El problema de abastecimiento de mascarillas para evitar contagios de coronavirus parece una película de terror. Desde el inicio de la crisis sanitaria, hemos visto cómo nuestros sanitarios tenían que trabajar para asistir a los enfermos sin contar con el material necesario adecuado. Esto supone poner a nuestros médicos en riesgo para salvar la de los demás.
El siguiente capítulo de esta crisis fue igual de rocambolesco. El propio Gobierno tuvo que reconocer – en dos ocasiones – que el material que había comprado en China no cumplía con la normativa de seguridad.
Desde entonces, desde el gobierno y las Comunidades Autónomas se han puesto a trabajar a la búsqueda de mascarillas y EPIs que cumplan y protejan a las personas que las utilizan. El gobierno tiene que garantizar el suministro tanto para distribuirlas en los distintos centros sanitarios como para entregarlas en las farmacias. La sociedad tiene que poder adquirirlas para su uso cotidiano.
Se ha sabido recientemente que la empresa And&Or fabrica las máquinas que producen el millón de mascarillas por semana que luego nos vende China. La empresa, con sede en Palomares del Río (Sevilla) tiene filial propia en Estados Unidos y en Bélgica. Resulta curioso que nadie se hubiese percatado de la existencia de esta empresa. Sin embargo, parece que será clave para controlar el proceso de producción y el control de calidad en unos productos que como se ha demostrado son esenciales. La maquinaria de And&Or permitirá que no dependamos de mercados externos. En época de pandemia, poder abastecer a la población de materiales tan importantes como las mascarillas es de primera necesidad.