Un día nos encontrábamos tomándonos las uvas de año viejo y haciendo listas de buenos propósitos, y al día siguiente estábamos siendo sacudidos por una pandemia mundial que nos ha dejado imágenes que pasarán a la historia. De manera paralela hemos sido testigos de terribles explosiones, gravísimos incendios forestales, varios atentados terroristas o el despertar del volcán Krakatoa entre otros desastres naturales. ¿Qué más podría pasar en lo que queda de 2020?
Que un asteroide del tamaño de un frigorífico colisione contra la Tierra, por ejemplo. Efectivamente, la fecha está prevista para el 2 de noviembre, día en el que el asteroide bautizado como 2018VP1 podría impactar contra la atmósfera terrestre. Los científicos de la NASA llevan siguiendo su rastro desde 2018 y según sus cálculos, las posibilidades de que aterrice entre nosotros es de un 0,41%. Es un asteroide que clasifican como Apolo, y que circula a más de 40.555 kilómetros por hora. ¿Qué pasaría si alcanzase nuestra atmósfera? La NASA afirma que a tal velocidad, el impacto sería como una colisión contra un muro y que lo más probable es que se desintegrase de inmediato sin provocar daños en nuestra civilización. El cuerpo sería visible en el punto de entrada, regalando un bonito espectáculo visual a los testigos, pero el divulgador científico Neil deGrasse Tyson insiste que su tamaño es demasiado pequeño como para llegar a alcanzar la Tierra.
A petición del Congreso de EE. UU., la NASA ha creado un programa destinado a localizar hasta un 90% de los asteroides que mantienen una órbita cercana a la Tierra, con unas dimensiones superior as 140 metros de diámetro. 2018VP1 mide solo unos 2 metros, y aseguran que no supone una amenaza. Solo nos queda esperar y ver qué nos depara lo que queda de año. La llegada del asteroide está prevista para el día anterior a las elecciones en Estados Unidos así que puede que nos salvemos de una desgracia para ser testigos de otra peor.