Los choques entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se están evidenciando cada vez más en plena crisis del coronavirus. Esta situación ha puesto en riesgo todos los planes que tenía el Gobierno de cara al futuro, incluida la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, de los que dependen la continuidad de la coalición. Las discrepancias, ahora más evidentes, entre el PSOE y Unidas Podemos se verán acentuadas por una crisis económica que condicionará los PGE, ya de por sí difíciles de llevar adelante por la necesidad de contar con el apoyo de grupos políticos nacionalistas.
El Gobierno de coalición está más enfrentado que nunca. En apenas dos meses, el pacto entre el PSOE y Unidas Podemos ha pasado de defender eslóganes como “sola y borracha quiero llegar a casa” y de pedir que se rebajaran los precios de los alimentos en los supermercados, a afrontar la mayor crisis sanitaria que ha atravesado España en las últimas décadas. Sin embargo, el último Consejo de Ministros dejó claro que este Gobierno no es capaz de ir a una. Los vicepresidentes Nadia Calviño y Pablo Iglesias (los dos referentes de sus partidos) no han cesado en tirarse los trastos a la cabeza desde que empezó la crisis del Covid-19.
IMPOSIBILIDAD DE APROBAR LOS PRESUPUESTOS
Pedro Sánchez está sobrepasado. Y Calviño, quien ha tomado las riendas dentro del PSOE para afrontar esta crisis, empieza a estarlo por tener que ponerse de acuerdo con un partido que tiene pretensiones de aprovechar la coyuntura para nacionalizar la sanidad privada o para tomar el control de las eléctricas. Todo esto ha lanzado al ambiente otro virus que amenaza con celebrar nuevas elecciones en 2021: la imposibilidad de aprobar unos Presupuestos Generales del Estado condicionados por una crisis económica aguda que con toda seguridad golpeará al país esta primavera.
Si todo dependiera de Unidas Podemos y el PSOE, habría posibilidades. Al menos es lo que creen dentro del partido. Sin embargo, hay otro elemento (o elementos) que ha generado más fricciones políticas: los partidos nacionalistas. Especialmente el PNV, ERC y Junts per Catalunya, tres formaciones que han protestado contra las medidas adoptadas por el Gobierno durante el estado de alarma, que llevan consigo el control absoluto de las competencias de Sanidad de las autonomías. Incluidas Cataluña y el País Vasco.
Ya era una empresa difícil aprobar los PGE antes de la crisis del Covid-19. Sin embargo, tras esto, los planes y los eslóganes de Unidas Podemos tendrán que quedarse a un lado y se tendrá que priorizar el gasto para reactivar una economía tocada por el coronavirus. Calviño, la vicepresidenta económica del Gobierno y la figura política con mejor sintonía con Bruselas, tiene unos planes. Pero Iglesias ha presionado por modificarlos por estrategias que no gustan ni en la Unión Europea ni en el FMI.
Fuentes cercanas Al PSOE aseguran que Sánchez está completamente sobrepasado
Calviño quiere reactivar la economía buscando inversión, motivando a los empresarios con bonificaciones y dando pie a que el turismo vuelva a rodar como años anteriores, pero Iglesias quiere paliar las consecuencias de la crisis aumentando el gasto social con ayudas públicas a los más afectados. Dos criterios que podrían combinarse siempre y cuando no dependieran de las quejas de terceros partidos cuya única aspiración es el autogobierno. Todo esto, sumado a las fricciones que ya son evidentes entre Unidas Podemos y el PSOE, han creado un panorama que apunta a nuevas elecciones.
La bronca monumental del pasado Consejo de Ministros extraordinario acabó con Calviño amenazando con dimitir y con Iglesias buscando el control absoluto de las eléctricas privadas. Todo un esperpento que anima a pensar que, si la crisis va en aumento, las fricciones entre los dos vicepresidentes del Gobierno no acabará bien.
Iglesias es de la vieja escuela latinoamericana. Además del control de empresas como Iberdrola o Endesa, también ha dejado encima de la mesa la posibilidad de controlar la prensa. Al menos es lo que pudo saber MONCLOA.COM de la reunión que enfrentó a Iglesias con el resto de los socialistas. Sin embargo, todo ha quedado en nada. Además de que el Gobierno sigue empeñado en ocultar a los medios sus discrepancias internas. Esas que siempre acaban por salir ante la indignación de muchos.
BAJO UNA PIEDRA
A todo esto, los dos representantes máximos del Estado: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey, parecen estar escondidos debajo de una piedra. Fuentes cercanas al PSOE aseguran que Sánchez está completamente sobrepasado con la crisis del coronavirus. Que no sabe cómo afrontarla y que ha delegado la iniciativa en su mano derecha: Nadia Calviño, quien está un poco harta de los enfrentamientos con su socio de Gobierno. Y al otro lado de la balanza está el jefe del Estado, Felipe VI, quien también ha pasado a un quinto plano después de que se supiera que su padre, Don Juan Carlos, tenía turbios negocios y acuerdos con Arabia Saudí por valor de varios millones de euros.