El juicio previsto para este miércoles en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón contra quince ‘ultras’ acusados de la agresión a una docena de agentes de la Policía Nacional en la explanada del estadio de El Molinón, momentos antes de un derbi regional en 2017, se ha celebrado finalmente solo contra uno de ellos, al aceptar el resto las imputaciones y acordar una rebaja de las penas a entre uno y dos años de prisión.
El acusado que no ha llegado a un acuerdo, A.T,.M., ha reconocido que estuvo en el lugar, pero para recibir a su equipo, el Sporting de Gijón. Este ha negado los hechos de los que se le acusa, y en cambio, ha señalado que fue golpeado por varios agentes de la Policía.
Según él, estaba tan tranquilamente cuando le dieron un golpe por detrás con una porra y se le echaron encima varios agentes, luego marchó y le volvieron a golpear más policías, según su versión. Es más, ha afirmado que «nunca» tuvo problemas antes con la Policía y que cuando le llamaron para ir a Comisaría a declarar fue voluntariamente.
Una versión que fue contradicha por las declaraciones de varios policías que participaron en las dos cargas policiales de ese día y en especial por el agente agredido.
Precisamente este agente declaró en el juicio que cuando llegaron al entorno del estadio de El Molinón se encontraron una masa de gente y se hizo una carga «selectiva» para liberar a los compañeros policías que estaban allí, y para evitar daños al resto de aficionados que habían ido a recibir a su equipo, entre los que había personas mayores y niños.
Este relató como le dijo al acusado que se marchara pero este hizo caso omiso y le dio un puñetazo. Fue en ese momento cuando fue auxiliado por otros policías y vino después la segunda carga policial. Algunos grupos de los considerados violentos se disolvieron por el parque Isabel la Católica, pegado a la zona donde quedó parado el autobús del Sporting.
ACTITUD MUY AGRESIVA
Todos los agentes que han testificado han calificado la situación vivida ese día como de «violenta», con gente «muy agresiva» que les lanzaba todo lo que tuvieran a mano, desde botellas a vallas. Más de uno incluso ha indicado que en toda su carrera policial no había vivido un altercado así y también más de uno identificó «sin ninguna duda» al acusado como el agresor de su jefe policial.
El agente instructor del caso ha señalado, asimismo, que en la zona había unas 2.000 personas pero solo una treintena eran los radicales, «dándoles con todo lo que tenían», ha apuntado sobre la agresión a los policías. «La situación era caótica», ha asegurado, para después indicar que transcurrió en unos 20 o 30 minutos.
Asimismo, ha apuntado que a algunos de los implicado se les identificó ‘in situ’ y a otros posteriormente a través de la indumentaria que llevaban. Sobre el acusado, varios agentes dijeron que era conocido de antes, por ser la «cara visible», según estos, de los ‘ultra’, y también por estar implicado en un juicio contra este colectivo en Madrid que aún está pendiente de celebrarse.
Por parte de la defensa ha testificado el conductor del autobús del Sporting de ese día, quien explicó que tuvo que detener por un «rifirrafe’ entre un policía y un aficionado que se había quedado parado delante del vehículo.
El conductor ha indicado que se lanzó de todo en la trifulca y que una botella llegó a impactar contra la luna del autobús. No obstante, ha apuntado que no vio al acusado en la zona, al que conoce por coincidir en los partidos y haber hablado algunas veces con él.
El abogado de la defensa ha incidido en el hecho de que pese a que el conductor tenía una buena vista de lo que había pasado desde su posición en el autobús, no fue llamado a declarar por la Policía.
«A PORRAZOS»
Otro de los testigos de la defensa, amigo del procesado, ha indicado que estaba en la zona ese día con su hijo de ocho años y que saludó al procesado al cruzarse con el. La siguiente vez que le vio, el acusado estaba agachado y había varios policías encima de él «golpeándole por todas partes».
De esta carga policial dio fe también otro de los testigos, que es conocido del procesado al tener amigos en común. Este testigo dijo que vio al acusado rodeado de varios agentes que le estaban dando «porrazos». «Fue la imagen que me quedó grabada», ha señalado en el juicio.
El juicio contra este procesado ha quedado visto para sentencia. Tanto la Fiscalía como la defensa han mantenido su calificación al término de la vista oral. El Ministerio público solicita para el acusado un total de cinco años y medio y la defensa la libre absolución.
En concepto de responsabilidad civil, la Fiscalía pide el abono, en diferentes cuantías a los acusados de lesionar a los agentes, que suman una cantidad global cercana a los 23.000 euros.
Además, solicita que todos los acusados, conjunta y solidariamente, deberán indemnizar al Hospital Begoña, Gijón y Clínica Asturias de Oviedo, por los gastos derivados de la asistencia sanitaria prestada a los policías nacionales heridos.
TRIFULCA A LA LLEGADA DEL AUTOBÚS
De acuerdo al relato fiscal, los hechos tuvieron lugar la tarde del día 9 de septiembre de 2017, en el estadio de El Molinón, de Gijón, donde estaba programado el partido de fútbol entre los equipos Real Sporting de Gijón y Real Oviedo.
Este estaba catalogado como de alto riesgo por la Comisión Permanente Delegada de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 20 de la Ley 19/2007.
Por tal motivo, se estableció un dispositivo de seguridad específico en el que intervinieron distintas dotaciones de la Policía Nacional de Gijón, Oviedo y Madrid. Sobre las 16.30 horas de ese día, el autobús que trasladaba al equipo del Real Sporting de Gijón al estadio, escoltado por un único vehículo policial, accedió a la avenida de El Molinón, donde quedó bloqueado debido a la presencia de unas 2.000 personas seguidoras del equipo local, y entre los que se encontraban todos los acusados, pertenecientes a un grupo denominado ‘Peña Ultraboys’.
Con el fin de facilitar el paso del autobús, se personaron en el lugar varias dotaciones policiales que fueron recibidas por los acusados, y otras personas no identificadas, con lanzamiento de botellas de cristal, vallas delimitadoras, bengalas encendidas, contenedores del Servicio de limpieza, sillas, piedras y otros objetos.
Como consecuencia de todo ello, resultaron agredidos 12 agentes de la Policía Nacional, y muchos de ellos heridos de diversa consideración.
AGENTES LESIONADOS
Entre las lesiones que sufrieron figuran contusiones en diferentes partes del cuerpo, esguince, rotura de fibras e incluso alguno sufrió quemadura de primer grado en el lado izquierdo de la cara.
Todos los funcionarios policiales fueron atendidos en el Hospital de Begoña-Gijón, y Clínica Asturias-Oviedo, no constando el importe de los gastos ocasionados por la asistencia sanitaria prestada a los mismos.
La Fiscalía califica los hechos de un delito de desórdenes públicos, previsto y penado en los arts. 557 y 557 bis, 1a y 3a del Código Penal; uno de atentado; tres de lesiones, tipificados y sancionados en el art. 147.1 del Código Penal; tres delitos leves de lesiones; un delito de lesiones en riña tumultuaria.
Del primer delito, el Ministerio público acusa a todos los procesados, mientras que del segundo y del último, en concepto de coautores, a cada uno de los acusados, excepto a cinco.
Del resto de delitos, la Acusación Pública hace responsable a los procesados con función a su participación en el altercado contra la Policía. Concurre, en uno de los acusados de lesiones, la agravante de reincidencia.