La Asociación Nacional Empresarial del Laboratorio de Análisis Clínico (ANLAC) ha resaltado que los test antígenos de diagnóstico rápido en COVID-19 «no pueden ser utilizados para el estudio de grupos numerosos para descartar infecciones, debiendo los resultados negativos ser tratados con precaución y confirmados mediante una segunda prueba molecular con amplificación del virus», tal y como se han utilizado en la Comunidad de Madrid en determinadas situaciones.
Asimismo, apuntan que resultan eficaces en la detección de casos en pacientes con elevadas cargas virales, pero que «tienen un bajo grado de fiabilidad en individuos con menores cantidades de virus». «Esto los hace poco fiables para detectar casos que se encuentren en los primeros días de la infección (justo antes del periodo de mayor capacidad de contagio), cuando han transcurrido más de cinco días tras el inicio de los síntomas y, sobre todo, en aquellos con un curso asintomático de la enfermedad», indican en un comunicado.
En este sentido, apuntan que la utilización de este tipo de test sin atender a sus características y de forma libre y masiva para intentar detectar casos de contagio «lleva aparejada una serie de graves consecuencias», como ausencia de garantías de un uso adecuado de este tipo de pruebas, falta de participación de profesionales cualificados en el proceso de realización de los test, incumplimiento de las necesarias medidas de seguridad en la obtención de muestras y ruptura de la cadena de información.
«Este conjunto de circunstancias hace necesario que las Administraciones Públicas competentes lleven a cabo las actuaciones precisas para regular y controlar la utilización de los test rápidos de antígeno, garantizando su uso por profesionales cualificados para ello y para los supuestos en los que realmente han demostrado su eficacia. De lo contrario, estaríamos ante una incorrecta utilización de estas pruebas que, a buen seguro, acarrearán unas nocivas consecuencias para la salud pública, repercutiendo negativamente en el control de la pandemia», insisten.
Desde ANLAC señalan que «el hecho de que se comercialicen libremente y se puedan utilizar de forma indiscriminada elimina la participación en todo el proceso de toma de muestras y de validación del resultado de los profesionales que realmente están capacitados para ello». «El proceso de toma de muestras debe reunir unas condiciones que solamente pueden ser garantizadas por personal especializado, con un equipamiento que evite el contagio y en unas instalaciones adecuadas», agregan al respecto.
De la misma forma, argumentan que la acreditación de los resultados «debería ser realizada por personal facultativo, que de fe, con las limitaciones derivadas de las características de los test, del resultado obtenido». «Ninguno de estos requisitos se cumpliría en los supuestos de una comercialización y uso libre de los test por quien sea (particulares, colectividades o servicios de salud laboral, entre otros potenciales destinatarios). Ello trae como consecuencia adicional que, al no participar personal específicamente autorizado y habilitado para ello, no existe cobertura de las posibles responsabilidades que se pudieran derivar de una mala praxis en la realización de la prueba», concluyen.