La monarquía no está… y a la República ni se la espera

  • La presencia de Unidas Podemos en el Gobierno ha dificultado la presión contra Zarzuela.
  • Un sondeo de Público evidencia que los españoles prefieren una República.
  • Felipe VI ha heredado el confortable silencio mediático que disfrutó su padre y sufrió España.
  • En el que podía haber sido el Día D y la Hora H de la III República, Felipe VI apareció como beneficiario de una fundación panameña con cuenta en Suiza, la izquierda estaba pisando moqueta y moderándose para no asustar a Bruselas y el IBEX35.

    Han pasado nueve años del 15M y su hijo más exitoso, Podemos, se ha hecho mayor y ha vaciado las calles. Los colmillos de Pablo Iglesias están desactivados para alegría de Zarzuela, que ve como se le despejan los nubarrones de hace algunas semanas.

    LOS SOCIALISTAS Y LA REPÚBLICA

    El Congreso rechazó hace unas semanas la pretensión de las CUP de llamar a comparecer ante las Cortes a Felipe VI, apuntalado por el partido clave para la monarquía española durante las cuatro últimas décadas: un partido de orígenes, historia y bases republicanas, el PSOE.

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    Algunos diputados arremetieron contra la monarquía, anacronismo antidemocrático para unos y mal menor para otros. Gerardo Pisarello afirma que «cada vez son más los grupos parlamentarios que solicitan que Juan Carlos I sea investigado y cada vez son más insostenibles los argumentos esgrimidos para impedirlo».

    Es evidente que el hecho de que Juan Carlos I vaya por encima de la ley evidencia hasta qué punto la monarquía goza de derecho de pernada. La clave de este disparate son los medios progresistas cortesanos: Évole lleva ocho años sin hablar sobre la monarquía a pesar de que Ferreras se dice republicano y PRISA no se sale del guión. Del papel ni hablamos…

    CINCO AÑOS SIN ENCUESTAS

    El Gobierno de Mariano Rajoy decidió en 2015 dejar de preguntar sobre la monarquía en las encuestas del CIS. El suspenso de la institución, según la valoración de los españoles, quizás llamó a ello y ahora ni Unidas Podemos ha logrado doblar el brazo del PSOE.

    República
    Felipe VI y Juan Carlos I

    A nivel privado sí que se hacen encuestas: hace unos días Público presentó un sondeo de Sináptica que dice que el 52% de los españoles prefieren la República y el 58,2%, qué menos, creen que es necesario celebrar un referéndum para decidir de forma democrática la forma de Gobierno.

    LOS ACIERTOS DE JUAN CARLOS SON LOS ERRORES DE FELIPE VI

    Los aciertos de Juan Carlos I son los errores de Felipe VI. No diremos «y viceversa» porque el actual jefe del Estado mantiene tratos con Arabia Saudí y aparecía como beneficiario de una siniestra cuenta bancaria, previsiblemente relacionada con mordidas.

    Pero es evidente que el emérito supo leer a las mil maravillas España: la Casa Real tenía que acercarse a la izquierda para legitimarse. Y por eso Juan Carlos I fue muy feliz junto a Felipe González y Jesús de Polanco.

    Felipe VI parece no haber entendido nada: en Cataluña echó ‘gasolina’ sobre el conflicto, sus mayores fans son Vox y Federico Jiménez Losantos, y ni siquiera el pack progre y malasañero de doña Letizia, conciertos indie y humoristas rojetes, compensa.

    El actual jefe del Estado se posicionó junto al nacionalista trío de Colón, cinco veces derrotado en las urnas en 2019 por el empeño del centro-derecha de regalarle el centro al PSOE, que normalmente gana en un país que no ha olvidado el franquismo.

    A LA REPÚBLICA NI SE LA ESPERA

    No hay un solo elemento significativo del centro-derecha que apoye a la República. Y en las dos ocasiones anteriores en las que se instauró este sistema sí que hubo personajes conservadores apoyando el cambio.

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    Tan poco en la izquierda institucional parece haber demasiadas ganas de abrir el melón: el PSOE anda centrado, como siempre, en retener el poder; Unidas Podemos está priorizando su agenda social y ha enterrado sus exigencias sobre un nuevo proceso constituyente; y fuerzas independentistas de izquierdas solo aceptan la tricolor para enterrar a sus abuelos.