Un Gabilondo desaparecido convierte a Aguado en la gran esperanza de la izquierda

  • La izquierda ha recuperado la idea de la moción de censura con Aguado como candidato.
  • En el PSOE no gusta la línea "floja" que plantea Gabilondo en la oposición.
  • Aguado prefiere al PP antes que sumarse a un conglomerado de formaciones de izquierdas.
  • El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, se ha convertido en el más buscado por la oposición en estos momentos. El desaparecido líder de la oposición, Ángel Gabilondo, ya deslizó la idea de que, si Aguado quisiera, darían su apoyo en una moción de censura para que fuera el presidente de la autonomía. El líder de Ciudadanos entonces dio un portazo a la propuesta, pero con el aumento de contagios y el anuncio de nuevos confinamientos selectivos en la Comunidad, la izquierda ha retomado esta idea para presionar a Aguado y responsabilizarle de todo lo malo que pase en Madrid durante esta segunda ola de la pandemia. 

    El PSOE ya lo dejó caer. Con tal de erosionar a la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, estaban dispuestos a apoyar una moción de censura liderada por ellos que propusiera como candidato a la presidencia al actual vicepresidente. Una forma de fomentar una ruptura interna en el pacto de Gobierno que no salió bien después de que Aguado no entrara al trapo. Pero ahora, con los confinamientos selectivos a las puertas, la izquierda ha recuperado esa idea.

    El candidato de Más País, Íñigo Errejón, ha dejado caer que la culpa de todos los males de la Comunidad de Madrid la tiene Ignacio Aguado. Todo con el objetivo de presionarle para que rompa su pacto con el PP y ceda. «Los madrileños estamos pagando las consecuencias del Gobierno de Ayuso, el más negligente de la historia. Pero es Ciudadanos quien lo hace posible, son ellos los responsables», ha comentado Errejón. Se entiende de estas palabras que la culpa es por no ayudar a desbancar a Ayuso del poder.

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    La oposición de Gabilondo está siendo demasiado floja, tal y como lo ven desde Más País o Podemos. No gusta que el principal líder de la oposición apenas salga en los medios de comunicación para denunciar la situación y disgusta aún más que la gran esperanza para la izquierda sea Aguado y no Gabilondo. Aunque lo cierto es que cualquier movimiento que pueda hacer el líder autonómico socialista depende por completo de lo que decida Aguado.

    El vicepresidente entre tanto busca y quiere que su pacto con Ayuso quede intacto. Sabe que tiene más opciones de gobernar en una simple coalición de dos con el PP que meterse en un caos formado por Podemos, Más Madrid y el PSOE donde Ciudadanos sea la oveja negra. Pero los tiempos no acompañan a la coalición. Y los medios, tampoco.

    El problema de fondo no es que Aguado quiera o no, sino que Gabilondo no ha mostrado carácter en toda la legislatura. Ese carácter que incluso desde dentro del PSOE querrían que el filósofo tuviera. No se trata de metafísica, sino de política, y hay cada vez más voces dentro del PSOE que piden que en Madrid se opte por una línea más agresiva contra la actual presidenta de la Comunidad que no pase solo por intentar seducir a Aguado de que sea el nuevo presidente de la autonomía, sino que busque algo más.

    Aguado no es una opción, prefiere hundirse (por el momento) como actual vicepresidente que arriesgarse a convertirse en esa «veleta» que tanto denuncian desde Vox para echarse en brazos de una izquierda que podría construir una mayoría suficiente para darle la patada a Ciudadanos.

    Aguado entiende, al igual que la mayoría de los dirigentes de Ciudadanos, que su socio natural es el PP. Mientras que la presidenta de la formación naranja, Inés Arrimadas, sigue en su línea y busca acercarse al PSOE desde el centro político, Aguado es más de la línea del expresidente del partido Albert Rivera. Y no quiere echarse en brazos de un partido que también dependerá de Podemos y de Más Madrid para gobernar. Ahora bien, si el PSOE y Ciudadanos sumaran, otro gallo cantaría. Pero de momento, Aguado no quiere mayores cambios ni duros titulares.