ERC y Bildu, la otra coalición que condicionará al nuevo Gobierno

  • Las dos formaciones se han aplaudido mutuamente y han compartido las palabras de sus respectivos portavoces en la investidura.
  • Los 18 parlamentarios que suman los catalanes y los vascos son fundamentales para aprobar los Presupuestos.
  • Las exigencias de los nacionalistas se centrarán en conseguir más concesiones, además de celebrar el referéndum.
  • Los guiños entre ERC y EH Bildu se han dejado ver en la sesión de investidura del recién elegido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El líder socialista ha logrado su objetivo, pero para darle continuidad a la legislatura deberá contar con el apoyo de los independentistas.

    Tanto Bildu como ERC se han aplaudido mutuamente los discursos y se han hecho eco de los mensajes de sus respectivos portavoces. Ahora, Sánchez tendrá que dar concesiones a los nacionalistas para aprobar los Presupuestos, pues los gestos y la complicidad de las formaciones independentistas anuncian que ERC y Bildu sumarán fuerzas de cara al nuevo Gobierno.

    Todos los parlamentarios de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) han aplaudido efusivamente el discurso del diputado de EH Bildu Oskar Matute. Incluso el propio portavoz de los republicanos catalanes, Gabriel Rufián, se ha hecho eco de sus palabras ante los medios. Un mensaje que muchos han interpretado como el primer paso para una nueva coalición nacionalista que condicionará al nuevo Gobierno.

    Mientras la diputada de ERC Montserrat Bassa, hermana de la exconsellera encarcelada Dolors Bassa, dejaba claro en el hemiciclo que le importaba «un comino» la gobernabilidad de España, Bildu aplaudía; casi tanto como los independentistas a Matute. La complicidad entre las dos formaciones se ha dejado ver con claridad durante toda la sesión de investidura. Y ambas han dejado claro que sus preocupaciones pasan por conseguir más competencias para sus comunidades autónomas y (en el caso de los catalanes) la celebración de un referéndum sobre la autodeterminación.

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    ERC se ha divorciado de los otros partidos independentistas con representación en el Congreso de los Diputados. Tanto Junts per Catalunya como la CUP han votado no a la investidura de Sánchez. Sin embargo, ERC se ha abstenido dando la posibilidad al líder socialista de convertirse en presidente, algo que ha situado a los republicanos en una situación privilegiada.

    El primer paso está dado. Pero tanto ERC como Bildu son conscientes de que ahora Sánchez depende de ellos completamente para darle continuidad a la legislatura. Los discursos de los portavoces de las dos formaciones han sido una declaración de intenciones que augura que a Sánchez no le resultará fácil aprobar unos Presupuestos Generales del Estado. «Estamos aquí porque ni nos vencieron ni nos domesticaron», ha comentado Matute acompañado de aplausos de los republicanos. Y Bassa no se ha quedado atrás tras afirmar que su «rabia» le impulsaría a votar no «a un PSOE cómplice con la represión» y la»criminalización de la protesta».

    Los discursos de ERC y Bildu no han sido amables con el nuevo Gobierno. Más bien agresivos y muy escorados al escepticismo. Las formaciones nacionalistas han aclarado que confían en el diálogo y entendían su abstención como una oportunidad hacia el nuevo Gobierno. Una ocasión que aprovecharán para condicionar a Sánchez y Pablo Iglesias en su nueva aventura en la Moncloa.

    ERC ha vuelto a exigir la nulidad de la sentencia a los líderes del procés y que se libere de prisión a su líder, Oriol Junqueras. Y aunque desde Bildu se han mostrado más taimados y han centrado su discurso en criticar la actitud de los representantes de Vox y en erigir a su formación como el adalid que defiende a los ciudadanos del fascismo, las intenciones de las formaciones pasan por exigir al nuevo Gobierno concesiones muy particulares.

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    Para que Sánchez pueda aprobar los Presupuestos Generales del Estado, necesitará el apoyo de los 18 parlamentarios que suman ERC y Bildu. Las formaciones nacionalistas lo saben y han decidido unirse para conseguir que el nuevo Gobierno se pliegue a sus exigencias. Es por eso que en esta sesión de investidura se han visto constantes gestos cómplices entre los partidos independentistas, como el aplaudir las palabras de los otros. No ha sido raro ver a Rufián dar palmas con cada rotunda afirmación de Matute.

    Esa afinidad que han demostrado tener estos últimos días ERC y Bildu es la misma que han perdido los republicanos con Junts per Catalunya y la CUP. Estas otras formaciones independentistas catalanas han votado en el mismo sentido que Vox, el PP o Ciudadanos, una de las pocas cosas que les ha preocupado a los nacionalistas y que han querido aclarar. Sin embargo, su no a Sánchez no ha dejado lugar a dudas.

    El premio para los republicanos es que serán el único interlocutor representante del independentismo para el nuevo Gobierno, además de que con su movimiento de sumarse a Bildu condicionarán los Presupuestos. Ahora, todo pasa por el País Vasco y por Cataluña. Una realidad que los nacionalistas tenían clara, ya que Bildu, ante la posibilidad de que algún diputado tuviera un arrebato de cometer un tamayazo, especuló con apoyar con un   la investidura para garantizar que Sánchez se convirtiera en presidente del Gobierno.