2015 y 2019 los peores números de su historia.
Pero Esparza, aferrado a su éxito estatal, cosido a sus triunfos municipales (la mayorÃa gracias a que el PSN no quiso pactar con EH Bildu), y sostenido por sus nada desdeñables 20 escaños, ahora se prepara para ejercer de nuevo la oposición pese a cierto run run interno que invita a abrir un proceso de renovación de su liderazgo.
Navarra Suma liderará la oposición a nivel autonómico y Esparza se aventura a algunas voces que dicen que MarÃa Chivite no terminará la legislatura en pie. Algunos históricos del PSN temen que UPN ejerza una especie de pinza junto a Euskal Herria Bildu para bloquear el Parlamento.
ESPARZA, OCHO AÑOS EN EL DESIERTO
Enrique Maya (Navarra Suma) recuperó en junio la vara de mando de Pamplona y aseguró en una entrevista con Navarra TV que él no se hubiese mantenido durante ocho años en la oposición. Estas declaraciones fueron advertidas dentro de UPN como un dardo a Esparza, que pretende seguir liderando la oposición.
El lÃder regionalista ha enviado una carta a sus afiliados para denunciar que MarÃa Chivite «ha puesto al mismo nivel a quienes justifican los asesinatos de ETA y a quienes los padecimos» y ha prometido, en claro guiño a su continuidad, que «denunciaremos todas y cada una de las cesiones que se hagan al independentismo vasco».
Esparza agradece «el apoyo recibido a lo largo de estos meses tras la celebración de las elecciones» tras recuperar «alcaldÃas tan importantes como Pamplona, Tudela, Egüés, Barañáin, Burlada o Estella, entre otras».
Y afirma que «pese a haber sido la lista más votada para el Parlamento con un 36,5% de los votos, y casi doblar en número de parlamentarios a la segunda fuerza, el PSN ha preferido pactar el Gobierno de Navarra con Geroa Bai, Podemos e I-E y aceptar las abstenciones de Bildu, que, como ellos mismos han dicho, no son gratis».
ESPARZA ARREMETE CONTRA EL PSN
Esparza asegura que «desde el dÃa siguiente a las elecciones, hemos tenido la mano a los socialistas en reiteradas ocasiones para llegar a un acuerdo que permitiera conformar un gobierno constitucionalista en Navarra, pero ni tan siquiera se han querido sentar a hablar». «Nos han puesto al mismo nivel que EH Bildu«, ha asegurado.
Y dice que los socialistas «han puesto al mismo nivel a quienes hemos estado construyendo Navarra y a quienes se han dedicado a paralizar y torpedear todo lo que suponÃa progreso y bienestar. Han puesto al mismo nivel a quienes justificaban y lo siguen haciendo a los asesinatos de ETA y a quienes, junto a muchos otros ciudadanos, los padecimos».
También ha admitido que presionó en Madrid a la vez que protestaba por las presiones del PNV sobre Navarra: «Las gestiones para evitar que en Navarra se consumara esta tropelÃa también las hemos llevado de manera muy intensa en Madrid, pero el PSOE de Pedro Sánchez se ha negado a impedirlo. Hemos tenido una repercusión importante en medios de comunicación (El Mundo, ABC, COPE, Trece, Libertad Digital y OK Diario) y toda España ha podido ver lo que estaba pasando en Navarra».