Rodrigo Lanza, declarado culpable por el ‘crimen de los tirantes’

El jurado popular ha declarado este viernes culpable a Rodrigo Lanza por un homicidio imprudente que acabo con la muerte de Víctor Laínez en el conocido como «crimen de los tirantes». De esta manera, se determina que acabó con su vida cuando su intención no era la de matarlo sino la de causarle lesiones, aunque sí se tiene en cuenta que actuó por motivos ideológicos.

El jurado de la Audiencia Provincial de Zaragoza considera que la agresión que tuvo lugar en un bar de la capital aragonesa en septiembre de 2017 fue intencionada, pero que no buscaba el fallecimiento de la víctima. De los nueve miembros que conforman el jurado, seis de ellos lo consideran de esta manera, mientras que otros tres sí consideran que fue una muerte intencionada.

La Fiscalía solicitaba una pena de 25 años de prisión por un delito de asesinato con el agravante ideológico. Para ello se basaba en la intención de Rodrigo Lanza de matar a Víctor Laínez tras una discusión en un bar de copas. Esta habría estado motivada por el hecho de que la víctima llevase en su atuendo unos tirantes con la bandera de España.

Tras la decisión del jurado queda descartada dicha petición de la Fiscalía y las acusaciones particular y popular. De esta manera, el acusado podrá ser condenado tan solo por un homicidio por imprudencia. Esto hace que esté expuesto a una pena máxima de 12 años de prisión.

RODRIGO LANZA ALEGÓ UN ATAQUE PREVIO DE LA VÍCTIMA

En el juicio, que quedó visto para sentencia este lunes, Rodrigo Lanza alegó que Víctor Laínez lo atacó antes con una navaja. «Pensé que me iba a apuñalar y a matar», manifestó el acusado, que, aunque aseguró no recordar del todo bien los hechos, decidió pegarle para evitar que se volviese a levantar.

Sin embargo, el dueño del bar en el que tuvieron lugar los hechos contradijo su versión. En su testimonio, este aseguró que el antisistema golpeó con un objeto contundente a la víctima tras haber discutido con ella. De acuerdo a sus palabras, llegó a advertir a Lanza de que iba a matar a Laínez, pero este hizo caso omiso y continuó golpeándolo.

Rodrigo Lanza, que siempre se ha declarado inocente, está en prisión preventiva desde diciembre de 2017. El joven de 35 años, con una prolongada trayectoria de militancia en el movimiento okupa y antisistema, ya fue condenado en el año 2008. En aquel momento, lo fue por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona.

Los hechos que derivaron en la muerte de Víctor Laínez, que tenía 54 años, tuvieron lugar en la madrugada del 8 de diciembre de 2017, en el bar Tocadiscos de Zaragoza. Tras la paliza recibida fue trasladado al Hospital Clínico de Zaragoza, donde, tras cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), acabó falleciendo.

Rodrigo Lanza podría ser condenado a 12 años de cárcel
Rodrigo Lanza se ha presentado en la Audiencia Provincial de Zaragoza con un aspecto muy diferente al que tenía años atrás.

GOLPE CONTRA EL SUELO AL CAER A PLOMO

Los miembros del jurado han llegado a la conclusión de que Rodrigo Lanza golpeó a la víctima por detrás. De esta manera, consideran que la causa más probable del fallecimiento de Víctor Laínez fue el golpe contra el suelo que recibió al caer a plomo.

También descartan que el acusado hubiese atacado al fallecido haciendo uso de algún objeto contundente. Esta era la hipótesis indicada por los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón.

Entre los diferentes atenuantes que solicitaba la defensa, el jurado tan solo ha considerado una leve por arrebato o furor. Así se descarta que Lanza hubiese actuado influenciado por el alcohol, por un miedo insuperable, en legítima defensa o por creer que la víctima portaba una navaja.

No obstante, sí ha considerado probado que el procesado escuchó a un amigo gritarle en un par de ocasiones que Laínez llevaba una navaja. Sin embargo, no se ha podido probar la existencia de este arma blanca ya que nunca llegó a encontrarse. Tampoco se ha podido probar que la víctima llegase a mostrarse con Lanza en una actitud violenta o agresiva tras la discusión verbal que mantuvieron a la entrada del establecimiento.

Por otro lado, el jurado consideró probado que el amigo que estaba con Rodrigo Lanza en el momento de los hechos, le comentó que la víctima acostumbraba a llevar tirantes con la bandera de España. No obstante, ese día ninguno de ellos pudo verlos.

Tampoco se ha acreditado que Lanza le llegase a decir a Laínez que aquel era un barrio antifascista. Sin embargo, el jurado sí ha dado por probado que el procesado dijo a sus amigos que la víctima le había increpado llamándole «sudaca».

PENA DE PRISIÓN MÁXIMA DE 12 AÑOS

Una vez valorados los diferentes testimonios y los hechos declarados probados por el jurado, la Fiscalía y las acusaciones han solicitado una pena de prisión de 12 años. Para ello consideran que hay agravantes de ensañamiento, alevosía, odio y reincidencia.

La defensa, por su parte, propone una condena de un año de prisión. Para ella no están probadas ninguna de estas agravantes y sí una atenuante leve de arrebato. Por ello, también se ha solicitado la puesta en libertad de Lanza, que lleva casi dos años en el Centro Penitenciario de Zuera (Zaragoza).

El magistrado presidente del jurado, José Ruiz Ramo, será quién dicte sentencia y concrete la pena de prisión para Rodrigo Lanza.

CONDENADO POR DEJAR TETRAPLÉJICO A UN AGENTE EN BARCELONA

El declarado culpable por homicidio imprudente de Víctor Laínez, Rodrigo Lanza, ha acudido a la Audiencia Provincial de Zaragoza con un aspecto muy diferente al de hace unos años atrás.

El radical de extrema izquierda y antisistema, de origen chileno y nacionalizado español se presentó con un notable cambio de imagen. Ha cambiado sus piercings, peinado y ropa informal, por una apariencia mucho más formal.

Hace once años, en 2008, fue condenado por dejar tetrapléjico a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona. Los hechos se produjeron durante los altercados que tuvieron lugar durante una fiesta okupa ilegal en el casco antiguo de la Ciudad Condal. En ella estaban presentes más de mil personas y el procesado agredió al agente con una piedra.

La Audiencia de Barcelona le condenó a cuatro años y medio de prisión. Sin embargo, el Tribunal Supremo elevó la condena a cinco años, aunque finalmente solo cumplió dos.