Segunda ola: ¿Serán tan irresponsables los ciudadanos de Madrid otra vez?

Era un clamor. Por mucho que la Política lo intente negar, los datos apuntan a una realidad cuanto menos preocupante. Si en marzo el covid-19 pilló a gestores, sanitarios y ciudadanos con el pie cambiado, ahora no existen excusas que valgan si, como parecen indicar los malditos datos, nos lanzamos de cabeza a este particular día de la Marmota. Madrid es el punto neurálgico de España: concentra más de 8 millones de los 46 que hay en todo el territorio; es punto de origen y partida de la circulación de personas. Y su sistema sanitario está tensionándose por momentos desde hace más de un mes. Quien diga que no se veía venir es que está ciego o quiere tomar el pelo a los madrileños. Pero también hay otra arista: los comportamientos personales. ¿Cuándo comenzaremos a tomarnos en serio al coronavirus?

FIESTAS, ESCAPADAS MASIVAS, CONCENTRACIONES NEGACIONISTAS…

Queremos que regrese la normalidad, porque esta nueva no termina de asentarse. Durante los meses de confinamiento y desescalada, todos íbamos con grandes precauciones: al parque, al pasear, al ver a la familia en la distancia… Todo esto ha desaparecido con el falso sentimiento de ya vencimos al covid-19. Error mayúsculo de los habitantes de Madrid, y del resto de España. El virus no ha cogido un avión y se ha ido a otros territorios a sembrar secuelas y muertes. Sigue dando mazazos, ahora a la población más joven, más negligente. En Madrid, y en toda España.

Las imágenes de hoy, con todas las salidas de Madrid con retenciones y atascos, cobra hoy mayor relevancia tras el anuncio del Gobierno de la Comunidad, de establecer restricciones de movilidad en determinados puntos de la región y la propia capital.

Desde este lunes, fecha en la que se publicarán en el Boletín Oficial las medidas aprobadas por el gobierno de Díaz Ayuso, la movilidad quedará restringida en 37 zonas básicas de salud:

  • Seis distritos de la capital: Carabanchel, Usera, Villaverde, Villa de Vallecas, Puente de Vallecas y Ciudad Lineal
  • Siete municipios de la región: Fuenlabrada, Humanes, Moraleja de Enmedio, Parla, Getafe, San Sebastian de los Reyes y Alcobendas.

¿Acaso no hemos aprendido la lección que nos regaló el coronavirus en marzo y abril? Recordemos cómo fueron aquellos días, semanas y meses, previos y posteriores. Por si tenemos la memoria frágil.

FEBRERO-MARZO: EL MES QUE UTILIZÓ EL VIRUS PARA SITUARSE ESTRATÉGICAMENTE EN MADRID Y EL RESTO DE PUNTOS NEGROS

Hoy nos echamos las manos a la cabeza cuando leemos o escuchamos a los negacionistas de la pandemia hablar de que esto no existe, de que es un bulo, de que no es más que una gripe. Todos esos argumentos fueron habituales desde que se confirmaron los primeros casos en España. Entonces desoímos y nos tapamos los ojos a la tragedia italiana -que ya nadie parece recordar-, y nos burlamos y extrañamos de las medidas que China adoptaba en Wuhan. Muy pocos iniciaron entonces una reclusión voluntaria.

Desde abril se viene barajando como febrero como el momento culmen de la expansión del virus por toda España -aunque se apunta a un foco único-. El virus, como organismo agresor, es inteligente. Se camufla durante semanas antes de rebelarse, si llega a ello. Así explican que se expandiera con tanta profusión desde Vitoria a Madrid y de Madrid a prácticamente toda España.

¿NUESTRO AGOSTO?

Con los matices de los rastreadores -insuficientes, a la vista de las medidas que se ha visto forzado a adoptar el Gobierno de Madrid-, esta realidad pasada tiene cierto paralelismo con lo que hemos vivido entre julio y agosto. Dijeron los políticos: salid, ciudadanos, y consumid para recuperar la economía en V. Los ciudadanos salimos. Viajamos, nos reunimos, celebramos… y llegaron los rebrotes. Primeros casos aislados, y poco a poco mostrando otra vez esa red de puntos estratégicos en los que poder llegar a más.

Ahora, Madrid, Barcelona, Segriá, Zaragoza, Valladolid… es responsabilidad del ciudadano no contagiar(se). Se toman medidas, sin autocrítica. Inauguró el gesto Sánchez con el fin del Estado de Alarma –ahora es el turno de la responsabilidad-; hoy ha tocado a Madrid y Ayuso.

¿Aprenderemos realmente a no hacer nosotros también un Poncio Pilatos? ¿Comprenderán los jóvenes que no son solo ellos?