Los facultativos de Medicina Preventiva y Salud Pública de los hospitales de Extremadura se adhieren y suscriben las recomendaciones emitidas el 11 de mayo por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), en las que no se indica el uso de guantes en la población general, ni la toma de temperatura en comercios, centros de trabajo y otros lugares.
Según la SEMPSPH en el contexto de la pandemia por COVID-19, el uso de guantes por parte de la población general es una medida no recomendada por autoridades oficiales como la Organización Mundial de la Salud, ya que «no aporta una protección adicional respecto a la higiene de manos» e, incluso, puede «incrementar las posibilidades» de transmisión de la enfermedad entre personas o a partir de superficies potencialmente contaminadas.
Las razones que desde la SEMPSPH se argumentan para realizar esta afirmación son que no son necesarios porque el virus no puede penetrar en la piel sana y, por tanto, no es posible la transmisión de la enfermedad de esta manera, de tal forma que es «innecesario tener una capa adicional de protección con el uso de guantes», indica la Junta en una nota de prensa.
Además, argumentan, los guantes son «tan susceptibles de contaminarse como la piel» y además «quitárselos sin contaminarse las manos no es sencillo», por lo que requiere de una técnica específica.
Además la SEMPSPH asegura que los guantes no se utilizan correctamente y que deben usarse «exclusivamente» cuando hay una indicación expresa (como es en los comercios para elegir frutas y verduras) y retirarlos inmediatamente tras finalizar la necesidad. Siempre debe hacerse higiene de manos antes y después de utilizar los guantes.
El hecho de llevar guantes no impide que, de igual forma que cuando están las manos desnudas, las personas se toquen la cara (para ajustarse las gafas o la mascarilla, apartarse el pelo…) y se pueden infectar igualmente.
Además, la higiene de manos sobre guantes es «menos efectiva» que sobre las manos. En un guante pueden quedar pliegues donde no acceden los productos de base alcohólica o el jabón; además, es posible que se erosione por los productos de limpieza, dejando lugares que pueden convertirse en potenciales reservorios de microorganismos.
Los guantes generan una «falsa sensación de seguridad» en el usuario. Llevarlos puestos puede hacer que no se tomen las precauciones para evitar el contacto con superficies potencialmente contaminadas y que no se realice una adecuada higiene de manos posteriormente.
Además, llevar guantes implica una pérdida de tacto, la contaminación pasa desapercibida. Por ejemplo, al tocar una barandilla sobre la que alguien haya estornudado, con el guante no se percibirá que está húmeda, por lo que se retrasará la higiene de manos y aumentarán las posibilidades de contagio o contaminación de otras superficies.
Cuando se usan guantes de forma habitual disminuye la frecuencia de la higiene de manos, lo que implica un incremento de los contactos de riesgo (contacto con superficies potencialmente contaminadas, contacto con la cara o con la mascarilla…).
La SEMPSPH recomienda a la población general no utilizar guantes durante su actividad diaria habitual, así como el cese del ofrecimiento a la entrada u obligación del uso de los mismos en establecimientos comerciales y de alimentación, debiendo ser sustituido por higiene de manos (que se podrá realizar con agua y jabón o con productos de base alcohólica), a la entrada y salida de dichos establecimientos. El uso de guantes debe quedar limitado a actividades muy concretas en su ámbito, por ejemplo, selección de frutas y verduras.
TEMPERATURA
Respecto a la toma de temperatura en comercios, centros de trabajo y otros establecimientos, la SEMPSPH recuerda que la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) emitió un comunicado donde expresaba «su preocupación por este tipo de actuaciones, que suponen una injerencia particularmente intensa en los derechos de los afectados y que se están realizando sin el criterio previo de las autoridades sanitarias».
La medición de la temperatura corporal «no se considera una prueba óptima» para detectar casos de enfermedad porque casi un 30 por ciento de los casos de COVID-19 en España, hasta el 7 de mayo de 2020, no han cursado con fiebre. En este sentido, de estar presente la fiebre, puede hacerlo de forma intermitente, pudiendo pasar inadvertida en el momento del control.
Además, la temperatura elevada puede ser debida al efecto de determinados medicamentos, lo que forma parte de la historia personal de las personas que no tiene por qué ser conocido por los empresarios, y puede que no haya fiebre en el momento de la medición por la toma de antitérmicos.
Además de lo expuesto, tal y como recuerda la AEPD, «este tipo de actuaciones, […] suponen una injerencia particularmente intensa en los derechos de los afectados y […] se están realizando sin el criterio previo de las autoridades sanitarias».
Por todo ello, desde la SEMPSPH no se puede recomendar la medición de la temperatura o cualquier otro parámetro biológico de forma sistemática por parte de establecimientos no sanitarios sin el aval de las autoridades sanitarias competentes.