Las razones del fracaso de Radar Covid

El mundo está en guerra contra el coronavirus. Un enemigo que ha demostrado ser más fuerte de lo que pensábamos. Por eso es vital tener herramientas para poder enfrentarnos a él. Y los medios técnicos son los mejores aliados. El Gobierno de España puso muchas esperanzas en una aplicación de rastreo denominada Radar Covid. Sin embargo, después de unos meses se ha convertido en todo un fracaso. Estas son las razones.

Anunciado a bombo y platillo, todo hacía indicar que la app podría ser una gran herramienta para luchar contra el coronavirus. Una aplicación de control que serviría para alertar de posibles casos o de zonas con muchos contagios, para posteriormente llevar un control. Pero esto no ha sido así, todo se ha convertido en un fracaso. Ni la app ha respondido ni la ciudadanía tampoco.

El Radar Covid

El Radar Covid

Todos los Gobiernos se esfuerzan en crear herramientas para poder luchar y controlar el coronavirus. Sin embargo, por unas razones u otras, no parece que acabar de triunfar. Hace unos meses nació Radar COVID. Una aplicación diseñada y dirigida por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial del Gobierno de España para ayudar a evitar la propagación del coronavirus (COVID-19).

De esta forma, la app te avisa de manera anónima del posible contacto que has podido tener en los últimos 14 días con una persona que haya resultado infectada utilizando la tecnología Bluetooth de bajo consumo. La app garantiza la seguridad y privacidad y es 100% anónimo. Lo único que tenías que hacer es descargártela en tu smartphone.

Así funciona el Radar Covid

Así funciona el Radar Covid

El Radar COVID además permite comunicar de forma anónima tu diagnóstico positivo. Al mismo tiempo que comunicas la exposición de forma anónima a las personas con las que has estado en contacto. La mejor manera de controlar el bicho es haciéndola con los medios tecnológicos que en estos días tenemos.

Una gran idea que se fue recomendando desde todos los Gobiernos, tanto nacionales como regionales. Incluso nacieron más apps parecidas. Todas ellas con la intención de controlar al virus y poder anunciar posibles contagios para llegar antes. Sin embargo, pronto se demostró que el monte no era todo orégano.

El uso de la app

El uso de la app

El uso de una app para ayudar al rastreo de contagios del virus es una medida que se ha usado en todo el mundo. Sólo necesita que un 20% de la población de un país se la baje para empezar a ser efectiva y ayudar a reducir el impacto de la pandemia en un 30%. Por ejemplo, en Alemania la usan un 20,2% de sus habitantes. En Irlanda hasta el 38% de todo el país se descargó la app de rastreo.

Sin embargo, en España, un 13%, según un estudio realizado por Pickaso. ¿Por qué? Pues la verdad es que quizás porque no se ha sabido trasmitir bien desde el Gobierno. Solo hay que ver los datos de otros países para demostrar que en España algo falla. Las esperanzas que estaban puestas en Radar Covid fueron diluyéndose poco a poco.

El fracaso de radar Covid

El fracaso de radar Covid

Tres meses después de su lanzamiento, ya podemos decir que Radar Covid ha sido un fracaso. Ya lo advirtió Fernando Simón cuando los contagios de covid comenzaron a dispararse: la app Radar Covid para rastrear contagios “no era la panacea”. El tiempo le ha dado la razón, aunque sea solo en esto al polémico experto.   

Políticos, investigadores, influencers, deportistas y hasta personalidades del mundo económico hicieron campaña a favor de la aplicación. Sin embargo, pronto surgieron las primeras voces en contra. Una de las más críticas era la posibilidad de no contar con privacidad. Aunque pronto se desmintió.

Pocas descargas del Radar Covid

Pocas descargas del Radar Covid

Como te decimos, la principal causa de su fracaso es que la gente no se ha descargado la app. El éxito radica en que lo tenga todo el mundo, pero muchos han pasado de ello. Bien porque no se ha sabido comunicar bien o bien porque muchas personas han desconfiado. Es curioso que muchas personas criticaban la falta de privacidad de la app, cuando saben perfectamente que otras como Facebook o Instagram ‘roban’ todos los datos personales.

Los últimos datos oficiales hasta finales del mes de octubre Radar Covid indican que había tenido cinco millones de descargas, lo que supondría poco más del 10% de los posibles usuarios y apenas la mitad del objetivo marcado. Hasta la OCU salió a decir que no atentaba contra la ley de privacidad.

Tarde y mal

Tarde y mal

Las autoridades, como casi siempre, también han tenido su parte de culpa en este fracaso de la app. La aplicación llegó tarde y mal. Hasta el punto de que en Euskadi tardó más en ponerse en marcha porque no estaba la versión en euskera. Está claro que de nuevo se antepuso las razones ideológicas a la salud.

Madrid la puso en marcha el 8 de octubre tras realizar su propia prueba. Según ellos, querían comprobar primero que iba a servir para algo. La Generalitat de Cataluña ha sido la última en activarla. Esto ha provocado que la ciudadanía haya visto con resquemor cómo se ponían en marcha. Y no muchos se han fiado de ella. Una app tan salvadora no podía también provocar una división entre autonomías.

Radar Covid, una app poco efectiva

Radar Covid, una app poco efectiva

Sin embargo, creemos que la principal razón es que es muy poca efectiva. Las personas que se habían descargado la app de Radar Covid se han convertido en la mejor publicidad, aunque en este caso para la mala publicación. En las redes sociales se podía comprobar cómo muchas personas criticaban su falta de efectividad.

Radar Covid permite, a través de tecnología bluetooth, identificar los teléfonos que han estado, durante más de 15 minutos y a menos de dos metros de distancia. Sin embargo, muchos se quejaban de que esto no era así. Pasabas por pueblos confinados por la pandemia y no te lo anunciaba. Además, si emitías un positivo, la app no te notificaba hasta unos días después. Con este virus el tiempo es oro, y se ha comprobado como no servía de nada. Así es cómo esta app se ha convertido en otro fracaso.