El Ayuntamiento de València reclama a la Demarcación de Costas del Ministerio para la Transición Ecológica una mayor aportación de arena para las playas de la ciudad ante la pérdida «constante» en los últimos cinco años: hasta 427.499 metros cúbicos en solo diez kilómetros del litoral urbano.
Estos datos «alarmantes» están recogidos en un estudio encargado a la Universitat Politècnica de València (UPV) que propone una revisión del modelo de desarrollo y de su afección al medio y resalta el retroceso de la base dunar en muchos sectores del Saler y una fuerte bajada de la cota de la playa.
Todo ello supone que «evidentemente, ahora mismo las playas están más expuestas a la acción directa del oleaje y la capacidad de defensa de la playa ha bajado sustancialmente», ha advertido el alcalde, Joan Ribó, en la presentación de las conclusiones del grupo de Cartografía Geoambiental y Teledetección de la UPV.
Las razones de pérdida de arena son, fundamentalmente, la falta de sedimentación de los ríos que tendrían que ir al mar, las infraestructuras construidas cerca de las playas y los fenómenos climáticos adversos cada vez más frecuentes y agresivos como por la DANA de septiembre o la borrasca Gloria.
Ante esta situación, Ribó defenderá este jueves en el pleno municipal de julio una moción para instar a Costas a implementar «ya» el proyecto de aportación de arena «prometido en 2017». Este trabajo de regeneración de las playas de València cuesta 28 millones de euros pero «el Ministerio todavía no ha trabajado sobre él».
A esto se suma que las dunas forman un conjunto interrelacionado con las playas, de manera que la existencia y la estabilidad de ambas depende la una de la otra y viceversa. València y Costas han trabajado en los últimos años en su regeneración, aunque los últimos temporales también han afectado las zonas dunares con la pérdida de 170.000 m3 de arena.
RECUPERACIÓN MUY LENTA TRAS LOS TEMPORALES
En general, el estudio de evolución de la playa muestra que en muchos lugares no se produce recuperación tras los temporales o que es muy lenta y no completa, incluso en las playas «históricamente acumulativas» como las del norte del puerto.
Entre las causas locales destaca el efecto barrera de las infraestructuras de la costa. «No es un hecho nuevo, no es un hecho que viene de la última ampliación ni mucho menos, es un hecho que se sabe desde hace medio siglo: el puerto hace efecto de barrera sobre la acumulación de arena e impide que la arena llego a las playas del sur», ha subrayado el vicealcalde segundo y edil de Ecología Urbana, Sergi Campillo.
Otra de las causas locales es que la gran aportación que hacían los ríos de sedimentos a las costas se ha roto en las últimas décadas. De hecho, «el río Túria ni siquiera llega al mar», a lo que ha sumado «la nefasta» concepción ambiental que tenía el anterior gobierno del PP cuando se dedicó a defender que el agua de los ríos no podía echarse al mar, que ha condenado nuestras playas a no tener aportación de sedimentos.
Tampoco se puede olvidar un efecto de degradación del litoral «importantísimo y global», pues cada vez hay más frecuencia de temporales y otros efectos del cambio climático que afectan como la subida del nivel de la mar.
El informe también pone en foco en las pérdidas volumétricas «muy fuertes» entre 2015 y marzo de 2020, ya que no solo se pueden asociar a ‘Gloria’. «Claramente se aprecia que en el grueso de las playas está habiendo un déficit sedimentario que provoca un retroceso de la línea de costa», ha expuesto el profesor Josep Pardo Pascual.
Eso sí, las playas se mantienen mejor donde hay duna, como en el norte de la Gola del Perellonet, que donde no hay (entre la Gola del Perellonet y la del Perelló).