El Gobierno ha justificado este viernes el polémico pacto suscrito entre el PSOE con Unidas Podemos y EH Bildu por el que se comprometió a derogar íntegramente la reforma laboral en la «obligación» del Ejecutivo de «amarrar» los votos necesarios para garantizar que la quinta prórroga del estado de alarma que autorizó el miércoles el Congreso de los Diputados salía adelante.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que ha aprobado la nueva prórroga hasta el 7 de junio en los términos autorizados por la Cámara Baja, la ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, ha culpado a PP y a ERC de forzar al Gobierno a explorar nuevas alianzas.
Montero ha subrayado que «lo deseable» habría sido que el PP «no hubiera dimitido de su responsabilidad» al decidir votar en contra de la prórroga, pero también, en alusión a ERC, que se situó en el ‘no’, ha lamentado que entrase «en una dinámica de negociación imposible con la esperanza de que la responsabilidad de otros partidos salvara la prórroga». «Algunos votan en contra con los dedos cruzados para que salga adelante», ha interpretado.
El acuerdo con Bildu a cambio de una abstención que finalmente no resultó imprescindible para superar la votación de la quinta prórroga ha molestado tanto en el seno del Gobierno como dentro del PSOE. La vicepresidenta tercera del Ejecutivo, Nadia Calviño, ha calificado en público de «absurdo y contraproducente» abrir ese debate ahora, mientras que en las filas del Grupo Socialista se define el acuerdo suscrito como una «torpeza» para la que no encuentran explicación.
Pero lejos de asumir el error, Montero ha pretendido descargar la responsabilidad en otros. Así, ha iniciado su exposición en la rueda de prensa haciendo un llamamiento a «resetear» ciertas actitudes políticas porque la situación sanitaria y económica del país «no puede permitirse vetos contrapuestos que hacen inviable los acuerdos». Esta crisis, ha abundado, requiere que las formaciones políticas eleven «la mirada» y asuman «nuevas responsabilidades» y «aproximaciones».
En un contexto de mayor dificultad para prorrogar el estado de alarma, Montero ha defendido que el Gobierno «no escatimará» esfuerzos para «preservar la salud» y el «colchón de seguridad» para los afectados por la crisis del coronavirus a pesar de que su búsqueda de apoyos para sacar adelante sus decisiones genere «múltiples lecturas».
Sobre el polémico acuerdo con Bildu, negociado a espaldas de ministros directamente afectados como Calviño y del resto de partidos, Montero ha reivindicado que la «obligación» del Ejecutivo es «dialogar y amarrar los apoyos necesarios» para mantener el estado de alarma mientras sea el único instrumento del que se dispone para restringir la libertad de circulación de los españoles. «La seguridad y la salud de los españoles está por encima de ninguna otra cuestión», ha añadido.
Dicho esto, ha justificado el pacto con Bildu por la actitud del PP y ERC, que decidieron situarse en el voto en contra convencidos de que serían otras fuerzas políticas las que salvarían la votación. Montero ha lamentado que el principal partido de la oposición haya abandonado la sensatez y permanezca en cambio mirando «de reojo lo que hace la ultraderecha» de Vox, que desde el primer momento se opuso al estado de alarma, un instrumento que, afirma Montero, reclaman los presidentes autonómicos del PP cuando demandan al Gobierno que controle que no se desplacen a sus territorios ciudadanos de otras provincias más golpeadas por la enfermedad, como puedan ser los madrileños.
También se ha quejado de que una formación que se define progresista como ERC, aunque sin citarla expresamente, entrase «en una dinámica de negociación imposible con la esperanza de que la responsabilidad de otros partidos salvara la prórroga». En cambio, Montero ha achacado a un «exceso de responsabilidad» por parte del Gobierno para no dejar ninguna puerta abierta a que decayera el estado de alarma el que llevase «al límite» la negociación con Bildu.
La portavoz no ha descartado que el Gobierno solicite una sexta prórroga del estado de alarma a partir del próximo 7 de junio si, llegado el momento, considera que es el único instrumento que le permite restringir la movilidad de los ciudadanos. Si es el caso, ha confiado en poder contar con la responsabilidad del resto de partidos a pesar de que, desde la oposición, se intenta trasladar la «falsa impresión» de que prorrogar la alarma es competencia exclusiva del Ejecutivo, cuando lo tiene que autorizar el Congreso de los Diputados.
LOS ASPECTOS MÁS LESIVOS
En cuanto al fondo del debate en torno a la reforma laboral, Montero se ha alineado con la aclaración posterior del PSOE al acuerdo firmado con Unidas Podemos y Bildu, recordando que el acuerdo programático de la coalición de Gobierno habla de derogar con urgencia los aspectos más lesivos de la reforma laboral en el marco de la negociación con los agentes sociales de un nuevo Estatuto de los Trabajadores.
La única autocrítica que ha hecho Montero ha sido cuando ha reconocido entender la sorpresa que generó en el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, el acuerdo con Bildu. Y aunque ha admitido que el Gobierno podría hacer las cosas «mejor», ha denunciado los intentos de la oposición de intentar «desgastar» al Gobierno. Sin embargo, ha subrayado que el Gobierno de coalición con Podemos se encuentra «fuerte, cohesionado y unido, le pese a quien le pese».
DISTANCIAMIENTO CON BILDU
Preguntada por el malestar que el acuerdo con Bildu ha generado en el PNV –con quien los socialistas gobiernan en coalición en el País Vasco– a las puertas de una campaña electoral, Montero ha subrayado que el PSOE mantiene con Bildu «diferencias abismales».
Ha circunscrito por tanto el acuerdo con Bildu a la negociación en torno al mantenimiento del estado de alarma, una cuestión, ha dicho, que era importante también para Euskadi.
Sólo cuando se le ha preguntado por el hecho de que la formación abertzale no haya condenado el ataque con pintura roja en la vivienda de la líder del PSE y candidata a lehendakari, Idoia Mendia, Montero se ha solidarizado con su compañera de partido y ha aprovechado la pregunta para ilustrar que una cosa es llegar a un acuerdo puntual para «preservar la salud de los ciudadanos» y otra «tener sintonía con formaciones que no condenan este tipo de situaciones».