Un joven residente en Santiago ha sido condenado a doce años de cárcel por violar a una mujer que, en el momento de los hechos, mantenía una relación con su compañero de piso. El tribunal considera probado que el condenado se aprovechó de que la mujer se encontraba indispuesta tras consumir alcohol para violarla en el baño de su vivienda.
En la sentencia, emitida el pasado lunes 28 de diciembre tras el juicio celebrado cinco días antes, los magistrados destacan la existencia de una prueba de ADN que vincula al condenado con los hechos, registrados en julio de 2017, además de otorgar veracidad a los testimonios de la víctima y el excompañero de piso del procesado.
De este modo, consideran probado que R.C.C. se aprovechó de que la víctima se encontraba «muy» indispuesta en el baño de la vivienda para abusar sexualmente de ella. Los hechos se produjeron de madrugada, después de que condenado, víctima y la por aquel entonces pareja de esta última y compañero de piso del primero saliesen de bares por el casco histórico de Santiago.
Los magistrados resaltan en su fallo que el condenado arpovechó que la joven estaba sola, «muy postrada» y con «mucho malestar y náusesas hasta el punto de que se quedó semitumbada» mientras vomitaba, lo que la dejaba en una situación «especialmente vulnerable» frente a los propósitos del agresor dirigidos a «violar su libertad sexual».
A consecuencia de los hechos, la joven sufrió heridas físicas (rasconazos y una contusión en la cabeza) además de consecuencias psicológicas que, como testificó una psicóloga durante la vista, todavía padece en la actualidad.
Además, la existencia de una prueba de ADN hayada en una exploración de las partes íntimas de la víctima apuntaba la culpabilidad del condenado, que además de 12 años de cárcel (el Ministerio Público solicitaba 13), deberá abonar una indemnización de 20.000 euros a la víctima, a la que no podrá acercarse durante los próximos 17 años.