El cura de Sax que bendice su pueblo escoltado por la Guardia Civil

Cada uno combate al coronavirus de la mejor forma. El caso de este cura de Sax (Alicante) ha dado la vuelta por las redes sociales, ya que se ha dedicado a bendecir su pueblo, crucifijo en mano y todas las galas posibles, con una escolta algo inusual. Algunos pensaron que estaba detenido, pero la realidad es que la Guardia Civil se dedicó a escoltar al pastor para que éste pudiera bendecir su tierra contra el coronavirus.

cura sax

Algunos han criticado la actitud de los agentes, quienes no dudan en multar a cualquiera que salga a la calle, incluso si sacan al perro un poco más lejos de la cuenta. Sin embargo, con el cura han hecho una excepción y le han permitido realizar su trabajo: bendecir. «No sólo no le detienen ni le multan, sino que encima le escoltan, y todos metidos en el mismo coche», ha comentado uno de los usuarios. «Ahora prueba tu, ciudadana de a pie, a hacer un teatro similar e igual de inútil. La autoridad te multará, el vecindario te insultará y quedarás como una loca».

En cualquier caso, toda la Iglesia se ha puesto manos a la obra para aportar su grano de arena a la lucha contra el patógeno. El Papa dio el pasado 27 de marzo a las 18:00 horas de Roma ante todos los feligreses del mundo (vía online) una oración del «Urbi et Orbi» en la que el Papa Franciso bendijo desde la Basílica de San Pedro a todo el mundo conectado.

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Algunos, como el cura de Arroyo de la Luz (Cáceres) han celebrado esta semana un corpus christi desde el tejado de la iglesia, adonde se subió con ropa litúrgica para que la «bendición del Santísimo». Y otros, directamente han dado misa en una Iglesia completamente vacía por la cuarentena que mantiene a millones de españoles encerrados en sus casas.

En Italia se ha dado el caso incluso de un sacerdote que bendice desde una avioneta. El cura Gianni Regolani se salta así todos los controles de contención para poder bendecir desde las alturas directamente a todos los feligreses. Menos mal que Regolani es piloto. Aún así, no es el primero ya que también se ha dado el caso de sacerdotes que se han subido, crucifijo en mano, en un helicóptero para hacer la misma labor.