Las siete diócesis catalanas que aún se encontraban en la Fase 0 del desconfinamiento podrán retomar las misas a partir del lunes 18 de mayo con medidas de seguridad sanitaria como el uso de mascarillas y una afluencia máxima de un tercio del aforo en las iglesias.
El Ministerio de Sanidad aprobó este viernes la Fase 1 para las regiones sanitarias de Girona, Lleida y Catalunya Central, y ha flexibilizado la fase 0 en Barcelona (la llamada fase 0,5), permitiendo la apertura de los centros de culto.
Los obispados de Urgell, Tortosa y Tarragona, que corresponden a regiones sanitarias que ya estaban en Fase 1 –Alt Pirineu i Aran, Terres de l’Ebre y Camp de Tarragona– oficiarán este fin de semana sus primeras misas dominicales en dos meses.
El portavoz del Arzobispado de Tarragona, Simó Gras, cuya diócesis ya ha abierto esta semana 169 parroquias, ha declarado a Europa Press: «La consigna en las iglesias que se van abriendo es hacer limpieza constante y respetar las normas sanitarias; y la experiencia que estamos teniendo es que los párrocos y los feligreses están muy concienciados.
Con adaptaciones puntuales según las características de cada diócesis, todos los obispados catalanes se han comprometido a seguir las directrices del Gobierno y la Conferencia Episcopal Española: respetar el aforo de un tercio en los templos, usar mascarillas, comulgar en la mano y desinfectar los bancos, entre otras medidas.
Sin embargo, Simó Gras ha dicho que en Tarragona han delegado en las parroquias la concreción de las normas: «Hemos dejado margen para que decidan como aplicar las medidas según si el párroco o los feligreses son muy mayores y son más vulnerables, si hacen misa diaria o no, o si son muchos o pocos fieles».
VOLUNTARIOS EN BARCELONA
La archidiócesis de Barcelona y los obispados de Terrassa y Sant Feliu (que pertenecen a las regiones sanitarias de Barcelona ciudad, Metropolitana Nord y Metropolitana Sud) podrán abrir sus templos a partir del lunes, aunque han informado de que cada párroco ha ido preparando su parroquia en las últimas semanas para cuando llegara ese momento.
Es el caso de Wilson Muhire, rector de la parroquia Mare de Déu dels Dolors, en el barrio barcelonés de Sants, que ya ha delimitado con cintas los bancos para respetar el metro y medio de separación y ha limpiado a fondo el templo: «Con un grupo de voluntarios hemos desinfectado toda la iglesia y los bancos para cuando podamos empezar las misas, y hemos señalado los sitios donde la gente se podrá sentar».
En la parroquia de Sant Vicenç de Sarrià, en Barcelona ciudad, han movilizado a 30 voluntarios para ordenar las celebraciones, pero la limpieza del templo la han delegado en el Ejército, al que enviaron una petición «por correo electrónico» a través de la Delegación del Gobierno, ha relatado a Europa Press su vicario, Pere Alavedra.
Además, aunque la responsabilidad de aplicar las normas es de cada parroquia, el Arzobispado de Barcelona ha abierto en las últimas semanas una bolsa de voluntarios para ayudar a las comunidades que tengan más problemas.
«Durante la epidemia hemos ayudado a montar un hospital de campaña y hemos participado en acciones de Cáritas. Ahora nos hemos puesto a disposición de los párrocos para controlar el aforo y las medidas higiénicas en las parroquias», ha explicado el responsable del equipo y miembro del Secretariado de Juventud, Francesc Figueras.
De momento –explica Figueras– han pedido ayuda 51 parroquias de la ciudad, y la bolsa de voluntarios cuenta con 314 jóvenes y 91 scouts de Minyons Escoltes i Guies de Catalunya –405 voluntarios en total–, a los que se ha formado para poder llevar a cabo su labor.
«Es más seguro ir a misa que al supermercado; estamos siendo muy cuidadosos», ha dicho a Europa Press una voluntaria, Mireia Béjar, que también ha participado en una campaña impulsada por católicos laicos para pedir a los obispos que se retomen las eucaristías.