La Universidad de Navarra detecta 55 positivos tras realizar 11.000 PCR

La Universidad de Navarra ha realizado un total de 11.000 pruebas PCR a sus alumnos y empleados desde el pasado 24 de agosto. El número de positivos es de 55, de los cuales siete ya han sido dados de alta. Asimismo, 153 personas permanecen actualmente en aislamiento.

Se trata de una de las principales medidas del plan diseñado por el centro académico para garantizar un campus seguro y velar por la salud de los estudiantes y el personal. Más de 40 profesionales del ámbito biosanitario de la Universidad de Navarra han trabajado en la realización y análisis de cerca de mil test diarios, coincidiendo con el inicio del curso.

Las pruebas comenzaron el 24 de agosto con la incorporación presencial de los trabajadores y continuaron las siguientes semanas, tras la llegada de los 8.700 alumnos de grado, ha explicado el centro académico en un comunicado.

En este sentido, el doctor Alejandro Fernández Montero, del Servicio Mancomunado de Prevención de Riesgos Laborales – Área Covid-19, ha destacado la importancia de esta medida, puesto que ha permitido «frenar la transmisión de Covid, en la comunidad universitaria y en Navarra, de 55 personas que desconocían su capacidad de contagiar y han generado a su vez una media de más de tres contactos estrechos en el entorno universitario».

Además, «los datos epidemiológicos recogidos en este primer rastreo nos ayudarán a identificar los comportamientos, estilos de vida y ámbitos de relación social de riesgo de adquisición de la enfermedad. Y en consecuencia, actuar sobre ellos».

El doctor Fernández Montero ha explicado por qué la Universidad de Navarra optó por realizar PCR a toda la comunidad universitaria y ha destacado que «es la prueba que se positiviza de forma más temprana». «Esto permite además de un diagnóstico precoz de la enfermedad, aplicar medidas de aislamiento para que el paciente no contagie a otras personas y la búsqueda de contactos estrechos para frenar su diseminación», ha remarcado.

También ha subrayado que «la Universidad pasaba de un riesgo cero al estar cerrada en verano, a acoger a una población de 11.000 personas provenientes de más de 60 países y de todas las regiones de España, con una capacidad de socialización enorme, como son los jóvenes universitarios».

Según ha señalado, «era necesario cuantificar y analizar este nuevo riesgo para valorar las medidas de prevención aplicadas e incorporar nuevas».

UN TOTAL DE 200 PCR ALEATORIOS POR SEMANA

Según ha expuesto, mientras no desaparezca la enfermedad conviene hacer muestreos aleatorios. De hecho, la Universidad de Navarra realizará unos 200 PCR por semana a una muestra representativa para tener una idea de la evolución de la infección y detección de nuevos focos de contagio.

«Si estamos preparados y actuamos ante los primeros indicios del riesgo de un rebrote se puede convivir con la enfermedad. Protegiendo a los más vulnerables, con las herramientas preventivas y de diagnóstico precoz, y con los avances terapéuticos se puede mantener una sociedad activa y con un control satisfactorio de la enfermedad de Covid-19 hasta la llegada de una posible vacuna», ha remarcado.

Por su parte, Sara Martínez Solchaga, directora del Servicio Mancomunado de Riesgos Laborales de la Universidad de Navarra, ha puesto en valor la «importancia» de este cribado inicial a principio de curso y ha insistido en la necesidad de «no relajarse y seguir cumpliendo con las medidas de prevención e higiene marcadas por las autoridades sanitarias y por el centro académico».

«La Universidad de Navarra ha invertido mucho esfuerzo, y también recursos, para adaptar el campus a las actuales circunstancias, con remodelación de espacios, señalización, refuerzo de la limpieza, y por supuesto, la realización de test PCR a todos. Ahora no podemos echar por la borda todo ese trabajo», ha apuntado.

Según ha indicado, además de los PCR aleatorios, «empleados y estudiantes no deben bajar la guardia y ser responsables, tanto dentro como fuera del campus, y respetar las medidas, para que la vida académica continúe de forma presencial, dentro de lo posible».

Asimismo, ha agregado, «todas estas decisiones que se toman para salvaguardar la salud de la comunidad universitaria, repercuten directamente en el entorno social».