El Instituto Coordenadas analiza el impacto de la decisión de convocar elecciones directas en Catar

Un grupo de expertos del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha analizado y debatido sobre el alcance de la decisión del emir de Catar, Tamim bin Hamad al Thani, de que los miembros del Consejo de la Shura, la asamblea consultiva del país, sean elegidos por primera vez mediante elecciones directas en octubre del año que viene, así como las tendencias que puede marcar.

Han elaborado tres análisis sobre cómo incide la decisión en el escenario político, el económico y el diplomático. En el discurso en el que lo anuncio, el emir afirmó estar dando pasos importantes para fortalecer las tradiciones del Consejo Asesor de Catar y desarrollar el proceso legislativo a través de una participación pública más amplia de conformidad con la Constitución que fue sometida a referéndum en 2003, y fue aprobada en el año 2004. Se trata de una decisión de amplio impacto geoestratégico en la zona y que pude influir en toda la política futura en la zona del Golfo Pérsico.

Según la Constitución catarí, la asamblea debe estar formada por 45 miembros de los que dos tercios son elegidos por votación y el resto es nombrado por el emir, pero hasta ahora todos los miembros son designados, incluidas cuatro mujeres en esta legislatura. Los analistas subrayan que este es un paso muy importante en la innovación de su proceso político que ahonda en la democratización de sus instituciones principales, alargando la implicación cívica en la gestión de los asuntos del Estado. «Es por ello fundamental que la iniciativa cuente con el mayor respaldo posible, tanto interno como internacional».

Los analistas del Instituto, en el primer debate sobre los escenarios políticos en los que se enmarca esta decisión del emir de Catar, señalan que tan relevante como la democratización de la elección con la celebración de los anunciados comicios es la asunción de más prerrogativas por esta institución, algunas tan importantes como la aprobación del presupuesto estatal o el cese de ministros del Gobierno, que hasta ahora ha consultado sus políticas con el Consejo sin que este tuviera la última palabra.

Gobernado por la familia Al Thani desde mediados del siglo XIX, Catar ha experimentado en los últimos 60 años un cambio espectacular que, no obstante, prosigue su ritmo modernizador en los más variados ámbitos. «De un pobre protectorado británico conocido principalmente por la producción de perlas se transformó en un estado independiente con importantes ingresos por petróleo y gas natural», explican los analistas.

El exemir Hamad bin Khalifa Al Thani, quien asumió el poder en 1995, marcó el comienzo de amplias reformas políticas y de los medios, alentando en paralelo una inversión económica sin precedentes y un creciente papel de liderazgo regional, en parte a través de la creación de la red árabe de noticias por satélite Al-Jazeera y la mediación en algunos conflictos regionales.

ESTABILIDAD POLÍTICA Y SOCIAL

En la década de 2000, Catar resolvió sus antiguas disputas fronterizas con Bahréin y Arabia Saudita y en 2007 había alcanzado ya el ingreso per cápita más alto del mundo. Catar no experimentó disturbios domésticos o violencia como la que se pudo apreciar en otros países del Cercano Oriente y África del Norte en 2011. El análisis del Instituto Coordenadas indica que «ello fue debido en parte a su inmensa red de mecenazgo y riqueza, mostrando una envidiada estabilidad política y social».

Añade que a mediados de 2013, Hamad abdicó pacíficamente, transfiriendo el poder a su hijo, el actual emir Tamim bin Hamad, quien goza de amplia popularidad en la sociedad catarí, que le reconoce su diligencia y habilidad para sortear el embargo económico impuesto por algunos países de la región, pero también por sus esfuerzos para mejorar los sistemas de salud y educación del país, y por su expansión de la infraestructura en previsión de la celebración en Doha del Mundial de Fútbol 2022. Todo ello, señala el informe, está cambiando la faz de Catar ante sí mismo y ante el mundo.

La peculiar idiosincrasia de Catar ha sido objeto de valoraciones, en ocasiones controvertidas, respecto del buen funcionamiento de su sistema, «que ahora enfrenta un importante y novedoso reto en una región caracterizada en buena medida por la debilidad de su apego democrático. Es por ello que las reformas en curso le sitúan claramente a la vanguardia y servirán de espejo obligado a los demás países de la región», apunta el Instituto Coordenadas.

Incide en que la seguridad, la libertad económica o la calidad de vida han sido siempre activos muy valorados en Catar, confiándose en la adopción progresiva de mejoras en otros ámbitos para dar respuesta a una agenda singular en la que sobresalen asuntos como la ciudadanía o la inmigración, la situación de la mujer o el medio ambiente. «La sensibilidad oficial en torno a estos tópicos va en aumento, presagiándose novedades en el corto plazo», señala el análisis del Instituto.

Cabe señalar que la ciudadanía en Catar se hereda únicamente siendo hijo de padre catarí, y para acceder a ella los residentes tienen que acreditar un mínimo de 25 años de residencia en el país, lo que no implica que ésta se otorgue con facilidad incluso cumpliendo estos requisitos. En Catar las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y está prohibida la discriminación por género, destacan.

«Buen ejemplo de esa capacidad de superación en tantos frentes es el reto ambiental. El plan ‘Visión nacional 2030’ que el monarca Al Thani ha elaborado incluye un uso sostenible de los recursos, agua limpia, mayor reciclaje, construcciones con eficiencia energética y reducción de emisiones. Un papel importante se atribuye a las energías renovables: la eólica y, sobre todo, la solar. De ello se está hablando y actuando en serio», incide el estudio.

Los analistas del Instituto sostienen que el anuncio de elecciones libres para el próximo año refleja la firme voluntad del emir Tamim para hacer avanzar la democracia y la sociedad catarí, lo cual constituye «no solo una demostración expresa del afán de modernización y homologación con los países más avanzados del mundo, sino una garantía de propósito para abordar otros asuntos pendientes de la agenda nacional».