La pareja acusada de acabar con la vida de un hombre a pedradas a finales de junio de 2017 en las inmediaciones de la desembocadura del río Andarax en Almería han ofrecido este martes versiones contradictorias de cómo transcurrieron los hechos, de forma que si bien la acusada Concepción M.G. ha rechazado su participación en el crimen sin que hubiera mediado agresión por su parte, Manuel J.C. ha mantenido su relato inicial en el que asegura que la mujer fue la primera en atacar con una piedra a la víctima, aunque después él también participó en la agresión y se ocupó de ocultar el cuerpo en las inmediaciones.
Durante la primera sesión del juicio con jurado que ha arrancado este martes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería el acusado ha reconocido su implicación en el crimen, lo que ya confesó a los agentes que lo arrestaron, lo que en su caso podría conllevar en una reducción de la pena de 20 años inicialmente interesada por la Fiscalía si fuera declarado culpable.
Por el contrario, la acusada se ha desligado por completo del crimen y ha asegurado que los hechos se originaron a raíz de una discusión entre ambos varones por el vestido que llevaba ella puesto y que le había regalado la víctima. Esto habría enfadado al acusado, con el que ella había mantenido una relación sentimental en 2013 marcada por episodios de malos tratos por los que él llegó a ingresar en prisión.
La mujer, quien ha afirmado que la víctima era «su mejor amigo», ha explicado que ambos estaban «bebiendo y fumando marihuana» sobre las 20,30 horas en las cercanías de su vivienda cuando llegó el otro acusado y les ofreció vino. Fue poco después cuando se produjo la discusión, de forma que en un momento dado, trataron de salir de allí pero la víctima fue alcanzada «por dos piedras» que le arrojó Manuel J.C., de acuerdo con su narración.
«Yo intenté ayudarlo, pero no pude porque él iba muy borracho y yo también», ha explicado la acusada, quien ha afirmado que no pudo levantar a la víctima que se encontraba conmocionada en el suelo. Fue entonces, de acuerdo con su versión, cuando el acusado la «cogió del pelo», le retiró las llaves y la encerró en su chabola, que se ubicaba a pocos metros de los hechos. El hombre habría vuelto a la casa tras ocultar el cadáver.
Preguntada sobre por qué no acudió a las autoridades, la acusada ha afirmado que estuvo «encerrada» con el coacusado al menos «tres días» y que le tenía «pánico», por lo que únicamente confesó unas semanas después a un amigo lo que había pasado, sin llegar a conocer exactamente dónde se encontraba el cuerpo.
«Me dijo que lo había enterrado y que si decía algo me iba a degollar», ha añadido a la hora de aclarar que ella no presenció la muerte por hallarse «encerrada» en su vivienda antes de asegurar que la víctima no tuvo posibilidad de defenderse dado su estado.
«UNAS BOTELLAS DE TINTO CADUCADAS»
La versión de la acusada choca frontalmente con la de Manuel J.C., quien ha sostenido que la tarde de los hechos él se encontraba con Concepción M.G. en las cercanías de su vivienda cuando llegó la víctima, apodada ‘El Chiquitín’, tras haber sido invitado, con unas botellas de tinto de verano que estaban «caducadas desde hace tres meses» y que había encontrado «en la basura».
Según su relato estos hechos enfadaron a la acusada, a la que ha definido como una mujer «dominante», quien le ordenó que acudiera a una gasolinera cercana a comprar unos litros de cerveza. A su vuelta, según el acusado, la víctima se encontraba «desnudo» mientras que la mujer le «pegaba» y quería echarlo de allí sin ropa.
«Yo le di el pantalón para que no se fuera desnudo y cuando se sentó en el suelo para ponérselo ella le pegó al menos dos o tres pedradas», ha dicho el acusado, quien ha enfocado en la mujer el origen del ataque aunque, posteriormente, ha reconocido que él también le dio «dos o tres pedradas» a la víctima antes de dirigirse a la chabola para hacerse «un porro de hachís» para «tranquilizarse».
Manuel J.C. ha afirmado que el hombre no murió instantáneamente sino que pasaron varias horas hasta que perdió la vida, al tiempo que ha asegurado que la acusada, quien llegó «una hora más tarde» a la casa, le dijo «que se lo merecía por haber matado al peque» y que «había abusado de ella»; una declaración que ha conllevado gestos de desaprobación por parte de la acusada, quien han sido advertida por el magistrado-presidente, Jesús Hernández.
El acusado, quien ha reconocido que durante su relación sentimental con la mujer hubo «discusiones» e incluso le llegó a dar «un par de tortacillos» pero «no maltrato», ha afirmado que él se encargó de ocultar el cuerpo con unos matorrales y un colchón en una zona cercana a los hechos. Posteriormente permaneció «una semana» con ella antes de abandonar el lugar una vez que pudo cobrar su prestación por desempleo.
Asimismo, ha asegurado que accedió a participar en el crimen por las «amenazas» de ella, toda vez que ha asegurado que la mujer «miente» al decir que fue encerrada por él en la vivienda. «Ella decía que me iba a echar la culpa», ha dicho para justificar la versión contradictoria ofrecida por la acusada ante el estrado.
El juicio, que inicialmente estaba previsto para el 14 de abril pero que tuvo que ser aplazado por la pandemia de covid-19, es el segundo tribunal con jurado que se celebra con las medidas de prevención e higiene derivadas de la crisis sanitaria. La vista continúa este martes con la declaración de los testigos y agentes de la Guardia Civil.