El Ejército de Tierra afronta este año 2020 con importantes retos por delante, como la mejora de su material o un ambicioso cambio en su estructura para adecuar su organización a las misiones militares. Pero entre estos objetivos también contempla como «prioritario» un aumento de efectivos que garantice la operatividad de sus unidades y trabaja en el lanzamiento de una ‘Marca Ejército’ que mejore su imagen pública.
Estos propósitos se incluyen en un amplio reportaje del último número de la revista ‘Ejército’, la publicación oficial de la rama terrestre de las Fuerzas Armadas, sobre los logros alcanzados en el año 2019 y los retos para 2020.
El artículo, recogido por Europa Press, tiene como prólogo un escrito en el que el Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Francisco Javier Varela Salas, explica sus planes para el diseño del Ejército de Tierra para los próximos años, con la vista puesta en el año 2035 como fecha para la consecución de una nueva estructura «con capacidad para responder a los compromisos nacionales e internacionales con la tecnología adecuada».
El JEME subraya que estas unidades deben ser capaces de actuar en un ambiente de operaciones «en permanente evolución» y ante una situación de revolución tecnológica «que ya se ha iniciado». El objeto de esta nueva organización, según detalla, es garantizar la generación «de forma rápida y sencilla» de las capacidades que determine el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), que es el encargado de redactar la Directiva de Planeamiento Militar.
EL PERSONAL COMO EJE DE ACTUACIÓN
El Ejército de Tierra asegura que trabaja en este planeamiento con el personal como eje de su estructura. Precisamente por ello, marca como «reto prioritario» para este año «lograr el aumento de efectivos que permita disponer de una cobertura mínima en las unidades que garantice la operatividad de las mismas, a pesar de las diversas vicisitudes del personal».
También trabaja en la puesta en marcha de acciones específicas que disminuyan la carencia de los perfiles críticos de personal y pondrá en marcha estudios para la «optimización de la gestión del talento y la identificación de los perfiles de personal».
En el ámbito institucional, el Ejército de Tierra asume la necesidad de «mejorar la percepción y conocimiento en la sociedad española». Para ello, trabajará en un marco conceptual que fije su identidad corporativa y defina el conjunto de sus rasgos propios, que caracterizan al Ejército de Tierra «y diferencian frente a cualquier otra institución u organización».
Todo esto se plasmará en una ‘Marca Ejército’ que, según puntualiza, no significa prescindir de la idiosincrasia propia de sus unidades, sino «contar con su prestigio y tradición» para reforzar las capacidades de trasladar una «imagen positiva» del Ejército de Tierra «que facilite la comprensión de las necesidades de recursos que se requieren».
FINANCIACIÓN EXTERNA DEL EJÉRCITO
Para este año, el Ejército de Tierra también asume que la limitación de recursos económicos hace imprescindible la colaboración con otras organizaciones para la financiación de algunas de sus actividades.
Con ello, apunta la necesidad de buscar «vías ajenas de financiación» para las actividades propuestas para conmemorar el centenario de la Legión, conservar su patrimonio o la rehabilitación de instalaciones y fondos.