Garrido convierte la EMT en una «lata de sardinas» tras cerrar la línea 4 de Metro

  • Las obras del Metro de Madrid mantendrán cerrada la línea 4 durante al menos dos meses.
  • La EMT ha ofrecido un servicio alternativo que ha sido un desastre, tal y como han asegurado algunos de los viajeros.
  • La Comunidad de Madrid no se ha coordinado con el Ayuntamiento para abordar los posibles problemas que podría causar el cierre de la línea 4.
  • La línea 4 de Metro de Madrid, la que circula desde Pinar de Chamartín hasta Argüelles, ha cerrado ayer por unas obras que durarán hasta dos meses. Las consecuencias no se han hecho esperar, ya que, de la mano de lo que muchos consideran una pésima gestión de quien está al frente del suburbano (Ángel Garrido, diputado de Ciudadanos en la Asamblea y Consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid), los autobuses de la EMT se han colapsado hasta extremos que pocos se esperaban.

    Algunos trayectos que antes se cubrían en pocos minutos ahora se han convertido en un infierno. Hasta una hora y media para ir de Arturo Soria a la Avenida de América y «enlatados como sardinas», tal y como ha confirmado a este periódico Pedro Blasco, uno de los ciudadanos afectados. Algunos (por no decir muchos) de los madrileños que se han visto afectados han buscado un culpable; y lo han encontrado en el Consejero de Transportes, Ángel Garrido.

    El exdiputado del PP y responsable del Metro de Madrid ha establecido un sistema alternativo para cubrir los trayectos de la línea 4 del suburbano cuya eficacia ha brillado por su ausencia. Las imágenes y vídeos facilitados por Blasco así lo demuestran. «Es inaudito», denuncia uno de los ciudadanos. La causa de todo ello es que el Ayuntamiento de Madrid de José Luis Martínez Almeida tampoco ha enviado agentes municipales para regular el tráfico, por lo que el caos estaba asegurado.

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    Muchos de los madrileños que viven en torno a la línea 4 del suburbano, ante el cierre, han decidido coger sus coches particulares. Otros el taxi, Uber o Cabify y, los menos afortunados, disfrutar de la eficacia del plan alternativo de movilidad de Garrido. El resultado ha sido que el tráfico ha aumentado considerablemente, colapsando las calles, y ni los autobuses de la EMT ni los vehículos han podido llegar a su destino.

    Al final, ni se ha regulado el tráfico ni ha habido una coordinación entre el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad. El caótico resultado ha enlatado a miles de madrileños que han llegado tarde a sus destinos y ha encendido los ánimos de miles de ciudadanos en las redes sociales, cuya frustración se ha canalizado a golpe de tuit, único canal por el que podían denunciar lo que estaba pasando.

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    «Una faena gorda Metro de Madrid, los autobuses llenos, el atasco completo ¿No se podía haber hecho el cierre de la línea en en verano? Una faena a miles de ciudadanos», ha destacado uno de los usuarios en Twitter. «Esta es la cola que hay en Avenida de América para coger el SE de la línea 4 del Metro de Madrid … ¡Y no se ve Avda. América! ¿¿¿se puede hacer peor???», preguntaba otro de los usuarios de la red social.

    La construcción de la línea 4 del metro se inició en 1932. Y ahora han comenzado de nuevo unas obras que modificarán y mejoraran la parte que une el oeste y centro de Madrid con la zona nordeste de la capital. Unas reformas que afectarán al funcionamiento de 23 estaciones que permanecerán cerradas hasta mediados de marzo de este año. Pero esto solo son las previsiones de Garrido, por lo que puede alargarse.

    El objetivo principal de las obras es cambiar la catenaria tranviaria de los túneles de la línea 4. Entre tanto, esos meses que se mantendrá cerrada, será la EMT la que tenga que responder a las necesidades de movilidad de los madrileños. Algo que no despierta entusiasmo entre muchos de los encuestados por este medio, ya que la experiencia el primer día de cierre ha sido nefasta. La Comunidad de Madrid también aprovechará esta remodelación para retirar el amianto (un elemento cancerígeno que ha afectado a muchos de los trabajadores del Metro de Madrid) que tantos dolores de cabeza ha traído al Consejero de Transportes.