En contexto de la defensa de Unidas Podemos hacia la necesidad de implantar cuanto antes el Ingreso Mínimo Vital, unas palabras de la ministra de Igualdad, Irene Montero, desataron la controversia este viernes.
«El Ingreso Mínimo Vital es urgente. Para muchos hogares, en gran parte monomarentales, cada día que pasa sin esa ayuda es un día más sin comer», escribió Montero en Twitter, en relación a una entrevista que concedió a RNE, y que adjuntó en su tuit. La inclusión de la palabra ‘monomarentales’ le ganó una polémica en la red social que duró horas.
Sus críticos se le tiraron al cuello defendiendo que «esa palabra no existe». «Para los hogares monomarentales y con monopiscina y monojardín», bromea un tuitero. «Acabo de leer monomarentales y mis ojos están sangrando un poquito», apunta otro. «Están las familias en gran parte ‘monomarentales’ y los ministros en gran parte mononeuronales», espetan.
Cope se ha apresurado a explicar que el término es incorrecto ya que, no solo no está incluido en la RAE, sino que la palabra ‘monoparental’ no se refiere exclusivamente al padre, sino a engendrar. Por esto, las redes se han cebado con Irene Montero, a quien califican hasta de «analfabeta y pedante nivel Dios». «La pobre se piensa que paternal viene de padre y claro hay que acabar con el patriarcado y para ello se inventarse el termino monomarentales», escribe otro.
IRENE MONTERO RESCATA EL TÉRMINO
Lo cierto es que el vocablo tiene ya una larga historia. En 2019, Pedro Sánchez dio que hablar al usar este término en la presentación de las 110 medidas del programa electoral del PSOE. Pero ya había artículos de prensa escritos acerca de esta polémica en 2015 o 2011. «Las familias monoparentales son, sobre todo, monomarentales y necesitan el abrigo del Estado» dijo Sánchez el pasado año.
Es imposible poner en duda el valor incorrecto del término, sin embargo, existe una defensa de su uso excusado en la reivindicación política y social, que defiende, por ejemplo, eldiario.es. Lo que todo esto confirma es que el uso del conocido como ‘lenguaje inclusivo’ sigue dividiendo a gran parte de la sociedad, en un momento en el que las palabras cobran más valor que nunca.