El plan de choque en residencias activado la semana pasada por la Comunidad de Madrid para hacer frente a la evolución del coronavirus (Covid-19) ha permitido inspeccionar desde el pasado viernes 27 de marzo un total de 38 centros residenciales en toda la región, tanto de mayores como de personas con discapacidad.
Según ha informado el Gobierno regional en un comunicado, solo en las últimas 72 horas se han visitado 31 centros residenciales, 20 de ellos ubicados en municipios de la región. Por su parte, el consejero de Justicia, Interior y Víctimas de la Comunidad de Madrid, Enrique López, ha afirmado en declaraciones enviadas a los medios que «se realizarán inspecciones en todas las residencias para zonificarlas y establecer prioridades para actuar».
Además, de forma conjunta con la Unidad Militar de Emergencias (UME), los Bomberos de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de Madrid, se han desinfectado 97 residencias, 52 en municipios de la región y las 45 restantes en la ciudad de Madrid.
El plan de choque puesto en marcha por la Comunidad de Madrid, a través de la Consejería de Sanidad y con la participación de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad, así como Justicia, Interior y Víctimas, «para proteger más y mejor» a las personas mayores que se encuentran en residencias, moviliza a más de un centenar de profesionales entre sanitarios, bomberos, policías locales, soldados de la UME, trabajadores de los servicios sociales regionales y voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja Española.
Las acciones llevadas a cabo dentro de este plan de choque incluyen el reparto en estos centros de un total de 153.000 pares de guantes; 18.500 mascarillas; 1.100 litros de soluciones hidroalcohólicas; 5.100 gafas protectoras; 24.000 cubre zapatos; 4.400 batas; 6.000 gorros y 160 litros de desinfectante. «Todo ello para proteger a los trabajadores de estas residencias», ha constatado López.
«Desde la Comunidad de Madrid estamos trabajando muy activamente en esta actividad porque somos conscientes de que en estas residencias de mayores se concentra la población más vulnerable al virus», ha aseverado.
EL PLAN CONTEMPLA LA REAGRUPACIÓN DE RESIDENTES
En el plano sanitario, el plan incluye la participación de médicos y enfermeras de Atención Primaria, en coordinación con los geriatras de los hospitales que tienen enlace con las residencias. La dirección general de Salud Pública continúa sus actuaciones en coordinación con la Agencia Madrileña de Atención Social y la dirección general de Coordinación Socio-Sanitaria del Servicio Madrileño de Salud.
El plano ejecutivo cuenta con tres tipos de equipos de intervención. En primer lugar, 40 equipos ligeros, formados por dos efectivos cada uno. Una treintena lo conforman los bomberos de la Comunidad de Madrid y bomberos y policías del Ayuntamiento de la capital, mientras que la UME suma los otros diez restantes. Estos equipos ligeros tienen la misión de realizar un primer contacto presencial en los centros señalados por la Consejería de Políticas Sociales con el objetivo de analizar la situación del centro, identificar sus necesidades y detectar urgencias.
Una vez realizado ese primer reconocimiento, un segundo tipo de equipos visitan los centros marcados. Estos equipos están formados cada uno por al menos cinco profesionales: sanitario, agente de Servicios Sociales, Bomberos, Protección Civil, policía local, Cruz Roja y UME. Estos equipos en cada residencia inspeccionada llevan a cabo una valoración en términos sanitarios y proceden a zonificar y separar los pacientes contagiados de los no contagiados. Posteriormente, se establecen zonas claras de separación entre ambos grupos y se ofrecen pautas de actuación al personal del centro.
El plan también contempla que la autoridad sanitaria proceda al reagrupamiento de residentes contagiados o con síntomas entre centros, tanto públicos como privados. Por último, el plan de choque incluye la movilización del Parque de Bomberos de la Comunidad de Madrid ubicado en Las Rozas, que se ha especializado, junto a los servicios funerarios, en recoger y trasladar a instalaciones adecuadas a los pacientes fallecidos.