El origen de las escorts y cómo han evolucionado a lo que son ahora

Todos conocemos ese dicho de que la prostitución es la profesión más antigua del mundo. Sin embargo, pocos sabemos, en realidad, la fecha a la que debemos retroceder para conocer el origen de las ahora también denominadas escorts, que pueden o no tener sexo con sus clientes. Sí, en el Imperio Romano ya se practicaba la profesión, pero ahí no se encuentran sus raíces.

No obstante, es cierto que en Roma y Grecia la sexualidad era algo mucho más libre, por lo que la prostitución no era ningún tabú. También eran mucho más abiertos en temas como la homosexualidad, pues el cuerpo humano era venerado sin importar si se trabaja del de un hombre o del de una mujer.

Para conocer más sobre la historia de la profesión, debemos remontarnos a Mesopotamia. Descubre el origen de las escorts y cómo han evolucionado a lo que son ahora.

Mesopotamia, el origen de las escorts

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La prostitución siempre ha sido considerado un oficio a lo largo de la historia. Parece que su origen se remonta a nada menos que el siglo XVIII a.C., situándose en Mesopotamia. Aquí ya existían algunas leyes que protegían a las mujeres que se dedicaban a dicho trabajo. De hecho, el Código Hammurabi regulaba derechos de herencia de cada una de las prostitutas.

En Babilonia, por ejemplo, la norma era distinta. Aquí se obligaba a todas las mujeres a prostituirse al menos una vez en la vida con algún extranjero como muestra de hospitalidad. En la Edad de Bronce, los fenicios y griegos también la practicaban en honor a la diosa de la fertilidad.

Según la Biblia, en el apartado del Génesis, Tamar se ha pasar por una prostituta, siendo contratada por Judá. Esto quiere decir que ya era algo que se tenía en cuenta incluso en los escritos más antiguos.

Fenicios y griegos, los más complejos

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En honor a la diosa de la fecundidad, se debían cumplir una serie de tradiciones que pasaban por que las mujeres se golpearan a sí mismas, ofreciendo más tarde su cabello a la diosa. Si no querían perderlo, debían entran en un mercado al que solo pasaban personas extranjeras. Para recuperarlo, debían prostituirse las veces que pudieran y ofrecer las ganancias en forma de ofrendas a la diosa.

En la Grecia clásica, tanto las mujeres y hombres hacían las veces de escorts sin que fuera ningún tabú. Casi todos ellos eran jóvenes y podían ser libres e independientes. Sin embargo, debían usar una vestimenta distinta a la del resto de la población. Pagaban sus impuestos como cualquier trabajador, pues era obligatorio.

El rey ateniense Solón fundó el primer burdel en el siglo VI a.C. en la ciudad de Atenas. No obstante, se prohibió de forma expresa el proxenetismo. Los beneficios fueron a parar a la construcción del Templo de Afrodita, diosa del amor y la lujuria.

La Antigua Roma, cuna de las escorts

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En la Antigua Roma es donde podemos encontrar por primera vez el término «prostitutere», que se traducía como «exhibir para la venta». Esta época está considerada como un paraíso para el oficio, pues existía una gran libertad sexual tanto para las mujeres como para los hombres.

Ellos mantenían relaciones sexuales con quienes quisieran, igual que ellas. De hecho, las mujeres, incluso las que estaban casadas, sí debían respetar una serie de códigos sociales y morales, pero nada estaba en contra de que disfrutaran de su sexualidad como desearan.

En Roma podemos hablar de que aparecieron las escorts modernas. Eran mujeres educadas que sabían dar placer y mantener una buena conversación. Muchas cobraban altas cantidades de dinero y ofrecían los servicios a altos cargos de la política y la economía.

Edad Media, la época de las contradicciones

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La Edad Media se considera como una época de contradicciones. Sobre todo, para la prostitución. La sexualidad era considerada un pecado por la Iglesia, aunque existía tolerancia hacia la profesión. En Venecia, por ejemplo, el Gran Consejo declaró en el 1358 que la prostitución era algo indispensable.

De hecho, la Iglesia también la permitió en algunos sitios, siempre que se distinguieran de las «mujeres decentes» a través de la vestimenta. En la ciudad de Florencia llevaban campanas en los guantes y el sombrero. En Milán, llevaban un manto negro. Otras ciudades crearon burdeles gestionados por el Estado para ganar dinero a través del oficio.

Sin embargo, otros Estados se dedicaron a darles caza con el fin de erradicarlas al completo. Una vez lo hacían, las desterraban o las enviaban a los suburbios, que más tarde se convirtieron en los barrios marginales. Nada pudo, no obstante, parar la prostitución, ya que la demanda era demasiado fuerte.

Las escorts, un «mal necesario» en el Renacimiento

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Si por algo conocemos el Renacimiento es por el redescubrimiento del ser humano. Sin embargo, también es obvio que se recuperaron algunos pensamientos y valores de la antigüedad que se habían ido perdiendo durante la Edad Media.

Las escorts y la prostitución también sufrieron transformaciones. La sexualidad continuaba siendo un tema tabú porque la Iglesia seguía muy presente en las cuestiones de Estado. No obstante, ya no ejercía una presión tan grande como antes sobre estas cuestiones.

De hecho, la profesión se consideraba como un «mal necesario». Hacía falta satisfacer las necesidades más primitivas de las personas, sobre todo de los hombres. Sin embargo, surgió una nueva condición: estaba prohibido ejercerla con judíos. Los clientes, sobre todo en España, debían ser cristianos.

Las épocas Moderna y Contemporánea para la prostitución

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Cuando llegó la época Moderna casi desaparecieron las prostitutas. Sin embargo, surge otra figura muy relacionada: las cortesanas. Al principio, las cortesanas solo eran parte del séquito del rey. Con el paso del tiempo, esto fue cambiando hasta que, en el siglo XIX, los términos prostituta y cortesana eran prácticamente sinónimos.

Al comenzar la época Contemporánea, las prostitutas continuaron siendo cortesanas, sobre todo en Europa. En el continente existía un gran poder por parte de la Monarquía, que no dudaba en relacionarse con ellas.

En la actualidad, las prostitutas continúan existiendo. Algunas practican el oficio como hace siglos. Otras, sin embargo, lo hacen después de haber caído en manos de proxenetas. Y, por supuesto, están las escorts de lujo, muy parecidas a las romanas. Estas cobran altas cantidades de dinero a clientes de altos cargos por tener o no sexo durante un período de tiempo determinado.