El Partido Popular y el PSOE por fin han llegado a un acuerdo. Quieren proteger a Felipe VI a toda costa y con él a la Casa Real. Sin embargo, su estrategia no pasa por cortar por lo sano, sino por la parte ya infectada. La idea de una república está más cerca que nunca, y todo por los negocios turbios del rey emérito. Han sido muchas las historias sobre Don Juan Carlos, sin embargo, la última conocida, que parte de la existencia en Suiza de 65 millones de euros del rey emérito, un supuesto regalo del rey Abdulá de Arabia Saudí, que finalmente acabó en manos de su amante Corinna Larsen, ha dejado a la Casa Real en una situación muy complicada. Tanto, que incluso el Gobierno está dividido, pues Unidas Podemos quiere presionar para que el rey emérito responda por sus actos pasados ante un PSOE que guarda un silencio cómplice.
El mensaje que se desliza de la investigación de la Fiscalía suiza es que Don Juan Carlos utilizó su posición de monarca para sacar beneficios. Al menos es lo que se entiende al ver que un rey saudí le «regaló» presuntamente 65 millones de euros al entonces monarca de España que acabaron en un banco de Suiza y poco después en una cuenta a nombre de Corinna Larsen, la amante del Rey. Según la amiga íntima de Juan Carlos, le regaló esa cantidad de dinero «por amor». Pero lo cierto es que todo lo que rodea al padre de Felipe VI huele a podrido. Y muchos partidos políticos tratan de salvar la dignidad de la Casa Real a toda costa, pero cortando por lo podrido.
Unidas Podemos lleva todo el verano intentando abrir una comisión de investigación por lo ocurrido con Juan Carlos I. Pero el PSOE, el PP y cualquier partido considerado constitucionalista ha tumbado esa posibilidad. La razón no es que consideren que Don Juan Carlos no se merezca ser investigado ni que apuesten por la inocencia del rey emérito, sino que quieren evitar una crisis constitucional a toda costa, pues creen que con una crisis económica en ciernes y otra sanitaria por venir el país tiene suficiente.
Esta es una motivación que comparten casi todas las formaciones políticas con representación en el Congreso para frenar la sangría institucional que ha abierto Don Juan Carlos. Sin embargo, la estrategia pende de un hilo por las arremetidas de Unidas Podemos y de las formaciones nacionalistas e independentistas. El peso de ERC, la formación morada, Junts per Catalunya, la CUP, EH Bildu, Más País o el PNV ejerce presión sobre la Casa Real, sin embargo, el PSOE y el PP, con un peso mayoritario en la Cámara, se han convertido en una presa que mantiene protegido al Rey, a quien intentan salvar de la quema a toda costa.
El problema es que ahora no se trata de que el rey emérito se haya ido a Botsuana a pegar tiros a algún que otro elefante. Se ha demostrado que el entonces rey de España amasó una fortuna gracias a su posición. Una millonaria cuenta de la que Felipe VI es su heredero por mucho que intente copar titulares con su presunta renuncia a la misma, pues todavía no puede hacerlo.
Unidas Podemos no parará en su empeño de celebrar la comisión de investigación sobre los negocios turbios del rey Juan Carlos. Pero el PSOE y el PP sí que se han puesto de acuerdo en evitarla a toda costa.
Lo único que queda por aclarar es cómo reaccionará la Fiscalía española tras conocer las investigaciones de su homóloga suiza. Si hay pruebas suficientes que demuestren la culpabilidad del rey emérito que sean posteriores a 2014 (pues hasta esa fecha era inviolable y podía hacer lo que quisiera sin consecuencias penales), podrían tomar cartas en el asunto. Pero todo apunta a que el Gobierno (o la parte más conservadora del mismo) no quieren que esto salpique a la Casa Real y quieren contener la hemorragia cortando por lo infectado.
Una tercera república era una utopía hace unos años. Sin embargo, a medida que la vida de Don Juan Carlos se ha dado a conocer, el apoyo a la monarquía se ha disipado paulatinamente. El baluarte de Felipe VI es Andalucía, pero más al norte, no es que haya pasión porque España tenga un Rey. En 2019, solo el 50,8% de la población se confesaba monárquica, según la encuesta realizada por IMOP Insights para Vanitatis. El 46,1% se confesaba republicano y el restante, indeciso.