La maquinaria pesada empezará a trabajar, en cuanto amanezca, para extinguir el fuego que se reavivó este jueves por la noche en la parte alta, de difícil acceso, del vertedero de la localidad vizcaína de Zaldibar, que se derrumbó el pasado 6 de febrero, segun ha informado el Gobierno Vasco.
Vecinos de Ermua alertaron ayer por la noche de que había llamas en la zona alta de la escombrera. El retén de guardia ha vigilado el fuego durante la noche a la espera de poder actuar.
El Ejecutivo vasco ha señalado que la reactivación del fuego del vertedero era una situación que tenía prevista el equipo de trabajo. Por eso, se había desplazado a la escombrera un retén permanente para vigilar y controlar posibles reactivaciones.
Un equipo de Bomberos se desplazó, tras detectarse las llamas, para valorar la situación. Por motivos de seguridad, la maquinaria pesada no ha podido actuar por la noche. No obstante, en breve, en cuanto amanezca, las máquinas podrán empezar a trabajar para extinguir el fuego.
SIN RASTRO DE LOS DESAPARECIDOS
Tras producirse el derrumbe de la escombrera se produjo el bloqueo de la autopista, con un desplome de más de medio millón de metros cuadrados de residuos industriales.
Desde el jueves, la Ertzaintza, los bomberos y Protección Civil han participado en las tareas de rescate. En ellas también colaboran miembros de la Unidad Canina, pero hasta el momento no han podido encontrar ningún rastro de las víctimas.
Durante el pasado sábado se paralizó la búsqueda, ya que el rescate se complicó a causa de las lluvias y la inestabilidad del terreno. El lunes se reanudaron las tareas de búsqueda, con la dificultad adicional de un fuego originado en la parte alta del vertedero.
En la fase actual del rescate se ha introducido una excavadora para que trabaje en la zona en la que se cree que pueden estar los trabajadores desaparecidos. Hasta este momento las labores se habían hecho completamente a mano para evitar nuevos derrumbes.
Al mismo tiempo que se llevan a cabo las tareas de búsqueda de los desaparecidos, los vecinos también están preocupados por la calidad del aire que están respirando. Dada la presencia de grandes cantidades de amianto, en el caso de ser inhalado puede provocargraves enfermedades respiratorias.
En los días previos al derrumbe, los propios trabajadores habrían dado la voz de alarma ante la aparición de grietas inusuales en el terreno.