Psicólogos se han mostrado «sorprendidos» con que finalmente las condiciones para que los niños puedan salir a la calle a partir del 27 de abril sea ir con un adulto a supermercados, farmacias o bancos, en lugar de pasear acompañados, que era una de las propuestas que más sonaban en los últimos días.
«Estamos satisfechos porque en cuanto se ha abierto un poco la vida, los niños han estado en primer lugar en el proceso de toma de decisiones, pero dicho esto, tenemos que decir que nos hemos sorprendido mucho, tenemos una cierta sensación de incertidumbre porque hace poco más de 24 horas lo que se había planteado era un escenario de proceso de desescalado bastante diferente al que se ha planteado», lamenta a Europa Press el secretario general de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COPMADRID), José Antonio Luengo.
Según indica, desde el COP entendían que el formato de dejar salir a los niños de hasta 12 años para dar paseos acompañados era un «planteamiento razonable», ya que «equilibraba bien las necesidades de la infancia y de seguir manteniendo un control del distanciamiento social y medidas restrictivas». A su juicio, este planteamiento no conllevaba riesgos tanto de ser contagiados como de contagiar a alguien, ya que se pretendía dejar salir a los niños a lugares donde no hubiese gente.
Finalmente, el Gobierno se ha decantado por permitir la salida de menores de 14 años para acompañar a sus padres a lugares como el supermercado, el banco o la farmacia.
Según Luengo, desde el Consejo General de la Psicología eran partidarios de que la franja de edad fuese de 0 a 12 años, ya que es un rango de etapa educativa que «entiende todo el mundo» y porque se conciben los 12 años como «edad de la transición» a la adolescencia. «Con la franja de 0 a 14 se coge el tránsito de edad pediátrica a edad no pediátrica, del ámbito de la salud, pero no pasa nada, es otro criterio», valora el experto, que también ha participado como experto en el Comité para debatir sobre esta medida.
En cualquier caso, Luengo afirma que lo que más le «preocupa» es que se permita a los niños salir acompañados para ir al súper, por ejemplo. «Si existía miedo porque los niños pudieran salir por aquello de que podían contagiar a otras personas, con los paseos se garantizaba más que hubiese menos riesgo de contagio, pero en la medida en que tú permites que tus hijos te acompañen a actividades con otras personas en las que hay colas, aumenta el riesgo», explica.
Además, a ello se suma un «elemento psicológico», el rechazo de la gente cuando vea a un niño en un supermercado: «Si no voy con mascarilla, la gente me mira mal, hay desconfianza, y los niños han sido tildados de bombas por informaciones malinterpretadas».
Luengo, que cree que esta medida se ha podido tomar con el objetivo de que los niños no salgan con tanta frecuencia de casa, insta a analizar qué efectos tendrá en la ciudadanía. «Lo que se plantea seguro que está basado en expertos que tendremos que respetar, pero esta situación va a generar una serie de incidencias que no sabemos qué interpretación o impacto van a tener en la ciudadanía», comenta.
DUDAS DE QUE LOS PADRES VAYAN A HACERLO
También ha valorado esta medida el psicólogo infantil Javier Urra, ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y otro de los expertos que ha asesorado al Gobierno sobre este tema.
Si bien considera una «muy buena noticia» que se haya decidido que los niños puedan salir a partir del 27 de abril, muestra ciertas discrepancias, sobre todo con que los lugares a los que puedan ir sean supermercados, farmacias o bancos.
«Nuestra opinión (psicólogos), y la mía, era más de dar un paseíto alrededor de una manzana, más al aire libre», incide Urra, que supone que otros expertos habrán influido más al Ejecutivo a la hora de escuchar otras propuestas.
Sin embargo, el «problema» a su juicio es que con la medida aprobada hay «más riesgo» de contagio que si sea fuese «por la acera o caminando tranquilo», ya que en espacios como un súper «hay muchos más objetos, más cosas que tocar, más personas que han pasado por ahí».
Por eso, dice tener «muchas dudas» de que los padres vayan a hacerlo, pese a estar permitido, además de porque «es difícil estar haciendo la compra con guantes, mascarilla, los nervios, el miedo… y ahora con un niño». «Lo veo difícil», opina el experto, que entiende que si el Gobierno ha tomado esta decisión es para no hacer más cosas de las que ya estaban permitidas (ya se permitía a un adulto ir con un niño a hacer recados si no tenía con quien dejar al niño).
«Era mejor la idea de pasear de la mano y dar una vueltecita. Lo digo con total convicción y humildad», apunta Urra, que también incide en que «la valoración que van a hacer los padres va a ser determinante».