¿Monitorizar o vigilar? ¿Trabajar o ver series? Ambas dicotomías han saltado a la actualidad con la llegada del teletrabajo en masa debido al confinamiento por el coronavirus.
Aunque el teletrabajo era una opción que ya contemplaban en alguna medida ciertas empresas, la realidad es que podemos decir sin miedo a equivocarnos que esta opción laboral tenía una baja incidencia en nuestro país. Sea por algo cultural, por que las empresas temas perder el control o porque todavía no dispongan de software adecuados para su implantación lo cierto es que el teletrabajo ha tenido que imponerse a marchas forzadas en la mayoría de los hogares de los españoles.
Y como todo en este vida, pronto han aparecido los pros y los contras. Y además, han aparecido al lado de ambos lados de la moneda; desde el punto de vista del empresario y desde el del empleado.
Lo cierto es que ha habido abusos en ambos sentidos. Por una parte ha habido un excesivo control y casi espionaje de algunas empresas que obligan a sus empleados a instalar un software que monitoriza absolutamente todo lo que hacen durante el teletrabajo (tiempo de actividad, de inactividad, webs visitadas, aplicaciones utilizadas, etc). Pero también ha habido mala fe de los empleados para falsear el tiempo de trabajo dedicado a la empresa. Algunos han utilizado métodos muy rudimentarios como grabarse para que parezca que se está frente al ordenador en una videollamada. Otros en cambio, han ido mucho más allá instalando programas que simulan actividad.
En definitiva, se trata de evitar abusos en ambos sentidos, y que todos podamos realizar el teletrabajo de forma eficiente mientras dure esta situación, y quien sabe si también cuando la superemos.