El fundador de la ONG de rescate marítimo ‘Proactiva Open Arms’, Òscar Camps, ha alertado de que la pandemia del COVID-19 está dificultando las labores de salvamento de personas migrantes a la deriva en el Mediterráneo central. Según ha apuntado, aparte de que apenas hay buques humanitarios en la zona, estos se enfrentan ahora a una «doble dificultad» para poder desembarcar porque los estados de la UE ponen como «excusa» la crisis sanitaria del coronavirus.
«Ahora los estados están poniendo el COVID-19 como excusa para impedir el desembarco y para vulnerar los convenios internacionales; es inhumano», ha señalado Camps durante una entrevista con Europa Press. A su juicio, es «inaceptable» el uso de esta crisis sanitaria por parte de los países de la UE para decir que sus puertos no son seguros.
«Si hasta ahora en general el desembarco estaba siendo difícil, pues ahora lo es el doble porque a bordo habrá que hacerles pruebas de Covid-19 y detectar sintomatología antes de desembarcar», ha dicho al respecto.
En cualquier caso, Camps rechaza que se niegue un puerto a las personas rescatadas, incluso a las que den positivo en coronavirus. En este contexto, ha recordado que se arrojan al mar rumbo a Europa, huyendo de países como Libia, y esa huida «no se frena. «Porque pese a la pandemia, están llegando y siguen muriendo», ha incidido.
«LAMENTABLE» SITUACIÓN EN EL MEDITERRÁNEO CENTRAL
Al respecto, Camps ha avisado de la «lamentable» situación de la ruta central del Mediterráneo, en la que al menos 134 personas han perdido la vida en lo que va de 2020. Así, ha puntualizado que actualmente solo hay un barco humanitario operando allí, en referencia al Alan Kurdi.
Este buque humanitario de la ONG Sea Eye lleva a bordo a 149 personas que hace ocho días rescató en la zona de búsqueda y rescate SAR del mar Mediterráneo central. Italia y Malta se han negado a permitir el desembarco, alegando que ante la pandemia del Covid-19 sus puertos no son seguros. Si bien, Italia ha ofrecido un barco para poner en cuarentena a los migrantes, aunque por el momento la oferta no se ha materializado.
«Las 149 personas han pasado su octava noche a bordo del Alan Kurdi. Lo que está sucediendo en el Mediterráneo en estos días es indigno y vergonzoso. La protección de quienes solicitan asilo se aplica siempre, especialmente en tiempos de crisis», ha publicado recientemente en su perfil de Twitter la ONG See Eye y la española ProemAID, que colabora con la tripulación.
«Salen y entran barcos, los aviones aterrizan, pero los barcos humanitarios con personas rescatadas en el mar, no», ha denunciado Camps, que lleva años reclamando una política migratoria común en la UE y cuestionando la gestión actual.
Tampoco puede desembarcar por el momento el barco Aita Mari, operado por la ONG Salvamento Marítimo Humanitario, que este lunes rescató a 43 personas tras zarpar desde Siracusa de regreso a hacia España. El rescate se produjo en su trayecto –no estaba de misión–, cuando recibió el aviso de la existencia de varias pateras en mar y acudió a su rescate. Ahora se encuentra a la espera de que se le asigne un puerto seguro para desembarcar a 40 personas, ya que este martes por la noche tres fueron evacuadas a Lampedusa.
EL OPEN ARMS, AMARRADO EN PUERTO Y SIN FECHA PARA ZARPAR
Camps ha explicado que, «por razones de fuerza mayor», el buque insignia de su ONG, el Open Arms, no puede dirigirse ahora al Mediterráneo central donde suele operar rescatando personas a la deriva. El barco se encuentra atracado y averiado en el puerto de Burriana (Castellón), y no hay fecha para zarpar e iniciar su próxima operación.
También el barco Astral, de la misma ONG Proactiva, se encuentra amarrado en el puerto de Fuerteventura y, de acuerdo a las circunstancias excepcionales derivadas del Estado de Alarma por el COVID-19, está «parado» por ser un barco de recreo.
La crisis del coronavirus estalló con los buques de la ONG amarrados y sin ninguna operación de rescate marítimo en marcha, tal y como ha apuntado Camps, que no sabe cuándo podrán retomar su actividad ante la «incertidumbre» provocada por el COVID-19.
«PROTEGER A LOS VULNERABLES, EN MAR O EN TIERRA»
Eso sí, ante la imposibilidad de navegar, la ONG se ha incorporado desde este martes a los equipos de atención primaria en residencias de ancianos ubicadas en Barcelona con el objetivo de frenar la pandemia del COVID-19.
Camps ha afirmado que la razón de ser de la organización es «proteger la vida de los más vulnerables» y que lo hará «en mar o en tierra, y donde haga falta». «Estamos a las órdenes de la ciencia. Ahora no podemos navegar, así que nos toca estar en tierra; ayudaremos donde haga falta», ha remarcado.
De hecho, la ONG ha puesto a disposición de los diferentes equipos de la atención primaria una flota de 30 vehículos y 70 personas para poder apoyar a las cerca de 200 residencias que hay en los 70 municipios de la zona. «Hemos puesto a disposición todos los recursos humanos, materiales y logísticos que tenemos. Queremos ayudar –sostiene– Se nos está muriendo nuestra memoria, y es imperdonable ver cómo está pasando esto».