El chófer del ex tesorero del PP Luis Bárcenas y de su esposa Rosalía Iglesias propuso al matrimonio instalar en su domicilio un sistema de videovigilancia con el que luego pudieron ser espiados en el marco de la operación ‘Kitchen’ que se investiga en la Audiencia Nacional y que presuntamente fue financiada con fondos reservados del Ministerio del Interior.
Así se desprende de una resolución dictada por el juez del caso, Manuel García Castellón, de marzo de 2019, en la que el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 acuerda realizar un análisis pericial sobre el dispositivo, ya que existían «claros indicios de que a través del mismo pudiera haberse instrumentalizado el seguimiento» a los Bárcenas para tratar de impedir que la Justicia accediera a documentos a su disposición que podrían afectar al PP en el ‘caso Gürtel».
La orden del juez se incluye en el sumario de la pieza ‘Kitchen’ del la macrocausa ‘Tándem’, que investiga las actividades irregulares del comisario jubilado en prisión José Manuel Jiménez Villarejo.
La petición partió del propio matrimonio, quien tras declarar en el marco de este procedimiento se dirigió por escrito al juez para explicarle que, tras el estrambótico episodio de secuestro por un falso cura que sufrió parte de la familia en su propio domicilio, en octubre de 2013, fue supropio chófer, Sergio Ríos, quien les convenció para instalar in sistema de videovigilancia.
Fue «el propio señor Ríos junto con otra persona de su confianza quienes instalaron un equipo y cámaras en los dos accesos al domicilio familiar, recalca el auto.
Bárcenas alertó al juez de que desconocía el alcance que podía tener el referido sistema de video-vigilancia así como sí a través del mismo se pudo favorecer el acceso a imágenes y sonido tanto dentro como fuera del domicilio por terceras personas, puesto que el sistema parecía «tener conexión con la línea telefónica, lo que permitiría transmitir la información contenida en el mismo a terceros, presentando claros indicios de que a través del mismo pudiera haberse instrumentalizado el seguimiento que aquellos fueron sometidos».
Como ha quedado apuntado a lo largo del procedimiento, agrega el juez en su resolución, «estos seguimientos eran consecuencia de un operativo parapolicial que fue montado por parte de altos cargos policiales para la intervención de la documentación que aquel detentaba como consecuencia de su condición de extesorero del Partido Popular».
Por ello, el juez ordenó a técnicos de Policía Judicial especializados en este tipo de pericias un informe técnico completo sobre las características de dicha instalación, sus funcionalidades y alcance, si aquella pudo ser utilizado para otros usos, «determinando particularmente si pudo ser empleado como medio para la intervención o escucha de conversaciones privadas o la transmisión de datos oinformaciones no consentidas dentro del domicilio o sus accesos».
Por otro lado, en la misma resolución el juez accedió también a tener como medio de prueba en esta causa el acceso al terminal móvil entregado por doña Rosalía Iglesias.
La razón es que la esposa del extesorero declaró al juez que al tiempo de llegar a su casa se le hizo entrega de un terminal móvil para ponerse en contacto con los funcionarios policiales como medida de seguridad, un teléfono que también «pudiera haber tenido como objeto realmente controlar su ubicación o incluso sus comunicaciones de forma ilícita».
BÁRCENAS Y SUS INHIBIDORES
En una de las conversaciones que Villarejo mantiene con Ríos y que obra en el sumario, éste le comentó que Bárcenas estaba «obsesionado» con que le grabaran y por ello utilizaba inhibidores y controlaba continuamente que éstos funcionaran. «Era súper disciplinado para eso», relató el chófer, recordando que el extesorero le ordenaba llevar el móvil en «modo avión» cada vez que se subían en el coche.
Él sí grababa, pero claro, no quería que nadie más le grabara», resumió Ríos, que reveló a Villarejo que el extesorero del PP llevaba un «inhibidor puesto» en el maletín que llevaba cada vez que salía de su vivienda que provocaba que los micrófonos de los medios de comunicación que le esperaban en la calle no funcionaran. También apuntó que Bárcenas llevaba a las reuniones un pendrive que «quitaba internet».