El consejero de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, ha hecho referencia a la forma en la que el sistema de salud regional está afrontando el avance del coronavirus en este otoño, marcando diferencias con la capacidad para acometer la crisis sanitaria en el mes de marzo con la actual y resaltando que ahora poco más del 20% de camas hospitalarias están ocupadas por pacientes COVID-19, con sólo un 14% de UCIs dedicadas a la enfermedad, lejos de las estadísticas de la primavera.
En una entrevista en Televisión Española, ha puesto en valor que más allá del primer impacto que supuso esta nueva enfermedad a la capacidad asistencial castellanomanchega, a estas alturas de octubre puede decirse que tras preparar el sistema y las reservas, se ha ido aprendiendo cómo tratar la enfermedad.
«Hemos ido aprendiendo, vamos sabiendo un poco más, la primera explosión nos enseñó mucho por desgracia, pero hoy estamos un poco más seguros de lo que hacemos día a día», ha enfatizado.
Después de «una primera ola tremenda», ahora hay «una diferencia clara», y es que en estos momentos la capacidad asistencial está mejor preparada para sostener al COVID-19.
Ese es para Fernández Sanz «el gran cambio», toda vez que en primavera «de cada diez afectados, nueve acudían al hospital», y la mejor preparación de todo el sistema sanitario castellanomanchego a través de la contratación de rastreadores y el impulso de la Atención Primaria hacen que sólo uno de cada diez contagiados requieran asistencia hospitalaria.
«Esto es un cambio radical gracias a más rastreo, a la labor espectacular de la Atención Primaria y a más servicios de salud pública que están determinado la manera de actuar. Esa es la base para que la capacidad asistencial esté menos afectada», ha puntualizado.