El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, ha abogado porque, en un Estado centralizado como España, existan «mecanismos de lealtad federal y cultura cooperativa para que la fragmentación de esa soberanía no devenga en vulnerabilidad», cuando se producen situaciones excepcionales como la de la pandemia del coronavirus, y el Ejecutivo central tiene que monitorizar medidas de excepción para hacerle frente.
Tras señalar que con el covid-19 han «emergido a flor de piel las incomodidades políticas al afrontar de manera conjunta una respuesta sanitaria y socioeconómica», ha indicado que, en la búsqueda del «bien común, un sistema político compuesto y complejo», como el del Estado español, «debe poder discernir entre espacios y momentos para la competición y otros reservados para la cooperación».
En una entrada en su blog, Itxaso ha indicado que, en la actual situación de globalización, el coronovirus ha llegado para recordar que «las pandemias representan una amenaza que, si bien no es nueva para el género humano, tiene lugar en un mundo superpoblado, desigual, interconectado y carente de instrumentos eficaces de gobernanza multilateral».
«Esta primera gran infección del siglo XXI es la quintaesencia del enemigo difuso, de la adversidad inaprensible que escapa al modelo de gestión compartimentada a la que estamos acostumbrados», ha manifestado.
Según ha explicado, «estos desafíos de nuevo cuño ponen a prueba la gobernanza pública, en un contexto de altos niveles de descentralización y fragmentación política, máxime al tratarse de fenómenos que no conocen de fronteras ni banderas».
«Las competencias gubernativas clásicas y exclusivas tropiezan con el abordaje de cuestiones que, por su complejidad, merecen una mirada trasversal e integral. El exasperante camino andado en la búsqueda de respuestas ante el desafío del calentamiento global es quizá el antecedente inmediato que nos viene a la mente», ha añadido.
«INCOMODIDADES POLÍTICAS»
En este sentido, ha dicho que en el Estado español se ha podido comprobar «cómo emergen a flor de piel las incomodidades políticas al afrontar de manera conjunta una respuesta sanitaria y socioeconómica coherente, común y pautada a la propagación de un virus que ha mostrado una letalidad notable, al provocar miles de muertes y poner al límite de su capacidad a los sistemas autonómicos de salud».
Más allá del celo político, parece lógico y sensato que el Gobierno de España asuma, en estas circunstancias, la responsabilidad de adoptar las medidas de excepción en relación a la libre circulación de las personas y funcionamiento de actividades, de coordinar la monitorización de los datos epidemiológicos con el objeto de mejorar la toma de decisiones, o el abastecimiento de material sanitario, cuyo suministro se ha visto seriamente comprometido en medio de un mercado global estresado y para cuyo manejo la diplomacia comercial adquiere singular valor», ha dicho.
A su juicio, los sistemas políticos «más descentralizados, como el español, han demostrado históricamente resultar más eficaces por la proximidad con que se prestan los servicios que afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos».
MECANISMOS DE LEALTAD FEDERAL
«Estos últimos pueden, además, ejercer un control más inmediato hacia los gestores de esas políticas públicas. Pero una crisis sanitaria como la que estamos atravesando, demuestra que son sistemas que requieren de mecanismos de lealtad federal y cultura cooperativa para que la fragmentación de esa soberanía no devenga en vulnerabilidad», ha precisado.
Denis Itxaso ha subrayado que, si la política «es consustancial a la búsqueda del bien común, un sistema político compuesto y complejo», como el del Estado español, «debe poder discernir entre espacios y momentos para la competición y otros reservados para la cooperación». «Y huelga decir que este no es un momento para la competición», ha advertido.
Por ello, cree que «hacer lecturas electorales de todos y cada uno de los pasos» que se dan, «reduciendo al ciudadano a categoría de mero votante, condena la gestión a un permanente y agónico pulso».
«La deliberación, el debate y la confrontación política cobran pleno sentido si van encaminados a forjar consensos que sólo serán posibles si todos comprendemos que ‘partido’ viene de parte. Aceptar la naturaleza relativa de nuestras respectivas verdades y adoptar una actitud proclive al entendimiento es la única manera de hacer de la política un instrumento útil en el que confiar para salir del atolladero», ha destacado.
BIENESTAR Y SEGURIDAD
El delegado del Gobierno ha manifestado que la democracia «es un proceso de profundización no exento de contradicciones y dilemas, que no puede perder de vista el fin último de proveer bienestar y seguridad al mayor número de ciudadanos».
«Esta crisis y sus trágicas consecuencias humanitarias representan una oportunidad para devolver a la política ese sentido noble de servicio público que gire la mirada hacia los ciudadanos, a nuestro derecho colectivo a ser gobernados de buena fe y contar con una alternativa de oposición digna de tal nombre. De lo contrario, no nos deberá extrañar que los ciudadanos escépticos y enervados se conviertan en legión», ha apuntado.
Itxaso ha concluido con una frase del activista por los derechos civiles Jesse Jackson, que dice que «hay una oportunidad para todo, tiempo para sembrar y tiempo para segar, hay tiempo para competir y tiempo para cooperar».