Las etapas por las que pasa un casado

Una relación de pareja matrimonial, conforme pasa el tiempo, va cambiando de etapa. Estas se determinan según las circunstancias vividas en cada momento. Por eso, se dice que hay diferentes fases por las que va pasando un casado. Cada una de ellas cuenta con cosas a su favor, pero también con objetivos que superar. Al ser algo que podemos prever, cada pareja se puede organizar para enfrentarse de forma adecuada a cada una.

Es cierto que no existen reglas generales. Sin embargo, vemos algunos factores en común que nos pueden ayudar a la hora de saber gestionar nuestra relación. No tiene nada que ver el estar recién casados que el tener nuestro primer hijo. Tampoco los matrimonios que llevan ya más de veinte años juntos que aquellos que tienen hijos jóvenes. Por eso, es bueno saber qué factores determinan cada etapa y ver cómo van llegando.

Podemos dividir en cinco las fases que vive un matrimonio. Descubre las etapas por las que pasa un casado para identificarlas y afrontarlas.

Transición y adaptación, la primera etapa de un casado

recien casados etapa

Esta la podemos colocar en los tres primeros años del matrimonio. Se trata de una etapa fundamental, pues es en la que se establecerán los roles y bases de la relación. Aquí la pareja se está adaptando al nuevo estilo de vida que ha elegido. Por ello, las claves para todo casado es saber comunicarse y ceder en las negociaciones. Los integrantes deben definir el proyecto común, visualizando cómo desean que sea el futuro y las metas a superar para conseguirlo.

Existen una serie de aspectos importantes que hay que resolver durante este período en el que nos estamos ajustando a nosotros y nuestra pareja. En primer lugar, debemos saber independizarnos de nuestra familia. La pareja necesita una autonomía que la fortalezca y prepare para superar las etapas que vienen. Además, hay que mantener la paciencia y la confianza, así como la tolerancia y el apoyo hasta adaptarse por completo.

En esta etapa se establecerán las reglas de la intimidad, teniendo claro lo que nos gusta, lo que no y los momentos que nos incomodan. Otro aspecto que debe tener en cuenta el casado es la correcta administración del dinero familiar y del tiempo, así como de la distribución de las tareas del hogar.

Segunda fase, llegada de los niños

casado hijos

La segunda etapa se caracteriza por la llegada de los niños en la pareja. Se suele situar entre los tres y diez años del matrimonio. Aquí ya ha finalizado el período de adaptación, por lo que tenemos más conocimiento de nuestra pareja y de nosotros mismos. Es la etapa en la que comienzan las pequeñas disputas por la convivencia.

Es el momento de aterrizar en la vida real. El casado se da cuenta de que el amor también va más allá de la primera fase, caracterizada por una mayor pasión y enamoramiento. Con fuerza de voluntad, es fácil de superar, siempre que utilicemos la inteligencia emocional para entendernos.

Muchas de las parejas en esta etapa se vuelven padres. Esto traerá nuevos retos y adaptación a los roles. Se debe plantear la dedicación que se les otorgará a los hijos sin que esta acabe con la pareja. Mientras tanto, debemos seguir lidiando con los compromisos laborales y la rutina diaria.

El momento de la transformación por lo que todo casado pasa

casado hijos adolescentes

El tercer momento se conoce como una etapa de transformación y se sitúa entre los diez y los veinte años de casados. Esta suele coincidir con la pubertad o adolescencia de los hijos, siendo la pareja de mediana edad. Aquí se desatará un proceso de reflexión y renovación de la vida. El casado debe estar en un estado saludable y el matrimonio fuerte, capaz de soportar las amenazas.

Además, debemos tener claro que las dificultades que supone el criar a los hijos, que ya van siendo mayores, no deben afectar a la relación de pareja. Para ello, hay que trabajar de forma conjunta. Formar un buen equipo debe ser prioritario.

Es un momento en el que los integrantes del matrimonio tienen que ser creativos y no dejarse atrapar por la rutina. Es una buena oportunidad de volver a descubrirse como pareja y volver a conectar. Hay que recuperar los detalles, compartir aficiones y disfrutar juntos. Pasar tiempo a solas sin los niños es importante.

El momento de la estabilización

pareja independiente

Esta etapa se sitúa entre los veinte y treinta y cinco años de matrimonio. Aquí las parejas han sido capaces de vencer las dificultades y las crisis de los momentos anteriores, por lo que la relación es estable, siendo una oportunidad para desarrollarse aún más a nivel personal y como pareja.

Se suele denominar esta etapa por el síndrome del nido vacío, pues es en la que los hijos abandonan el hogar para comenzar sus propias vidas independientes. Lo mejor es que ahora la pareja tiene todo el tiempo para volver a compartir aficiones y actividades en común.

La solidez de la relación y el conocimiento que tiene el casado de su pareja ayudará a superar la pena que se puede sentir porque los hijos se vayan. Es el momento de reírse de los errores, tolerar las diferencias y aumentar el diálogo.

Última etapa del casado: envejecer unidos

envejecer juntos

Es uno de los momentos más bonitos de la relación. Se sitúa a partir de los treinta y cinco años de casados. Tras la jubilación, en muchas ocasiones surgen nuevas oportunidades y cambios positivos, pues disponemos de más tiempo para nosotros mismos y nuestra pareja. Así, podemos realizar actividades que antes nos resultaban complicadas por nuestro trabajo. Es el momento también de otra motivación, los nietos.

Si el casado ya ha llegado a este punto de su vida junto a la pareja, tan solo necesitarán apoyo y cariño mutuo para seguir hacia adelante. Los conflictos y las crisis suelen desaparecer en esta etapa, pues la pareja estará muy estabilizada a nivel emocional e íntimo.

Durante todas las etapas, lo más importante es saber parar a reflexionar y valorar lo que tenemos al lado. En todo momento, el casado debe tener claro que es necesario mantener tanto la calidad como la cantidad de la intimidad en la pareja. También saber equilibrar el cariño y apoyo mutuo, sin esperar a esta última etapa.