Pablo Casado está otorgando un gran protagonismo a Ana Pastor o Elvira Rodríguez, caras amables del aznarismo y el marianismo. Pero otros miembros de la vieja guardia del PP no han corrido la misma suerte.
Es el caso de los tres pesos pesados jubilados por la nueva dirección popular: Pedro Arriola, gurú demoscópico en Génova 13 durante tres décadas; Cristóbal Montoro, que ha escogido un prudente segundo plano; y Jorge Fernández Díaz, molesto porque Casado rechazase su pretensión de sumarse a la lista de las europeas.
FERNÁNDEZ DÍAZ SE ENFADA CONTRA EL NUEVO PRESIDENTE DEL PP
Jorge Fernández Díaz ha dejado claro en la presentación de su biografía que no está de acuerdo con el plan renove impuesto por Casado: «Soy parte afectada y desde luego comparto lo que Alberto Núñez Feijóo dijo en La Razón: en el PP ha habido demasiada jubilación anticipada».
«La renovación que ha habido en todos los partidos ha sido especialmente grave en el PP en la medida en que se trata de un partido de Gobierno con mucha experiencia acumulada. Perder ese activo no era necesario. Más que una renovación ha habido una revolución. Pero cada uno tiene derecho a sus aciertos y a sus equivocaciones. Y a asumir las consecuencias de ellas«, añadió.
MONTORO TAMPOCO APLAUDE A CASADO
Cristóbal Montoro ha sido uno de los sacrificados por Pablo Casado, que ha preferido imponer a un equipo económico en el Partido Popular con un sesgo liberal que contrastaba con la política socialdemócrata del exministro de Hacienda.
El economista jienense ha reivindicado su legado: «Yo traje a la política a Jaime Caruana, a Luis de Guindos, que no lo conocía nadie… A eso me refiero con los banquillos, gente que fichas, con la que tienes una simpatía ideológica. La ventaja de los grandes partidos es esa experiencia. De hecho, los nuevos pescan en los caladeros de los otros, gente que se rebota y se cambia de partido. Pero la política es gestión».
También ha mostrado su enfado por el adiós al PP de Sáenz de Santamaría, Fátima Báñez o los hermanos Nadal: «No celebro que no estén. Las cosas cambian dentro de los partidos, la gente está más cómoda, menos cómoda… Pero el capital, el patrimonio de credibilidad y confianza del PP, es la economía, el haber gestionado el país, y eso hay que preservarlo.
«Yo he estado 26 años en política. Es normal que te dejen, aunque solo sea por cansancio. Hay una nueva dirección en el PP y tiene todo el derecho a elegir los que deben concurrir o no. Ahora, es verdad que en la relación de diputados actuales hay una ausencia muy notable de la economía. Un poquito más de formación no vendría mal. No se puede devaluar de esa manera», añade.
FICHAJES
Montoro se molesta por la política de fichajes del PP, que ha sumado a «famosos» a sus listas: «Los políticos han entrado en ese juego en el que lo importante es que te conozcan y no por qué. Cada vez hay más frustración en la gente y es normal, porque faltan contenidos. Lo importante es dar bien en la tele, pero no te distinguen del otro que es más o menos de tu edad y habla como tú y del que solo hace tuits. Estamos vaciando la política. Parece que solo hay comunicadores. Y no pasa solo en España, sino en todos lados y en todos los partidos».
Y se lamenta: «En mi partido había de todo: gente que pensaba que qué pena que el régimen franquista hubiera muerto y liberales ultras que decían que había que privatizar las pensiones. La política va curtiendo esas aristas hacia un proyecto común. Todos los partidos dicen que se están ensanchando, pero es lo contrario. No cabe nadie«.
Pablo Casado no recibe ningún mimo de Montoro: «El problema de la política es la soberbia. Pierden el contacto con la realidad, se consideran poco menos que Mesías. Y esas camarillas tan aduladoras aíslan mucho. Si te critican, te aguantas».
ECHANDO DE MENOS A ARRIOLA
El PP se pegó un tortazo el 26-A por la fragmentación del voto del centro-derecha y por el giro conservador impuesto por Pablo Casado, que compitió por la derecha contra Vox y reivindicó el controvertido bagaje de José María Aznar.
Casado apartó entonces a Pedro Arriola, asesor aúlico en Génova 13 desde 1989. El sociólogo tuvo siempre un mantra: el centro-izquierda es mayoritario en España por las cuatro décadas de franquismo y el centro-derecha no tiene que lanzar mensajes duros para ganar.
Ahora Casado ha vuelto, mal que le pese, a la escuela pragmática del arriolismo: reivindicar la gestión económica del PP, evitar los debates de temática social y no arremeter contra el marxismo cultural.