El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reconocido este jueves las diferencias entre España y Países Bajos en cuanto al fondo europeo de recuperación y ha avanzado que poco antes del Consejo Europeo de los días 17 y 18 tiene previsto reunirse con su primer ministro, Mark Rutte.
Sánchez ha relatado que el próximo día 7 se reunirá con su colega portugués, Antònio Costa, al que ya vio este jueves en el acto de reapertura de la frontera en Badajoz y Elvas (Portugal). La semana siguiente, tras las elecciones gallegas y vascas, tendrá un almuerzo con su «querido amigo» Rutte: «Tenemos amistad pero no una visión compartida de cómo resolver esta crisis».
En una entrevista en La Sexta, el jefe del Ejecutivo ha explicado dónde están las diferencias entre los Veintisiete: la dimensión del fondo, la proporción de préstamos y transferencias, el periodo de ejecución y «la famosa condicionalidad».
La Comisión Europea ha propuesto un fondo de 750.000 millones de euros, de los que 500.000 serían transferencias y 250.000 préstamos. El Gobierno español defiende que el periodo de ejecución de los fondos sea de cuatro años –los más reacios al fondo quieren limitarlo a dos– y no ve razonable que los planes de reformas tengan que recibir el visto bueno unánime del Consejo, como quiere, por ejemplo, Países Bajos.
Además, ha subrayado que en este fondo España no será solamente beneficiario, ya que tendrá que contribuir a él en un 9 por ciento, igual que Alemania tendrá que hacerlo en un 20 por ciento y Países Bajos en un 6 por ciento.
Lo que sucede es que España, al haber sido «uno de los países desgraciadamente más afectados –por la pandemia– como consecuencia de ser un ‘hub’ turístico» y por eso necesita más recursos que otros países. También, ha señalado, porque España es una economía de 47 millones de personas «trascendental para el buen funcionamiento del mercado interior».
MUY VINCULADO A LOS PGE
En todo caso, ha señalado que es «imperativo» que los líderes europeos alcancen un acuerdo en julio, teniendo en cuenta, además que los Presupuestos Generales del Estado que Sánchez quiere aprobar antes de fin de año estarán «evidentemente muy vinculados al grado de consecución de fondos europeos».
Sánchez considera que si el fondo sale adelante será «un hecho histórico de la magnitud que fue la instauración de la moneda única» o el ingreso de España en la entonces Comunidad Económica Europea.