Las noticias sobre la reducción en los niveles de contaminación en las ciudades como consecuencia del confinamiento de la población son una de las caras positivas de la crisis sanitaria. Sin embargo, los científicos nos avisan de una nueva alerta climática: han registrado un nuevo agujero de gran tamaño en la capa de ozono del Ártico.
Esto llega después de que los científicos lanzaran a bombo y platillo el año pasado que el agujero de ozono que inició la primera emergencia climática universal en la Tierra, se había reducido significativamente.
Los científicos llevan siguiendo la evolución del nuevo agujero en la capa de ozono desde hace unos años, sin embargo, es ahora cuando dan la voz de alarma ante el riesgo de que siga creciendo al ritmo actual y desemboque en una aceleración del cambio climático.
LOS AGUJEROS EN LA CAPA DE OZONO QUE PREOCUPAN A LOS CIENTÍFICOS
El agujero del Ártico ha crecido tanto en las dos últimas semanas que la capa en esa zona ha llegado a superar incluso al de la Antártida.
Los científicos vigilan la evolución de este nuevo agujero en nuestro filtro solar natural, ya que se ha producido en la región con la capa de ozono hasta ahora más completa. La reducción en esta capa ha alcanzado el 90%.
Los investigadores insisten en que estamos ante un episodio que puede ser puntual, según la evolución climática, pero también puede marcar un cambio de sino en el devenir de la capa de ozono.
POSIBLES CAUSAS Y EVOLUCIÓN
Según apuntan, la confluencia de un vórtice polar más fuerte de lo habitual y las bajas temperaturas en las estratosfera (que es donde está la capa de ozono) han sido los responsables de esta bajada drástica de la protección terrestre.
Los investigadores apuntan a que los vientos que han llegado al Polo Norte han atrapado el aire frío en el vórtice polar, enfriando el Ártico, llevando a las nubes de gran altitud a «consumir» la capa de ozono a causa de los elementos contaminantes que llevan.
Los científicos esperan que en las próximas semanas, la subida de temperaturas pueda diluir las nubes «atacantes» y ayude así a recuperar la capa de ozon.
En el escenario más lúgubre, podría darse un movimiento de las nubes que aumente el tamaño, ya importante, de este agujero en la capa de ozono del Ártico, llegando incluso a aproximarse a zonas pobladas.
EL AGUJERO DE LA ANTÁRTIDA
En este vídeo se puede ver la evolución, positiva, que ha registrado el agujero de la Antártida que inició todo el movimiento de lucha contra el cambio climático.
A mediados de los años ochenta, la comunidad científica descubrió una tendencia preocupante en la capa de ozono: ese delgado manto gaseoso que nos protege de la radiación ultravioleta del sol, desaparecía a pasos agigantados. Había que cerrarlo para evitar males irremediables en un futuro inmediato.
El Protocolo de Montreal fue la solución interancional y la prohibición de clorofluorocarbonos (CFCs, gases derivados de los hidrocarburos), la medida más inmediata.
¿Resultado? Si bien el agujero de la capa de ozono de la Antártida alcanzó su pico máximo a principios del siglo XXI, desde entonces se ha reducido.
Ahora la preocupación se ha centrado en el Polo Norte donde los ya conocidos agujeros muestran algunos síntomas preocupantes de crecimientos anormales.