La paradoja de Galeusca: tres ‘zonas rojas’ en manos de la derecha

  • Euskadi, Galicia y Cataluña celebrarán elecciones autonómicas en 2020.
  • Estas tres "nacionalidades históricas", según la Constitución, están controladas por la derecha.
  • Feijóo, Urkullu y el candidato 'neoconvergente' de turno son los favoritos para seguir en el poder.
  • Galicia, Euskadi y Cataluña: Galeusca según el acuerdo firmado por los nacionalistas periféricos en 1923 y actualizado por Beirás, Arzalluz y Pujol en 1998 en plena ola centralista de Aznar. Estas tres naciones o «comunidades históricas», según apunta la Constitución, tienen varios asuntos en común.

    La principal es que cuentan con una lengua propia. Pero además cuentan con una agenda política singular, una distancia emocional con Madrid que no se encuentra en Castilla o Andalucía, un legado cultural descentralizador y un escaso amor por España.

    Cataluña, Euskadi y Galicia, Galeusca, son tres de las seis comunidades autónomas donde según diferentes encuestas se percibe menos amor por el Estado español. El resto son la Comunidad Foral de Navarra, Baleares y Canarias.

    LA HEGEMONÍA DE LA DERECHA EN GALEUSCA

    Cataluña, Euskadi y Galicia son tres comunidades con un importante tejido asociativo y con una hegemonía cultural y sindical progresista que sin embargo controlan con mano férrea tres partidos conservadores como son Junts per Catalunya, el Partido Nacionalista Vasco y el PP gallego, que no es exactamente el PP estatal.

    Estos tres partidos pragmáticos comprenden el lugar en el que reinan y no se cortan: el PNV despliega en precampaña un discurso ecofeminista digno del de EH Bildu hace una década, Torra olvida sus comentarios xenófobos alardeando de sus medidas sociales y Feijóo dice defender el idioma gallego con idéntico ímpetu que el BNG.

    En estas tres regiones, eso sí, existen saludables contrapesos contra los gobiernos de turno: el arraigado cooperativismo vasco, el asamblearismo municipalista catalán o la intelectualidad literaria gallega.

    PARADOJA

    Elecciones generales de 1977. Cataluña está llamada a las urnas para el proceso constituyente y la izquierda arrasa a pesar del triunfo estatal de la UCD: el PSC supera el 28% del voto, los comunistas del PSUC son segundos con más del 18%, la UCD roza el 17% y la Convergència de Pujol, envuelto en el Pacte Democratic de Catalunya junto a una sopa de siglas, es cuarto con el 16,8% del escrutinio.

    ¿Qué ocurrió para que una ‘zona roja’ en plena Transición votase a Pujol en 1980? Entre otras cosas que los votantes de UCD se pasaron al pujolismo para evitar un Govern de izquierdas y porque posteriormente elementos comunistas liderados por Manuel Vázquez Montalbán simpatizaron con el nacionalismo por la lógica restauración del catalanismo cultural y por su distancia con el socialismo madrileño y andaluz.

    Galeusca
    Feijóo apuesta por el galleguismo.

    En las autonómicas de 1980 ganó Pujol tras dispararse más de once puntos en tres años (28% del voto), el PSC cayó casi seis puntos hasta el 22%, el PSUC se mantuvo con el 18% y la UCD se hundió hasta el 10%. Cierto es que la izquierda tenía mayoría, pero socialistas, comunistas y ERC no se pusieron de acuerdo y Convergència se eternizaría durante veintitrés años consecutivos.

    ELECCIONES VASCAS

    Elecciones vascas de 1986: el PNV se desangra tras la escisión liderada por Garaikoetxea, Eusko Alkartasuna, y el PSE obtiene el triunfo en escaños con diecinueve. Txiki Benegas sin embargo renuncia a ser lehendakari tras no recabar apoyos, y no buscarlos con demasiadas ganas, y el PNV mantiene el poder a pesar de contar con solo diecisiete escaños.

    He aquí la paradoja de 1986: 54 de los 75 diputados autonómicos vascos se han presentado por fuerzas progresistas. Y en ese año sigue gobernando la derecha sin que nadie se eche las manos a la cabeza. ¿El motivo? Que el PNV, al igual que CiU, es una fuerza antifascista.

    Es decir, ambas fuerzas, jetltzales y protoconvergentes, compartieron trinchera con la izquierda ante el auge del fascismo en los años treinta y se marcharon al exilio o acabaron en cunetas.

    Esta es sin duda la gran diferencia entre ambos partidos y el PP, fundado por siete ministros franquistas. Las intentonas de crear una derecha antifascista estatal (el PRD en copia madrileña del pujolismo, UPyD o Ciudadanos), se han saldado siempre por fracasos.

    MAYORÍAS PROGRESISTAS EN GALEUSCA, GOBIERNOS CONSERVADORES

    Todas las encuestas, todas, están de acuerdo en que Cataluña y Euskadi tendrán mayorías progresistas en sus parlamentos. Pero el PNV mantendrá sin despeinarse el poder porque el PSE sigue sin querer acuerdos con Euskal Herria Bildu para no perjudicar a Ferraz. En Cataluña ERC y el PSC, «el del 155» según Junqueras, tampoco quieren ponerse de acuerdo.

    En las últimas citas electorales en Galicia los partidos de centro-izquierda han superado el 53% del voto. Pero el PP parece tener unas previsiones estupendas porque de facto se presentan solos en el bloque del centro-derecha, Cs y Vox son residuales, y la izquierda irá con tres o cuatro camisetas: PSdeG, BNG y Anova-Podemos, que negocian pacto con malas sensaciones.

    Recuerden que Euskadi, Galicia y Cataluña fueron gobernadas por el PSOE la década pasada. En los tiempos de Zapatero, que llevó a los nacionalismos periféricos a mínimos, gobernaron Patxi López en el País Vasco, Pérez Touriño con el apoyo del BNG en Galicia y los tripartitos catalanes liderados por Maragall y Montilla.

    GALICIA SINGULAR

    José García Domínguez recuerda en Libertad Digital que en Galicia «no existe un partido nacionalista de derechas». Y explica que «esa fuerza no existe porque su espacio natural lo viene ocupando desde hace décadas el Partido Popular de Galicia. Y si no se entiende eso, no se entiende nada de la política gallega».

    El periodista dice que «Ciudadanos posee la capacidad muy real de espantar a muchos electores galleguistas del PP. Galleguistas de derechas que, como las meigas, existen. Y que no son cuatro gatos mal contados. Esos no. Feijoó nada quiere saber, y hace muy bien, de una coalición formal con la marca de Arrimadas en Galicia».

    Ciudadanos, en realidad, no quiere pacto con el PP porque las elecciones en Galeusca para el centro-derecha estatal son secundarias: el objetivo de Fran Hervías es que Inés Arrimadas recupere el ímpetu mediático con esta oferta a Casado para eclipsar a Francisco Igea y arrasar en las primarias naranjas.