Ana Julia Quezada admite haber matado a Gabriel Cruz, aunque asegura que ‘fue un accidente’

Ana Julia Quezada, autora confesa del asesinato de Gabriel Cruz, de ocho años, el pasado 27 de febrero de 2018, se ha declarado inocente en sus primeras declaraciones ante la Audiencia Provincial del Almería.

La homicida asegura que la muerte del pequeño se produjo de forma accidental. «Me llamó ‘negra fea’, le tapé la boca y no recuerdo más; sólo quería que se callara», afirmó Ana Julia, que fue descubierta mintiendo de forma descarada ante una pregunta lanzada por la Fiscal en la que se hacía referencia a una conversación que la acusada había mantenido con un hombre el 5 de marzo y en la que arremetía contra la madre del menor.

«No, no lo recuerdo» contestó al respecto, pero el audio que se ha escuchado en la sala la dejó en evidencia y tuvo que reconocer sus palabras.

También fue cuestionada acerca del fin de semana en el que tuvieron lugar los hechos. Tras hacer referencia a las rutinas diarias de Gabriel, relató lo acontencido aquel 27 de febrero de la siguiente forma: «Ángel se fue a trabajar, yo me hice un café, Gabriel se levantó y le pregunté si quería que le hiciera el desayuno, me dijo que sí y le hice un colacao y un bollo. Se vistió él solo, no es cierto que le vistiera yo. Al levantarse le dijo a la abuela: ‘Qué ropa me pongo’. ‘La que te pusiste ayer’. Él salió a la calle y yo le dije: ‘Ponte una chaqueta que hace fresquito’. Se fue y regresó luego, y se volvió a marchar».

«YO SOLO QUERÍA QUE SE CALLARA»

«Luego comimos los tres. Macarrones con tomate y bonito, creo. La abuela hizo algo rápido. Acabamos de comer y la abuela le dejó ir después de 10 minutos. Serían las tres y media. Lo vi antes de irse en la verja. Yo estaba en la puerta de la casa», continuó. Al ser cuestionada sobre si era verdad que al salir el menor llamó al padre para pedirle que quitase la alarma, respondió con un «No lo recuerdo.

La reconstrucción de los hechos continuó, según el testimonio de Ana Julia, indicando que tras llegar a la finca y quitar la alarma, Gabriel entró con un hacha en la mano. Al verlo, la acusada asegura que le dijo: «Deja el hacha que te puedes hacer daño», a lo que el niño le habría respondido: «‘Calla, que tú no me mandas, que eres fea, que yo no quiero que estés con mi padre, que yo quiero que mi padre se case con mi madre».

El relato continua asegurando que el menor le espetó «Negra, fea, que te calles, que tú no me mandas…». Al respecto, la autora del asesinato manifestó «Y yo sólo quería que se callara, sólo quería que se callara«.

VIO UNA PALA Y DECIDIÓ HACER EL AGUJERO

«Yo le tapo la nariz y la boca, y de lo demás no me acuerdo«, insistió, poniéndose a llorar mientras aludía a los hechos. «Cuando le solté le puse la mano en el pecho y ya no respiraba», continuó.

Una vez que acabó con la vida del pequeño Gabriel, aseguró que tras quedarse un rato en «shock» se puso a fumar de los nervios y que no sabía lo que hacía. Sin embargo, vio una pala en el jardín y decidió usarla para hacer un agujero.

Tras reconocer tanto la pala como el hacha, confesó que esta última fue la que utilizó para cortarle antes de enterrarlo.

Con un llanto permanente durante su testimonio continuó: «Luego vuelvo a la habitación y decido quitarle la ropa, no sé muy bien por qué. Lo cojo de los dos bracitos, y lo llevo fuera al agujero». Además, aseguró que «Yo no lo saqué con cuidado ni nada, simplemente le arrastré«, para responder así a la fiscal acerca de los posibles golpes de la cabeza del niño contra varios escalones.

En referencia al hacha, aseguró que lo utilizó porque le había quedado una mano fuera al pequeño y que le golpeó con la zona cortante, aunque finalmente lo tapó con tierra. Ante el bulto que había, decidió allanarlo.

Mi intención era que se callara. No llamé a nadie porque no pude decírselo a nadie… Si yo llevé gente allí con la intención de contárselo… Al hijo de mi pareja, cómo se lo digo yo» , gritó sollozando.

Ana Julia Quezada se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable por un delito de asesinato
La autora confesa de la muerte de Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada, ha cambiado totalmente de imagen con respecto a su apariencia en el momento de la desaparición del pequeño.

DIAZEPAM PARA CALMAR SU CONCIENCIA

Una vez relatado su testimonio sobre la muerte del pequeño continuó haciendo referencia a todo lo acontecido con respecto a los días posteriores a la misma. En este sentido asegura que se tomaba cuatro y cinco pastillas de diazepam diarias para calmar su conciencia.

Esas dosis de medicamento es lo que, según sus palabras, le hizo perder el móvil dos días consecutivos. De esta manera buscaba negar que lo hiciera para evitar que la Guardia Civil pudiese conocer sus movimientos.

Ana Julia ha admitido que el 5 de marzo colocó la camiseta en el cañaveral. » Para poner la camiseta allí le dije a Ángel que nos fuéramos al barranco de Las Agüillas a dar un paseo. Yo fui a poner la camiseta allí. Él estaba hablando con una médium o con alguien de prensa o algo. Yo coloqué la camiseta, él subió a mirar un cortijo. ¡La puse allí porque yo quería que le encontraran! ¡Yo no podía más! ¡Yo no podía aguantar ese secreto! ¡Quería que me cogieran! No era capaz de decirlo por mí misma».

Tras manifestar que el resto de la ropa de Gabriel la tiró a la basura, ha admitido que fue con una amiga a colocar unas sillas y maderas sobre el lugar en el que lo había enterrado.

LA GUARDIA CIVIL LE HIZO FOTOS ESCONDIENDO EL CUERPO EN SU COCHE

Posteriormente, respondió a las preguntas de la fiscal relacionas con la intención de la acusada de orientar la investigación hacia su expareja. También narró cómo desenterró al niño: «El domingo o no sé cuando dejé a Ángel con Patricia. Cogí a mi perrita y me fui a Rodalquilar. Le tiro cuatro piedras a mi perra, quité la madera y todo lo demás de Gabriel. Le intento tocar pero no puedo. Cojo dos toallas y lo meto en el maletero del coche. Y decido irme a Vícar», lugar en el que residía con el padre del niño.

Tras haberle mostrado fotos del momento en el que la Guardia Civil le realizaba el seguimiento, se reconoció a sí misma en ellas entre llantos.

«Ay, por favor, a la familia le pido todos los perdones, que me perdone Dios«, espetó al ver las fotos de Gabriel Cruz en su vehículo. Estas fotos fueron hechas por la Guardia Civil mientras escondía el cuerpo en el coche.

GABRIEL CRUZ SOBREVIVIÓ A UNA PALIZA, SEGÚN LA ACUSACIÓN

La acusación, por su parte, asegura que Ana Julia Quezada asestó los primeros golpes a Gabriel Cruz con un objeto contundente entre 45 y 90 minutos. Después, la acusada cogió la pala que había llevado a la finca de Rodalquilar días antes y vació el agujero mientras el niño «agonizaba».

El pequeño habría estado casi una hora con posibilidad de salvarse, tal y como indicarían los informes forenses. En ellos se refleja que el niño tenía dos hematomas de entre ocho y diez centímetros. Uno de ellos, en la parte frontal de la cabeza; y el otro, en la trasera. Estos hematomas tendrían su origen en la paliza que le habría dado Ana Julia antes de asfixiarlo.

Ana Julia se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable. El juicio se prolongará hasta el próximo día 18.