El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, se ha sumado a la fiesta tras conocerse los datos que sugieren que la capital ha doblegado la curva (una tasa de contagios muy inferior al resto de España con 374 infectados por cada 100.000 habitantes). Da igual lo que dijera hace semanas o que criticara de forma velada todas las medidas que implementó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sin tenerle en cuenta. Ahora Aguado presume de que van por el buen camino y se ha sumado al mérito de la administración autonómica, que aún teniendo en contra al Gobierno nacional poniendo cada segundo piedras en el camino, los datos avalan la decisión que tomó Ayuso por la que fue tan criticada, incluso por Aguado, de los confinamientos selectivos sin necesidad de parar la actividad económica de la comunidad.
Aguado ha sido un obstáculo desde dentro para la administración autonómica. Desde que la segunda ola se convirtió en un problema en la Comunidad de Madrid en pleno octubre, el vicepresidente se ha alineado con la postura del Ejecutivo nacional. Si Ayuso optaba por medidas más tibias que no repercutieran de forma negativa en la economía, Aguado deslizaba que había que bajar la curva de forma «drástica» con «medidas contundentes». «Tal vez sea necesario hacer una parada», comentaba entonces el vicepresidente Aguado. Ahora, cuando la Comunidad de Madrid se sitúa en el puesto número 16 en el ránking de las comunidades más golpeadas por la pandemia, Aguado aplaude los resultados. «El esfuerzo y la disciplina social de los madrileños están dando sus frutos. No bajemos la guardia ni relajemos las medidas», ha asegurado el pasado martes.
Los ejemplos son muchos. Cuando Ayuso se empeñó en cerrar la Comunidad de Madrid solo los festivos y los fines de semana, tuvo a todos en contra. Daba igual que el Gobierno aplaudiera que Ceuta hiciera lo mismo días antes. Incluso Aguado se ha dedicado a criticar a su presidenta de forma velada, siempre, para buscar medidas más duras. «El cierre perimetral de la Comunidad de Madrid ha funcionado. Sería positivo extenderlo hasta finales de noviembre», ha comentado. Pero claro, al no contar con él desde la administración autonómica es difícil sentirte parte del equipo, quizás por eso lleva la contraria a su presidenta de forma continuada.
En cualquier caso, la obsesión de Aguado es la de salvar la Navidad. Quiere que la Comunidad de Madrid presente datos casi nulos a la hora de llegar a diciembre y quiere, en contra del criterio de Ayuso, cerrar la Comunidad a cal y canto todo noviembre porque se ha visto que ha venido bien para controlar el coronavirus. Sin embargo, lo que no reconoce es que estos datos se han visto venir desde que Ayuso decidió implementar medidas controladas que buscaban contener la pandemia sin arrastrar con ella la economía.
Para Aguado, la razón por la que la curva ha descendido es por la disciplina de los madrileños, y no le falta razón. Pero lo curioso es que tras varias semanas contradiciendo a su presidenta con casi cada medida que se decidía implementar, no quiera reconocer a Ayuso su mérito, sino que se apunte el tanto y apueste por aumentar más la presión sobre las restricciones para salvar su querida Navidad. Algo que la presidenta de la Comunidad de Madrid ya ha negado además de añadir que el confinamiento domiciliario será la última opción.
Los datos avalan la gestión de la presidenta a pesar de que Aguado se haya alineado con la oposición a la hora de exigir medidas más contundentes. Solo el PP se ha mantenido firme en su decisión de no cerrar bares y restaurantes y de evitar medidas más contundentes para paliar las consecuencias de la pandemia. Y por el momento, los datos avalan las medidas de Ayuso, aunque su vicepresidente se empeñe en endurecer su discurso.