Abel Caballero está como un niño con zapatos nuevos tras dar pistoletazo al colocado de las luces navideñas en pleno verano. El alcalde de Vigo dice que su homólogo de Nueva York le llamará para ver los nueve millones de luces LED en los que la ciudad gallega invertirá 800.000 euros con la intención de mejorar los dos millones de forasteros que vieron las luces en 2018.
Esta fluorescencia megalómana choca contra la Acampada de la Pobreza, asentada a las puertas del Ayuntamiento de Vigo desde hace dos años con la intención de reclamar que la ciudad financie albergues de larga duración.
Los portavoces de esta reivindicación son capaces de interrumpir de un pleno vigués cuyos miembros circulan impertérritos a diario ante ‘belenes vivientes’ mientras aprueban gastos en ‘estrellas artificiales’.
ABEL CABALLERO SUAVIZA SU POSICIÓN RESPECTO A SÁNCHEZ
No hay quien le tosa a Abel Caballero. El que fuese ministro de Transportes, Turismo y Telecomunicaciones del Gobierno de Felipe González tocó fondo en política como candidato socialista en 1997, año en el que fue arrollado por Fraga y ‘sorpassado’ por Beirás.
Diez años después se resarció ante los electores al conseguir la vara de la alcaldía de Vigo. Desde entonces no la ha soltado y sus números son estratosféricos: el 26-M consiguió 20 de 27 concejales posibles tras superar el 67% del voto.
El también presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (cargo en el que será reelegido el próximo 21 de septiembre) ha suavizado sus posiciones respecto a Pedro Sánchez, contra el que cargaba hace apenas dos años y medio.
EL ALCALDE CAMBIA SU POSICIÓN RESPECTO A SU HIJO
Abel Caballero apoyó a Susana Díaz en las primarias del PSOE e incluso se atrevió a apadrinar a Juan Díaz Villoslada en las primarias del PSdG contra su propio sobrino, Gonzalo Caballero, que finalmente fue elegido ganador de la mano de Pedro Sánchez.
Sánchez ahora le manda guiños al alcalde socialista más emblemático y este se ha acercado a su vez a su sobrino, al que le echa un capote en su carrera contra Feijóo. Abel se ha convertido de facto en el líder de la oposición al presidente de la Xunta desde la alcaldía de Vigo.
Uno de los pulsos entre el alcalde y el presidente autonómico es la candidatura que han presentado Vigo y Galicia para que las Cíes sean reconocidas como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Abel aduce que su ciudad presentó la candidatura cuatro años antes, pero la guerra de egos entre él y Feijóo es más que llamativa.
También es cierto que hay voces en el PP gallego que dudan de la estrategia de Feijóo sobre las Cíes. Vigo por lo pronto ha creado una concejalía sobre este tema, la ha dotado con 250.000 euros y ha reclutado a 40 técnicos para llevarse el gato al agua.
SÁNCHEZ AMENAZA A FEIJÓO… Y FEIJÓO LO HACE CON CABALLERO
La Xunta de Galicia ha reclamado que el Gobierno de España le tiene bloqueados 700 millones de euros y Feijóo ha amenazado a su vez a recortar partidas a los municipios, que desde el 26-M están en su mayor parte en manos del centro-izquierda.
Abel Caballero respondió al barón popular: «Que ni se le ocurra quitar dinero a los ayuntamientos. La Constitución mandata que los ayuntamientos se financien con fondos propios vía impuestos, y con aportaciones de Comunidades Autónomas y Gobierno». El edil acusa a Feijóo de «quitarle dinero a los ayuntamientos, específicamente a Vigo».
No es la primera vez que el alcalde utiliza el recurso del ‘antiviguismo’ para descalificar a un rival político. Otro de los recursos de Abel es denunciar que la Xunta se niega a abonar cinco millones de euros para restaurar una de las gradas del Campo Municipal de Balaídos, terreno en el que juega el Celta.
El Ayuntamiento, que no tiene demasiado feeling con el club celeste, acusa a la Xunta de contribuir a que el Celta construya su controvertida ciudad deportiva en la vecina localidad de Mos, donde el PSdG sospecha que el PP ‘se quiere llevar’ al club más importante de Galicia.
EL CONTRAATAQUE DEL DESGASTE
Tras la hecatombe del PP vigués, de 7 a 4 concejales en Vigo, Feijóo puso sus barbas a remojar. En el PP gallego crece la preocupación tras su derrota histórica en las generales de abril y tras ser incapaz de conseguir el poder en una de las siete grandes ciudades en las últimas municipales.
La Xunta envió en verano como nueva delegada en Vigo a Corina Porro, que tiene la intención de precalentar las gallegas del otoño del 20. La exconsellera de Feijóo acusa a Abel Caballero de utilizar a la prensa para decir «una y mil veces lo malos que son los de la Xunta y lo perverso que es Feijoo».
Abel, según Corina, tiene un discurso repleto de «odio y falsedades». Feijóo también duda del sobrino del alcalde, Gonzalo, que tras dos años de espera se ha dejado ver en el Parlamento gallego para verse las caras contra el presidente autonómico.
FEIJÓO ACUSA A GONZALO
Núñez Feijóo acusa a Gonzalo Caballero de anteponer su afiliación al PSOE a los intereses de su tierra: «Veremos si el mandato de Caballero es defender los intereses de Pedro Sánchez, que es lo que ha hecho hasta ahora, o los de Galicia. Yo defiendo los de Galicia, y eso me ha valido contradicciones con mi partido. Yo lo tengo claro: cada día me debo más a los gallegos y menos al partido en el que milito».
El presidente asegura que la garantía de que el PP mantenga la mayoría es que Ciudadanos y Vox sigan sin entrar en el Parlamento: «Los gallegos saben que solo hay dos posibilidades: o gobiernan socialistas, populistas y nacionalistas o gobierna el PP. En cuanto perdamos un punto y medio de voto que se vaya a una opción y otros dos puntos a otra, gobernará el socialismo con populistas y nacionalistas».
GUERRA POR TIERRA, MAR… Y AIRE
Feijóo y Abel Caballero también se han enfrentado por los vuelos del aeropuerto de Vigo. Y el primero se ha enfrentado en el Parlamento contra el sobrino del segundo, que afirma que «hay una nueva mayoría social» en Galicia porque «Feijóo llevó por primera vez al PP a perder las elecciones».
El aspirante socialista dice que «después de diez años en la Xunta, Feijóo deja una Galicia con menos gente, con menos posibilidad de futuro y sin proyecto. Cierto es que el presente del PP gallego es preocupante después de haber salvado con estrépito la diputación de la Diputación de Ourense, controlada por el clan de los Baltar, gracias al apoyo del histriónico Gonzalo Pérez Jácome.