Grupo SIFU, Centro Especial de Empleo especializado en la prestación de Facility Services, ha cerrado el ejercicio 2019 con una cifra de negocio de 101 millones de euros, lo que supone un incremento en su facturación del 11% con respecto al 2018. «Merece la pena contratar a personas con discapacidad», afirma a la vista de los resultados el vicepresidente del Grupo, Cristian Rovira.
En una entrevista Rovira recuerda los orígenes de la empresa, creada hace más de 20 años por Albert Campabadal Mas. «Su hermano tenía una discapacidad, era una persona con posibilidades pero nadie se la daba; por eso se crea Grupo SIFU, para dar una oportunidad», rememora.
De este modo comenzó esta andadura empresarial en 1993, en un contexto en el que apenas existían opciones laborales para el colectivo de personas con discapacidad, que en un principio eran empleados en servicios de jardinería, limpieza y consejería en comunidades de propietarios.
«Hay que pensar que en ese año hacíamos servicios de limpieza con personas con discapacidad, es decir, lo que nadie quería hacer (limpieza) con los que nadie quería contratar (personas con discapacidad). Ligar ambos conceptos no cuadraba mucho, costó hacerlo entender», reconoce.
Además, Rovira señala que, en aquella época, este colectivo «vendía por lástima, se compraba el producto porque daban pena». «Pensamos que ir por esa línea no tenía recorrido, eso es caridad y no queríamos que se comprara por eso, sino por profesionalidad. De este modo nos quitamos el traje social porque claro que lo somos pero por encima de todo somos profesionales», asevera.
Preguntado sobre el impacto de la Ley General de Discapacidad (que integra la antigua LISMI) en su actividad, Rovira afirma que «hay que ofrecer servicios de calidad porque no se puede depender solo de leyes». «Un proyecto que ayuda a más de 5.000 familias no puede depender de esto porque ¿y si un día no hubiera leyes?. Hay que mantener el negocio porque uno es un buen proveedor y de calidad, el proyecto tiene que sostenerse en el tiempo», argumenta.
Precisamente, durante 2019, el grupo SIFU ha generado 775 nuevos puestos de trabajo, un 12% más que el año anterior, hasta alcanzar una plantilla de 7.200 trabajadores. El Centro Especial de Empleo (CEE) de Grupo SIFU cuenta con más de 4.500 trabajadores, de los cuales, el 89,21% tienen algún tipo de discapacidad y 1.534 trabajadores (el 33,77%) pertenecen al colectivo de difícil inserción.
En cuanto a su expansión, además de estar implantada en todo el territorio nacional, Grupo SIFU abrió en 2018 su primera delegación fuera de España, en concreto, en Guéret (Francia) con el fin de crear puestos de trabajo para personas con discapacidad también en el extranjero.
«También nos han contactado desde Marruecos porque, sea el país que sea, la problemática es la misma: las dificultades de empleabilidad de este colectivo. Nosotros hacemos el proceso de selección al revés: tengo una persona, veo sus habilidades, lo que puede desarrollar y le busco un trabajo», relata.
Por todo ello, reitera que «merece la pena contratar a este tipo de personas» y lamenta que «a las empresas les cueste mucho arrancar en este sentido», al tiempo que insta al Gobierno «a poner más herramientas. «Creemos que queda mucho por hacer porque aún hay empresarios que quieren contratar a personas con discapacidad pero que al trabajador no se le note o que no quieren repetir si han tenido una mala experiencia. Por eso hay que seguir trabajando», enfatiza.
De cara al futuro, Rovira –que también es presidente de la Confederación Europea de Empresas Inclusivas (EuCIE)– augura «un cambio de 360 grados» en las políticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). «Antes eran solo sostenibles: ahora tienen que se sociales, sostenibles y saludable», afirma, además de pronosticar un impulso de la economía social para cubrir esa doble vertiente.
«EL ADN DE LA EMPRESA»
En el año 2006, Grupo SIFU puso en marcha su fundación, una entidad que se creó con el fin de trabajar para la normalización socio-laboral de personas con discapacidad. «Nosotros somos sociales desde el origen. A veces, si la empresa va mal, lo primero que cae es su RSC pero en nuestro caso ya estaba integrado en el ADN de la empresa. Sin embargo, no nos quisimos quedar ahí porque vimos que había mucho por hacer a nivel de sensibilización y aún queda mucho por recorrer», asegura.
«Queríamos hacer más: tenemos becas deportivas, artísticas, de sensibilización, hacemos voluntariado, etc. La fundación complementa lo que ya hacemos y donde no podemos llegar, sobre todo para visualizar y demostrar lo bien que lo hacen», reitera.
Una de las acciones más visibles de la fundación es la celebración de ‘La Nit Més In’, una gala nacida para dar visibilidad y poner en valor las capacidades de las personas con discapacidad. El evento de este año, que iba a celebrarse el pasado mes de mayo en el Teatro Real de Madrid, ha quedado aplazada por la pandemia mundial generada por el Covid-19 aunque la intención es que se celebre tanto en el Liceo de Barcelona como en el coliseo madrileño durante 2021.