Cataluña ha vuelto a vivir una huelga general a causa de la cuestión independentista. Una situación que no es nueva para los catalanes y que recuerda a la protesta masiva del 3 de octubre de 2017, el conocido como 3-O. El parón de aquel entonces mantiene similitudes con este, aunque el trasfondo, contexto y las consecuencias han virado notablemente.
Actualmente la comunidad vive unos días de tensión y confrontación en las calles después de que se conociera la sentencia condenatoria a los líderes del procés el pasado lunes. Desde entonces, los disturbios, barricadas y episodios de violencia se han sucedido en distintos puntos de Cataluña, pero, sobre todo, se han notado en Barcelona. Allí es también donde más se han percibido los efectos de la huelga general del 18-O.
HUELGA DEL 18-O
El rechazo a la sentencia del procés, que ha condenado a penas de entre 9 y 13 años por sedición y malversación a Oriol Junqueras y al resto de líderes independentistas catalanes, ha sido el principal detonante de la huelga general. Además del parón, miles de personas se han unido en Las marchas por la libertad, que salían desde diferentes puntos de Cataluña para acabar en la capital. Todas estas personas, más de 500.000 según la Guardia Urbana, se reunieron posteriormente en una manifestación que salía desde el centro de Barcelona.
El seguimiento de la huelga, según el Gobierno, ha sido “reducido”. Los datos del Departamento de Trabajo y Asuntos Sociales de la Generalitat afirman que más de un 30% de los funcionarios la habían apoyado. En cuanto a la educación, la cifra se elevaba a 43% en el sector público. También han cerrado campus de algunas universidades. En la Sanidad, el Instituto Catalán de la Salut, que agrupa a los principales hospitales públicos de la comunidad, ha registrado en torno a un 20% de huelguistas. La huelga ha contado con una especial participación del movimiento estudiantil.
Las marchas masivas de ciudadanos han provocado el corte de una veintena de carreteras y las vías de acceso a Barcelona. También se han tenido que suspender decenas de vuelos en el aeropuerto de El Prat de los 1.000 que había previstos. A pesar de las cancelaciones, los servicios mínimos de la mayoría de transportes han funcionado con aparente normalidad.
HUELGA DEL 3-O de 2017
La huelga de este viernes recuerda sin duda a la vivida en el 3 de octubre de 2017, aunque en ese momento la principal motivación del conflicto y la situación eran muy diferentes. Por ejemplo, los dirigentes independentistas, ahora condenados, estaban en libertad y liderando las protestas. Dos días antes del parón se había convocado el referéndum ilegal que votaba la declaración de una República independiente.
El objetivo de la huelga, como afirmaba el propio expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, era ayudar a “reforzar lo que hicimos el domingo y lo que queremos hacer en los próximos días”. Los organismos organizadores, los sindicatos CGT, CNT, COS, I-CSC e IAC y los diferentes Comités de Defensa de la Huelga , pedían la movilización “masiva” para protestar por las cargas policiales que hubo durante el 1-O y la supuesta vulneración de los derechos de los catalanes.
Según datos de la Guardia Urbana, en Barcelona se manifestaron 700.000 personas. Los datos facilitados por la Policía Municipal de Girona cifraron en unas 60.000 las personas que salieron a las calles. Aproximadamente la mitad, unos 30.000 manifestantes se sumaron a las protestas en Tarragona. Un dato que la ANC elevaba a 40.000. Mientras que en Lleida hubo en torno a 45.000 ciudadanos, según la Generalitat.
El paro tuvo un amplio seguimiento por la administración pública, la sanidad, educación y el sector de los transportes públicos. El éxito de la huelga también fue notable en los comercios y pequeños locales. Según la patronal Pimec el 90% de las tiendas en la capital se sumaron a las protestas. Sin embargo, las grandes superficies sí que abrieron en el centro de Barcelona, aunque muchas tuvieron que cerrar sus puertas ante la presencia de piquetes.
La huelga, no obstante, no tuvo el seguimiento esperado en la industria. El Govern no fue capaz de cuantificar los paros, pero algunos sindicatos especificaron que la mayoría de grandes empresas, ubicadas muchas de ellas en polígonos industriales, funcionaron con normalidad. Por ejemplo, Seat, con más de 14.000 trabajadores, no secundó el paro.
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE AMBAS
La primera similitud entre ambas huelgas es que se convocaron con carácter general. Tanto la de este viernes como la de 2017 abarcaban a todos los sectores de la economía catalana. A las dos se han sumado los trabajadores de la administración pública, profesionales de la educación y la sanidad y otros empleados como los estibadores o transportistas del puerto de Barcelona.
En el caso de la industria, a diferencia de hace dos años, Seat sí ha tenido que cerrar este 18-O. Los cortes en varias carreteras por Las marchas por la libertad han obligado a cesar el trabajo en el área de producción de la planta de Martorell (Barcelona). Cerca de 7.000 empleados han tenido que volverse a casa.
Sin embargo, el seguimiento ha sido mucho menor que en 2017. Hasta el mediodía, en la Generalitat solo el 30,4% de los trabajadores había secundado los paros. Una cifra ligeramente inferior en el Ayuntamiento de Barcelona, un 23%. Durante el 3-O estos datos rondaban el pleno.
En cuanto al funcionamiento del transporte, en ambas también se han producido cortes en las carreteras, ha habido disminución del servicio de trenes y autobuses públicos y reducción del uso de taxi. Aunque el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha comunicado que en esta ocasión los servicios mínimos han funcionado con “normalidad”.
Otros negocios afectados por la huelga han sido los relacionados con el turismo. En 2017, el Teatro Nacional de Cataluña, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Liceu, La Pedrera de Gaudí o la Sagrada Familia cerraron su puertas para ofrecer su apoyo a la causa. Un hecho que ha cambiado ligeramente en esta ocasión. El seguimiento ha sido desigual en algunos museos provinciales y la Sagrada Familia, por ejemplo, abrió sus puertas a primera hora de la mañana, aunque luego ha tenido que cerrarlas después de que un grupo de manifestantes colapsaran las entradas al recinto.