Investigadores descubren que una toxina del veneno del escorpión podría servir para tratar los infartos

Una toxina del veneno del escorpión podría servir para tratar los infartos, según ha puesto de manifiesto un grupo de investigadores de Estados Unidos en un estudio publicado recientemente en el ‘Journal of Proteome Research’.

El veneno de escorpión es una mezcla compleja de moléculas biológicamente activas, que incluyen neurotoxinas, vasodilatadores y compuestos antimicrobianos, entre muchos otros. Aunque el veneno es doloroso, los compuestos de veneno individuales, si se aíslan y administran en la dosis adecuada, podrían tener beneficios sorprendentes para la salud.

En concreto, un compuesto prometedor es el tripéptido KPP (Lys-Pro-Pro), que es una pieza de una toxina de escorpión más grande. De hecho, en el estudio se demostró que KPP hace que los vasos sanguíneos se dilaten y que la presión arterial disminuya en ratas hipertensas.

Y es que, los investigadores trataron las células del músculo cardíaco del ratón en una placa de Petri con KPP y midieron los niveles de proteínas expresadas por las células en diferentes momentos mediante espectrometría de masas.

De esta forma, descubrieron que KPP regulaba las proteínas asociadas con la muerte celular, la producción de energía, la contracción muscular y el recambio de proteínas. Además, el péptido desencadenó la fosforilación de una proteína de ratón llamada AKT, que la activó, y otra proteína involucrada en la producción de óxido nítrico, un vasodilatador.

No obstante, el tratamiento con KPP causó la desfosforilación de una proteína llamada fosfolamban, lo que redujo la contracción de las células musculares cardíacas. Tanto AKT como phospholamban ya son conocidos por proteger el tejido cardíaco de las lesiones causadas por la falta de oxígeno.