Entre cuatro y seis millones de ejemplares. Este es el número de perdices rojas que las granjas cinegéticas sueltan cada año en los cotos de caza en Andalucía. El objetivo, simple: las crían para poco después liberarlas y pegarles tiros. Por deporte. Por afición. El crecimiento en los últimos 40 años de este tipo de granjas en la comunidad ha sido tan grande, tan desmesurado, que incluso algunos cazadores de la Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) elaboraron un informe en 2018 en el que denuncian el impacto negativo que aún tiene esta práctica en el ecosistema. Andalucía ha pasado de tener dos de estas granjas a 700.
Para no reventar el equilibrio natural y la sostenibilidad del ecosistema, cada año la administración pública (generalmente la comunidad autónoma en cuestión) permite cazar un determinado número de especies en base a un censo. Pero el sector privado ha encontrado la solución a este problema: las granjas cinegéticas. Crían cientos o miles de especies para después liberarlas y cazarlas. Pero en Andalucía, el crecimiento de estos establecimientos ha aumentado demasiado. Especialmente el de aquellos que crían perdices rojas.
En los años 70 la comunidad autónoma contaba solo con dos granjas cinegéticas de perdices. Dos que abastecían las necesidades de todos los cazadores de entonces. Pero ahora los datos han cambiado. Según los datos publicados por la UNAC, actualmente hay 700 granjas que sueltan entre cuatro y seis millones de perdices a los montes y cotos andaluces. Lo que genera un impacto negativo para el ecosistema. Dicho no solo por los cazadores, sino también por asociaciones animalistas.
Para la UNAC, el motivo por el que estas granjas han aumentado un 35.000% en Andalucía es gracias al sector privado. Según sus datos, «es partir de los años 70, con la aparición del sector privado, cuando se produce una alarmante artificialización que en parte ha supuesto el ocaso de algunas poblaciones cinegéticas silvestres y en parte ha supuesto la incorporación al medio natural de nuevas enfermedades».
Al igual que denuncian colectivos animalistas como PACMA, la UNAC también entiende que la labor de las granjas cinegéticas es perjudicial para el medio ambiente. Por un lado, el que haya tantos ejemplares hacinados genera enfermedades que luego se liberan al ecosistema. Pero además, la ingente cantidad de ejemplares liberados lleva a la hibridación de especies y la pérdida de algunas locales. Como es el caso de la perdiz.
Mientras que en Andalucía el número de perdices aumenta (al menos en las granjas) y se ha convertido en un problema para la propia especie, en otras comunidades autónomas como Castilla-La Mancha parecen haberse extinguido. En 2017, los científicos del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC) declararon extinta a la perdiz roja. Tan solo un año después, el informe de la UNAC refleja que a unos kilómetros de distancia, las granjas cinegéticas liberan cada año entre cuatro y seis millones de ejemplares en Andalucía. Unos datos que dejan en evidencia la opacidad de la administración en este asunto.
Pero lo más curioso no es solo la cantidad de ejemplares que se liberan, de los cuales se hace una estimación con un margen de error de dos millones. Lo más curioso es que esa cifra de las 700 granjas cinegéticas está puesta en duda por la propia Unión Nacional de Asociaciones de Caza. Según los cazadores, esto se debe a que hay una total y absoluta falta de transparencia que permita estimar de forma concreta y adecuada cuántas granjas hay y, sobre todo, cuántos ejemplares se liberan en el medio ambiente. Especialmente para graduarlo y reducir el impacto ecológico que tiene. Algo con lo que están de acuerdo tanto las asociaciones animalistas y ecologistas, como la UNAC.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el único que facilita datos sobre el asunto, las granjas cinegéticas aumentan cada año. Al menos las legales, ya que los propios cazadores reconocen que todavía existen muchas lejos del radar de la administración. Un problema que ha crecido al calor de la demanda (según la UNAC), todavía en aumento, de los cazadores que quieren un objetivo al que disparar.
Las noticias que denuncian tanto el estado de los animales en estas granjas como la ilegalidad de las mismas no han hecho más que aumentar en los últimos años. Casi tanto como el número de granjas cinegéticas de perdices en Andalucía. Granjas que no solo son de este tipo de ave, pues algunas crian ciervos, otras conejos y otras liebres. Toda especie cinegética posible, a excepción, que se sepa, del lobo ibérico.