El drama de no cobrar el ERTE sigue muy presente: más de cinco meses a dos velas

También se ha dado con otros temas, como la devolución del dinero de la declaración de la renta, algo que apunta a que el Estado está sobrepasado. Desde que estalló la pandemia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado muchas medidas que dejaban entrever que el Ejecutivo no dejaría caer a nadie y que serían las cuentas del Estado las que soportarían el peso de la crisis generada por la pandemia. Los ERTE o el Ingreso Mínimo Vital fueron dos de las más aplaudidas iniciativas que a día de hoy siguen dejando entrever un importante fallo de gestión, pues aún hay miles de trabajadores que no han cobrado su prestación a pesar de que los gastos vigentes a penas han sufrido cambios con la pandemia, sino más bien todo lo contrario.

Este es el caso de Violeta, una trabajadora del mundo de la aviación que se ha puesto en contacto con este medio y que relata que lleva hasta cuatro meses sin cobrar la prestación correspondiente. Su situación es similar a la de muchos españoles. Sufrió un ERTE en mayo al 70% y desde entonces ha tenido que «tirar de tarjeta de crédito» para sufragar los gastos. El alquiler, el agua, el gas y todas las facturas que le llegan las afronta, pero con deuda e intereses.

Cada mes es una lotería. Durante el verano, del 1 al 5 de cada mes miraba ansiosa la cuenta para verificar si llegaba ese ERTE, pero la realidad es que durante todo ese tiempo que la empresa no le ha pagado su correspondiente parte, el Estado ni siquiera les ha reconocido como su empresa está en esa situación. Esta trabajadora prefiere que tanto el nombre de su empresa como sus apellidos permanezcan en el anonimato.

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Son cuatro los meses que han pasado sin que haya cobrado la prestación y es perfectamente consciente de que es probable que su situación se prolongue, al menos, hasta diciembre, pero teme que sus cuentas quiebren por los intereses que lleva acumulados desde que le anunciaron el expediente temporal de regulación de empleo. «Cuando cobre todo de golpe, si es que lo cobro, tendré que pagar las deudas que he asumido con la tarjeta de crédito», detalla con la esperanza de que este mes de octubre el Estado le abone el dinero que le corresponde.

Al igual que los ERTE, el Estado también está sobrepasado con esa medida estrella impulsada por el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias: el ingreso mínimo vital. Se anunció como una medida que paliaría las consecuencias de la crisis pero lo cierto es que la mayoría de quienes han sido capaces de rellenar el formulario para solicitar esta ayuda social no ha recibido ni un duro por parte del Estado.

Esta medida fue aprobada con el consenso de partidos conservadores, pero todo prece que la política poco tiene que ver con la velocidad y capacidad de gestión del Gobierno, que desde que estalló la pandemia no ha sido capaz de solventar los problemas de pago que han tenido tantas personas. Pero la realidad es que con el ingreso mínimo vital se han coronado, pues de medida estrella ha pasado a ser una iniciativa fantasma que nadie (o muy pocos) han sido capaces de ver.

El número de solicitudes ha colapsado el ministerio de Escrivá y ha convertido la capacidad de gestión del Gobierno en un infierno para según qué personas. Tanto es así, que el Gobierno no solo se ha colapsado por los ERTE y por las prestaciones del Ingreso Mínimo Vital, sino que tampoco parece ser lo suficientemente capaz de devolver el dinero a aquellos que presentaron tarde la declaración de la renta, aunque es cierto que el Estado se da de plazo hasta diciembre.