miércoles, 23 julio 2025

Así es La Posada de la Cuerda, el hotel ‘cutre’ de Madrid

Hoy en día, hablar de hoteles sin duda alguna se nos vienen la mente una diversidad de elementos, casi todos perfectos, con los que pasar unas merecidas vacaciones. Y es que, nadie puede poner en duda que este tipo de ámbitos, donde implica el hecho del descanso, siempre está en constantes cambios y evolución, con la firme intención de ofrecer buenos servicios. Hasta un punto, todos estamos claros de este concepto, pero en Madrid, por ejemplo, se cuenta que existió un hotel que dentro de sus características, realmente no tenía este tipo de definiciones, ya que iba directamente al sentido inverso.

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Era lo peor de lo peor, en el sentido del mal gusto, y esa calidad que seguramente las personas se han de preguntar: ¿dónde habrá quedado? Pues bien, para nadie es un secreto que Madrid es una ciudad llena de luz, de colores, de espacios y encantos, pero también es fuente de historia, y esa historia tiene muchos secretos que a pesar no ser desvelados en la cotidianidad, están allí, y hay que descubrirlos.

Desde luego, cuando se trata del término “cutre”, ya tenemos una idea que nada bueno nos espera, pero también es una oportunidad única de saber qué es lo que nos rodea, ya que años atrás sucedieron cosas, que al día de doy, suelen costar creerlas, sin embargo, hay relatos de Madrid que la afirman como cierto. Te desvelamos los secretos de La Posada de la Cuerda, el hotel ‘cutre’ de Madrid.

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La existencia de los hoteles cuerdas

Aunque cueste creerlo, no solamente está La Posada de la Cuerda en Madrid, y el ejemplo de Londres. Se sabe también que los hoteles de cuerdas, a pesas de ser lo más bajo, tuvieron una existencia notoria en la capital de Francia, París.

Diversos historiadores, han dicho que esto era más común de lo que las personas pudieran imaginar, y respondían básicamente al momento histórico, cosa que al sol de hoy, resulta un desastre total, al que ningún turista intentaría adentrarse a una práctica de esta categoría.

Cabe destacar que algunos vagabundos, acababan durmiendo en árboles en los campos de la zona, y otros acudían a las famosas cuerdas por poco dinero, pero según dicen, resultaba de gran comodidad.

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