El Papa ha pedido a los Estados que afronten la pandemia con solidaridad al tiempo que ha instado a los cristianos a tener misericordia hacia los que sufren y se sienten abandonados cuando la iglesia celebra la Divina Misericordia, una devoción cristiana promovida por la Iglesia católica enfocada en la misericordia de Dios, que instituyó San Juan Pablo II hace dos décadas.
«Que la misericordia cristiana inspire también el compartir justo entre las naciones y sus instituciones para afrontar la crisis actual de manera solidaria», ha manifestado.
«La respuesta de los cristianos en las tempestades de la vida y de la historia no puede ser otra que la misericordia. El amor que compadece entre nosotros y hacia todos, especialmente hacia aquellos que sufren, que no llegan, que están abandonados», ha incidido.
Francisco ha hecho estas consideraciones durante el rezo del Regina Coeli, la oración que sustituye al Ángelus en tiempo pascual y que la tradición la atribuye a san Gregorio Magno.
El pontífice que ha dirigido su oración desde la Iglesia de Roma Espíritu Santo en Sassia, no muy lejos del Vaticano, ha dejado claro que la misericordia no es «asistencialismo» ya que viene del «corazón de Cristo Resucitado» y nace siempre «de la herida abierta de su costado».
El Santo Padre ha salido de su residencia esta mañana en coche aún cuando está vigente el confinamiento para evitar el avance del contagio del coronavirus para celebrar una misa privada sin fieles, con la sola presencia de algunas monjas y sacerdotes, en honor a santa Faustina Kowalska.
La iglesia católica celebra este 19 de abril la Fiesta de la divina Misericordia el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. En esta celebración, declarada oficial en la liturgia durante el año 2000, se recuerda que Jesús prometió a santa Faustina su misericordia, es decir el perdón total de los pecados y penas a quien ese día comulgue. Esto significa que todo cristiano que ese día se confiese y comulgue obtendrá inmediatamente indulgencia plenaria.